Caín viajó entonces a la tierra mítica de Nod, donde encontró finalmente un primitivo asentamiento humano llamado “Enoch” según nuestros relatos. Se hizo con el control del mismo y lo expandió hasta que fue el primer asentamiento que podría llamarse plausiblemente una ciudad. Por el camino, Abrazó a los miembros de la Segunda Generación, que eran tres, cinco o seis, según a quién preguntes.
Líneas de Sangre Ventrue
Déjame empezar dejando perfectamente claro que la historia que te voy a contar es principalmente un montón de
basura: la versión corta de una historia que es comúnmente aceptada como cierta por Vástagos de nuestro Clan y
de otros, pero de la que no hay absolutamente ninguna
evidencia. No hay registros fidedignos de la Primera o la
Segunda Ciudad, y bien pocos registros de ningún tipo en
manos de los Ventrue previos al Imperio Romano. El Libro
de Nod y otros libros similares se presentan principalmente
en forma de textos latinos del siglo iv que eran traducciones de pergaminos griegos, que eran a su vez traducciones
de jeroglíficos egipcios, etc., etc., hasta que llegas a lenguas
muertas traducidas de otras lenguas muertas.
Tras estas advertencias, lo que se acepta de nuestro origen
es lo que sigue: al principio estaba Caín, el muchacho de la
Biblia que mató a su hermano y luego fue “castigado” por
un Dios caprichoso con inmortalidad, indestructibilidad y
una serie de poderes sobrenaturales.
Caín viajó entonces a la tierra mítica de Nod, donde encontró finalmente un primitivo asentamiento humano llamado “Enoch” según nuestros relatos. Se hizo con el control del mismo y lo expandió hasta que fue el primer asentamiento que podría llamarse plausiblemente una ciudad. Por el camino, Abrazó a los miembros de la Segunda Generación, que eran tres, cinco o seis, según a quién preguntes.
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Caín viajó entonces a la tierra mítica de Nod, donde encontró finalmente un primitivo asentamiento humano llamado “Enoch” según nuestros relatos. Se hizo con el control del mismo y lo expandió hasta que fue el primer asentamiento que podría llamarse plausiblemente una ciudad. Por el camino, Abrazó a los miembros de la Segunda Generación, que eran tres, cinco o seis, según a quién preguntes.
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