Cazadores

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En el mundo de Vampiro: La Mascarada, hasta los depredadores tienen depredadores. La Estirpe se alimenta de la Grey pero, a veces, la Grey contraataca. Descubre a estos solitarios mártires, estos mortales que cazan vampiros. Sus rostros y métodos son variados, al igual que sus motivos, pero todos comparten la meta común de la destrucción de la Estirpe. Con la posible excepción del resto de su especie, los Vástagos temen al cazador mortal más que a ningún otro enemigo. De hecho, el mismo secreto de su existencia, la Mascarada, existe para protegerlos de aquellos mortales que pondrían fin a la Maldición de Caín.

El origen de la Estirpe se pierde en las nieblas de la prehistoria, excepto por algunas leyendas que aún sobreviven. Estas leyendas cuentan que los primeros enemigos de los Vástagos fueron su propia gente, siendo el intento de Caín de destruir a su propia Progenie su bautismo de fuego. Desde entonces, los vampiros han desconfiado los unos de los otros, y están ansiosos por destruir a los de su raza para aumentar sus probabilidades de supervivencia. Esto es la Jyhad, tal y como los vampiros y un puñado de cazadores peligrosamente informados la conocen. Aun así, los Vástagos continúan creando Progenie propia. Los mortales son la arcilla de su creación (mortales como los propios Vástagos fueron una vez). Los vampiros no sólo arriesgan vidas mortales sino también sus propias almas, arrastrando al ganado con ellos a su estado de Condenación, o eso es lo que muchos mortales creen. Era algo inevitable, al vivir como parásitos de la humanidad, que alguien descubriera a los Vástagos en medio de sus depredaciones. Casi siempre, la reacción es de horror. A veces, es de envidia, con un mortal suplicando por el Abrazo, buscando la manzana de oro de la inmortalidad sin comprender que está podrida. Pero también están aquéllos que reaccionan con odio y justa furia, que toman la incomprendida y terrible senda del cazador. Si su caza es un éxito o un fracaso, infructuosa o satisfactoria, es algo que sólo ellos pueden determinar.

Hay muchas clases de cazadores, tantos como motivos para cazar. Algunos buscan conocimiento, arriesgando su sangre y sus almas por ello. Otros buscan poder, tratando de usar a los Vástagos igual que éstos usan a los mortales. Pero habitualmente, es destrucción lo que buscan estos cazadores. Para algunos de ellos, los Vástagos son una blasfemia que requiere que los cazadores emprendan una guerra santa contra los vampiros. Otros simplemente hierven de odio contra la naturaleza no-muerta. Para ellos, los Vástagos son males que el mundo no necesita sufrir. Aquí encontrarás información sobre esos diversos cazadores y los motivos que los lanzan a su peligroso deber. Este espacio se aproxima a los Vástagos desde una perspectiva diferente. Da voz al punto de vista de las víctimas de los vampiros, los mortales. Pero no cualquier mortal. Trata de aquéllos que han convertido su miedo en odio y lo usan para impulsar su incansable persecución contra quienes los oprimen.

Los Vástagos son tan complejos y diversos como cualquier grupo de la sociedad mortal, pero sus cazadores no los ven así. Para ellos, el vampiro es una criatura misteriosa, poderosa, seductora y monstruosa. Un cazador trabaja con la limitada información obtenida de la experiencia real con Vástagos, empañada con los mitos y leyendas que han surgido acerca del vampiro. ¿Quién puede conocer los secretos de la hermandad de la noche sin ser introducido en ella? Demasiado a menudo, los dogmas sobre la maldad de los vampiros pueden provocar que muchos cazadores experimenten una crisis de conciencia. No todos los Vástagos son inherentemente malvados; en realidad, muchos son almas sensibles, malditas con la tragedia de un pecado bíblico. Estos Vástagos no matan a aquéllos de quienes beben, y suelen ser cuidadosos a la hora de garantizar la seguridad de estos mortales. Un cazador que mata a uno de estos Cainitas tiende a quedar destrozado por los remordimientos al descubrir que ha destruido a uno de los no-muertos cuyo crimen era luchar desesperadamente por su evanescente humanidad. Por supuesto, se incluye información para interpretar cazadores. Esto puede ser una crónica interesante y diferente para un grupo acostumbrado a contar historias de aquéllos malditos con la Sangre de Caín. ¿Les enseña su caza a odiar más a los vampiros? ¿O aprenden a sentir piedad y compasión por los caídos entre los hombres?

Tema y Atmósfera

Presentamos dos temas principales. El primero es el horror personal sobre el que se sustenta Vampiro. Esto funciona realmente bien para los cazadores a nivel muy local o inmediato, dado que es muy probable que una historia de Vampiro centrada en ellos tenga un aire íntimo y termine de forma abrupta. Los cazadores no conocen la conspiración mundial de los Condenados. Sólo saben que la extraña anciana del final de la calle ha estado haciendo algo inenarrable a los hijos de los vecinos y  que eso tiene que acabar. Un cazador puede “ganar”, pero es una victoria de una ignorancia a veces deseada. Incluso si el cazador mata al vampiro, quizás no pueda más que pensar, aunque sea en los recovecos de su mente, que tal vez ocurra lo mismo en algún otro lugar…

El segundo tema es el sacrificio, la idea de que alguien pueda marcar la diferencia, pero sólo a un gran coste. Los cazadores suelen terminar consumidos por su conocimiento de que los monstruos son reales, y ese conocimiento los aleja de aquéllos a los que aman pero que no se han visto afectados por tan terrible secreto. Como si no fuera suficiente para los vampiros ser ajenos y monstruosos; su propia existencia también aliena a quienes ven más allá de la Mascarada y los condena. La alternativa es dejar que la oscuridad caiga sobre las vidas de aquéllos a quienes los cazadores aman.

La atmósfera es una de desesperada determinación. La mayoría de los cazadores no podrían conocer la escala a la que los Vástagos infestan el mundo, pero saben que algo espantoso depreda su ciudad y que sólo ellos y su conocimiento de la terrible realidad se interponen en su camino.

Su conocimiento es la proverbial espada de doble filo: aunque saben la verdad, ésta los condena por siempre a estar en guardia contra la amenaza vampírica, la cual los separa del resto de ignorantes mortales. Pero la compasión no puede cambiar la naturaleza de un vampiro. En su corazón, el ansia de sangre es insaciable. Y la caza debe continuar.

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