Apodos: Doolittlear, Domar, Bestiae Sermo.
Quizás el vampiro tenga más en común con los animales que con los humanos. Los impulsa una peligrosa serie de instintos y les cuesta mucho controlar el impulso de atacar. Cual perro salvaje encadenado, la Bestia de un vampiro nunca será domada. Algunos Vástagos encuentran el modo de hacerse uno con sus Bestias. Quienes lo logran son los maestros de Animalismo. Algunos acompañan el uso de este poder con aullidos, gruñidos y rugidos, o se comunican con los animales en el “lenguaje” del animal, aunque se trata de un artificio y no una necesidad La Disciplina Animalismo es muy usada por los vampiros a los que les cuesta adaptarse o no quieren vivir entre los mortales.
A menudo clasificada como uno de los dones de utilidad de Caín, que permite a un vampiro medrar con sangre no refinada o ser compañero de seres no racionales, es también un arma devastadora contra los vampiros que se aferran a sus torres y contra los inquisidores que creen que sus enemigos sólo tienen dos patas. Un enjambre de ratas sedientas de sangre que invade el refugio de un Vástago en un ático, un vampiro experto en Animalismo que amedrenta a la Bestia del Sheriff en el Elíseo o un cuervo de ojos pequeños y brillantes que espía en un capítulo de la Sociedad de San Leopoldo sirven para fortalecer a los practicantes de Animalismo y debilitar a sus enemigos
Características
Por defecto, los Poderes de Animalismo que involucran animales sólo pueden usarse con vertebrados. Además, cualquier uso de la habilidad sobre herbívoros aumenta en uno la dificultad de las tiradas de Habilidad implicadas.
• Tipo: Mental.
• Amenaza para la Mascarada: Baja a media. Aunque hablar con animales puede parecer excéntrico, sólo las aplicaciones más violentas de la Disciplina provocan más que unas pocas cejas arqueadas.
• Resonancia de la sangre: Sangre animal, preferentemente salvaje.
¿Tienen los animales estados emocionales suficientemente complejos como para crear Resonancias? Aquí el Narrador puede ir en dos direcciones. Cualquiera que haya tenido una mascota, trabajado en una granja o en un rancho o pasado mucho tiempo junto a animales puede decir que sí, los animales tienen emociones o, al menos, estados de ánimo. El Narrador puede conectar las Resonancias animales a su estado de ánimo, aunque la mayoría de los animales cautivos de un zoológico serán Melancólicos o, en el mejor de los casos, Flemáticos. Sin embargo, cualquier animal amenazado (o que amenaza) con una lucha es Colérico; uno en celo será claramente Sanguíneo. Otra posibilidad, que separa la sangre de los animales más claramente de la humana, define la Resonancia de los animales según su tipo de personalidad medieval.
Los animales encarnaban diversos vicios y virtudes; así, tanto la infeliz rata como la sabia lechuza proporcionan sangre Melancólica, mientras que sangre Sanguínea circula en el interior de conejos o gatos lujuriosos. Los fieles perros son Flemáticos; los hambrientos lobos, Coléricos. En este caso, un animal siempre goza de la Resonancia efímera de su especie y naturaleza, que el Narrador puede buscar o sencillamente inventarse cuando sea necesario. Por ejemplo, Paracelso no se pronunció sobre la naturaleza de los mapaches. En cualquiera de los sistemas, cuando más intensa es la sangre de los animales es cuando matan o se aparean. Con la excepción de ciertas bestias de las que se susurra en profecías Gangrel, los animales no proporcionan Discrasias.
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