«La verdad es que los mortales no quieren la libertad.»
¿Por qué existimos? Más allá de la simple supervivencia
y la protección mutua, ¿qué justifica nuestra inverosímil y egoístamente prolongada no-vida? La respuesta
es algo mayor que nosotros: la Camarilla.
Algunos ven nuestra Secta simplemente como el sistema que nos protege de convertirnos en fuego y cenizas
en las calles, pero la verdad es que todo lo que vive (o
hace una imitación decente de ello) necesita soñar. Todo
lo que piensa necesita un propósito. ¿No son los Vástagos
la mejor prueba de esto? Cuando criaturas que apenas
sobreviven por inercia se encuentran que aquéllos de nosotros que portamos en las venas los sueños de nuestros
ancestros, ¿quién gana? Nosotros. Nos dirigen el sueño y
el propósito, o deberían. Sin ellos, bien podemos abrazar
a la Bestia y dejar de fingir que tenemos el control.
Y ésa, en pocas palabras, es la misión de la Camarilla:
el control. Al dirigir a los Vástagos más poderosos y efectivos con una única voluntad (la del Círculo Interior),
amplificamos su poder y efecto.
Al extender nuestro alcance a gobiernos mortales, corporaciones, sindicatos del
crimen, iglesias y cualquier cosa que fútilmente trate de
acorralar a la humanidad, extendemos nuestro control
sobre los cuatro extremos de la Tierra. Desde áticos a
refugios nucleares excavados bajo montañas, influimos y
guiamos a la humanidad usando nuestro extraordinario
talento para mejorar nuestro mundo común.
Durante siglos, la humanidad ha trabajado diligentemente en moldear una identidad individualista para
sí, lo que hace que los mortales crean que tienen la capacidad de entender la verdad, todo mientras nosotros
podemos manipular lo que piensan mediante el control de los medios y sus pasiones. Incluso sin nuestra
influencia, viven sus vidas en una prisión mental hecha
por ellos mismos, alterando documentos históricos
para alimentar su obsesión por el entretenimiento
hasta que no pueden distinguir hechos de ficción. Han
escogido ver la realidad a través del prisma de la narración. Todo lo que necesitamos hacer para liderarlos es
contar las historias correctas.
Discurso de sir Everard Keightley en
una reunión en Westhampton (Long
Island) de los Hijos de Magog, influyente Ventrue que escapó de Londres
a tiempo, y sus honorables invitados
estadounidenses:
He oído muchos comentarios sin
fundamento sobre el regreso a una
“Nueva Edad Oscura”. Los inquisidores nos queman en nuestros
hogares, nuestros Antiguos se
marchan a misteriosas cruzadas,
cada regnum se repliega, costumbres medievales como las
Bodas de Sangre y los Trabajos
de Coterie han regresado a los
salones de los Elíseos. Incluso algunos de los Magistri más astutos
parecen interesados en revivir la
vieja relación entre la mitra y el
cetro en estas noches.
Yo digo que, si se aproxima una
nueva Edad Oscura, la abracemos. En
la Edad Oscura, manteníamos vivos
el arte y la cultura. Nuestros escribas
traducían textos antiguos y copiaban
los que no podían entender aún.
Nuestros poetas inspiraron la tradición del amor cortés y los relatos
del Grial. Y nosotros mismos, asumo
que puedo hablar libremente en esta
augusta compañía, gobernábamos
toda la cristiandad como reyes.
No finjo ninguna gran edad
o distinción, aunque mi Sangre
fluye tan regiamente azul como en
cualquiera de vuestras venas. Vi el
mismo sol que pintaron Reynolds
y Gainsborough, y algunos podéis
recordar ver el Poussin que compré
justo después por una canción. Os
alegrará saber que estaba en Amberes siendo restaurado durante las
redadas y ahora lo tengo a buen recaudo.
¿Cuántos hemos pagado por
mantener vivos artistas mortales o
incluso directamente les hemos dado
una gota o dos? Nuestros amigos
Sensibles aman la belleza o, al menos, aman hablar de ella, pero aman
más lo nuevo, lo que está de moda.
Nosotros amamos el poder porque
conocemos el poder, y la tradición
del poder de la permanencia del arte,
de su grandeza, es incluso tan importante como nuestras Tradiciones.
Cuando era un muchacho, me
enseñaron que los monasterios mantuvieron vivo todo el arte y el conocimiento de Roma conforme los ríos
se helaban y los bárbaros quemaban las ciudades. Por supuesto,
eso era una tremenda simplificación, pero ¡qué sueño!, una vez
más mantener vivo, intacto y brillante lo que es verdaderamente
digno, conmovedor e importante,
ya esté hecho con nuestras manos o
con manos de los vivos. Puede que la
Edad Oscura venga a por nosotros,
pero la sociedad mortal lleva siendo
bárbara en todas las acepciones de
la palabra desde hace una generación.
Ahora, para su acto de vandalismo definitivo, se preparan para
que hiervan los cielos en vez de que
se congelen los ríos. O puede que se
las arreglen para freírse unos a otros
con bombas atómicas o que desaten
plagas por accidente.
Un pastor sabio tiene una cueva
en la que cobijar a su rebaño cuando
llega la tormenta. Un reino inteligente construye un refugio donde
almacenar sus tesoros y provisiones.
Hasta los gobiernos humanos excavan
montañas frente a los desastres que
no pueden evitar pero ante los que sí
pueden prepararse. ¿Podemos hacer
menos nosotros? ¿Acaso no nos debemos a nosotros mismos y a la civilización y, sí, incluso al ganado fortificar
nuestros muros contra el cambio y los
enemigos de fuera y construir sobre
ellos gruesos techos acorazados contra
las tormentas y el sol abrasador?
Ah, veo que ha llegado el refrigerio, un signo claro de que he hablado
demasiado. Disculpad mi entusiasmo, amigos míos. Como he dicho,
aún soy joven.
«Cuando sientes la sangre
abandonando su cuerpo, una
última bocanada de aire y que
te miran a los ojos…, en ese
momento eres Dios.»
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Alguien me puede mandar un vampiro ma que me convierta en vampira porfa porfa en Buritica
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