Kishar, la Faz de la Tierra

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A primera vista, los Ángeles de la Tierra pueden parecer simplistas y brutales. Sin embargo, cuando se considera la gran responsabilidad que tenían estos ángeles, su verdadera complejidad se hace evidente. Los Kishar fueron responsables de la topografía natural del mundo, incluidas montañas, fiordos, volcanes, fondos marinos, glaciares y cualquier otro fenómeno terrestre o rocoso. En el proceso, fueron pioneros en conceptos tales como paciencia, diligencia y tenacidad. Se les confió más poder que cualquier otro ángel "basado en la tierra", excepto quizás por los Aruru. Entendieron que la tierra cambió lentamente, pero al cambiar cambió toda la vida en la Creación. Si bien, los humildes Kishar nunca pensaron en sí mismo como que tenían el trabajo más importante, admitieron que solo ellos tenían la paciencia y la habilidad para trabajar la arcilla literal del mundo. Cuando llegó la rebelión, pocos Kishar se unieron a Lucifer, pero los que sí, se transformaron en los monstruos de sus legiones.

Junto con sus hermanos, los Antu, los Kishar conocían el Fundamento mejor que cualquier otro ángel. Con sus habilidades para remodelar la roca y la tierra, podrían crear túneles y caminos para las legiones, así como causar tremendos terremotos y otros desastres naturales. Cada una de las fortalezas del Ejercito tenía a mano un Ángel de la Tierra, simplemente para evitar que un rebelde Kishar nivelara el lugar con un movimiento de cabeza. Las batallas entre estos titanes literalmente sacudieron la tierra, como pueden atestiguar las fallas modernas y las cadenas montañosas.

Los Ángeles de la Tierra se parecen a los golems, seres enormes formados por rocas. El temperamento y la función de un Kishar es obvio al observar los minerales que componen su forma apocalíptica. Un ángel responsable de crear montañas podría estar formado de piedra gris, mientras que un ángel que hizo la mayor parte de su trabajo debajo de la tierra podría estar hecho de carbón o incluso de un metal precioso. Las capacidades de los Kishar se inclinan abrumadoramente hacia mejoras físicas, incluso cuando aumenta el Tormento del demonio. Mientras que un Kishar de bajo Tormento tiende a empoderarse, sin embargo, un monstruoso Ángel de la Tierra desarrolla picos y otras armas naturales, lo mejor para desgarrar y destruir los objetivos de su malicia.

Estos ángeles se manifiestan como figuras imponentes de piel oscura, desde un marrón cremoso al negro absoluto, y sus cuerpos parecen esculpidos en piedra, con los músculos y los huesos nítidamente perfilados en un marco desprovisto de grasa o flaccidez. Los Kishar no tienen pelo, y sus irises poseen la claridad y el color de las piedras preciosas: rubí, zafiro, esmeralda, granate, topacio y diamante. El aire que los rodea huele a tierra recién removida, preñada con la promesa de la vida.

La Faz de la Tierra confiere las siguientes habilidades especiales:

• Aumento de tamaño: El cuerpo del personaje crece un tercio de su altura normal, sumando los siguientes Rasgos de bonificación: +1 Fuerza, +2 Destreza, +1 Resistencia.

• Inmunidad al daño contundente: El personaje es inmune a cualquier ataque que únicamente inflija daño contundente.

• Fuerza irresistible: La dificultad de cualquier Proeza de Fuerza que acometa el personaje se reduce en dos.

• Visión nocturna: El personaje puede ver en la oscuridad absoluta como si fuera de día.

Tormento: Los Kishar monstruosos son enormes y deformes; su piel pétrea está cubierta dé aristas y bordes afilados, resquebrajada, y de sus grietas rezuma un icor negro y aceitoso.

La Faz de la Tierra confiere las siguientes habilidades Atormentadas especiales:

• Extremidades adicionales: El demonio desarrolla un segundo par de brazos. Los brazos adicionales le permitirán desviar o parar asaltos cuerpo a cuerpo o sin armas sin necesidad de renunciar a su acción declarada ese turno, o ejecutar dos ataques extras por turno (con su reserva de dados completa).

• Fauces desencajadas: El metabolismo del demonio es como el de un horno, capaz de consumir virtualmente cualquier material sin sufrir daño. El metal, la piedra o la carne pueden ser engullidas y digeridas con facilidad. La dificultad de los ataques de mordisco se reduce en dos, y el mordisco inflige Fuerza +4 de daño agravado.

• Clavos: El cuerpo del demonio se cubre de afilados clavos rocosos que suman dos dados de daño agravado a los ataques sin armas del Kishar.

• Icor: Un repulsivo icor negro recubre el cuerpo del demonio, volviéndolo difícil de aprehender o sujetar. La dificultad de cualquier tirada de presa dirigida contra el demonio aumenta en dos.
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