Muchas civilizaciones creen que la turquesa es el profiláctico de la naturaleza protegiendo a quienes la llevan. Considerando esta creencia, el brujo Setita puede crear joyas que hagan exactamente lo contrario. El hechicero toma un gran pedazo de turquesa y lo baña en un punto de su sangre durante todo un mes lunar, al finalizar este periodo, la piedra se vuelve roja como el jaspe. Luego corta la piedra en dos e incorpora cada mitad en una pieza separa de joyería, inscribiendo el nombre de un objetivo previsto en ambas piedras. Esta puede ser cualquier tipo de joyería, no sólo la que sugiere el nombre de este ritual, aunque tienden a ser los elementos más comúnmente producidos. Una de las joyas se le entrega al objetivo y la otra la conserva el hechicero.
Sistema: siempre y cuando el hechicero y el objetivo estén usando la joyería, si este consume alguna sustancia adictiva (drogas, alcohol, vitae, etc.), el Setita se dará cuenta de ello y puede elegir que una sustancia consumida por el objetivo se vuelva adictiva para el. Los efectos del ritual se desvanecen después de la primera adicción ya sea que el Setita lo active o no. Esto proporciona al hechicero Setita una inmensa cantidad de poder sobre el objetivo creándole un nuevo vicio que puede explotar.
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