El Sabbat

Eso es lo que le dije, "¿Te parezco una niñera?" Maldito obispo. Ya jugué a ese juego una vez, ¿recuerdas ese mocoso que encontraste la última vez que dimos una vuelta por Jersey? ¿Y dónde crees que está ahora? Muerto, por supuesto. Tres jodidos años de sangre y sudor y ¿a qué se parece el fondo del asunto? A una gran mancha de tinta roja. Somos el Sabbat, por el amor de Dios, no la Misión Baplista para Chupones Rebeldes.
-Yvonne, sacerdote de manada Lasombra.

El Sabbat afirma poseer más estudiosos nodistas incluso que la Camarilla y los clanes independientes combinados. Desde sus noches más tempranas, la secta ha hecho planes para la Gehena como momento histórico para cuya participación fue especialmente creada. Naturalmente, ha encontrado rico forraje para la teorización y el debate en las más altas generaciones. Los nodistas insisten en que los dones de los de sangre débil son demasiado portentosos como para ser ignorados; deben ser llevados al redil o asesinados.

De acuerdo con esto, muchos prisci y arzobispos han ordenado a sus subordinados preparar cebos para los recién llegados. Los de sangre débil que respondieron a la invitación, sin embargo, pueden descubrir que la vida en manada es demasiado dura para sobrevivir durante mucho tiempo. No queda sitio para el error o la debilidad como antes y a muchos vampiros normales del Sabbat les sienta mal la idea de cargarse con jóvenes ignorantes a causa alguna lectura pedante y pretenciosa de un libro mohoso. Además, ¿no se supone que los de sangre débil son la llamada del despertar de los Antediluvianos? Al Sabbat le gusta presumir de que da la bienvenida a la Gehena sin reservas, de que ningún verdadero guerrero teme la batalla. Pero, en realidad, algunos de los miembros de la secta no están completamente seguros de cuán preparados están para enfrentarse a los furiosos antiguos.

Un problema mayor es que los de sangre débil presentan sin saberlo un desafío directo a la ideología del Sabbat. Toda filosofía de la secta está construida alrededor de la idea de que los vampiros están un escalón por encima de la humanidad y que comportarse como un humano es admitir que uno es un individuo inferior. La mayoría de los del Sabbat no tienen intención de abandonar esta reconfortante ilusión cuando su hora suprema está al fin cerca y pueden muy bien ser movilizados para destruir cualquier pedazo de realidad ofensiva con la que se crucen. Eso, ciertamente, incluye a vampiros que tomen duchas extra largas y que no puedan librarse de su costumbre de comer palomitas. Tengan cuidado, futuros reclutas.