Fundación: 1312 A.D.
Los legisladores (también conocidos como enoquianos) han rechazado durante mucho tiempo la idea, sostenida por algunos Vástagos racionalistas, de que el ciclo de la Gehena es un fenómeno inevitable. Insisten en que la desobediencia de los Vástagos más jóvenes es lo que causa los baños de sangre. Si los Vástagos volviesen a los modos de la Primera Ciudad (por los cuales los de este culto se refieren a que los vampiros deberían esclavizar abiertamente a la humanidad e instituir una estricta jerarquía de edad), entonces los Ancianos tendrían piedad y traerían una era de paz incomparable cuando se levantase de nuevo. Los astutos más antiguos del culto datan del siglo XIV, pero se afirma que la transmisión de sus enseñanzas se remontan hasta la Segunda Ciudad.
La parte del credo de los Legisladores relacionada con la "esclavitud abierta de la humanidad" es, por supuesto, impracticable bajo la Mascarada de la Camarilla, así que varios de los miembros que pertenecen a esta secta deben acumular en secreto su influencia sobre los mortales... por ahora. Sin embargo, creen firmemente, que a medida que se acerca la Gehena, llegará la hora de arrojar las cadenas del silencio llegue ese momento, los del culto planean estar preparados. Algunos dedican grandes energías a infiltrarse en varios ejércitos. Otros se han retirado a los desiertos para crear limitado experimentos "cartaginenses", pequeñas ciudades amuralladas donde los mortales residentes sirven conscientemente a una raza de señores cainitas. En estos entornos controlados, esperan poder aprender los mejores métodos de gobierno y así evitar las calamidades que en el pasado dificultaron intentos similares.
Atrapados en su propio dogma, los Legisladores no pueden dar crédito a la idea de que la mera aparición de los vampiros de sangre débil pueda levantar a los Ancianos contra los Vástagos. Sin embargo, la presencia de tantos bastardos revela la anarquía y desobediencia de los sires vagabundos, y ése es el verdadero peligro. De este modo, los del culto generalmente son defensores acérrimos del azote. Cualquiera de los jóvenes vampiros que comen sueltos por ahí simplemente debería ser destruido, dicen; una vez que la pizarra esté limpia, se puede realizar un nuevo comienzo, apoyado por una firma disciplina.
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