El Sabbat

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Como habrás deducido de mis textos, atesoro sensaciones y sentimientos por encima de todo. Nuevas emociones y experiencias frescas me han llenado con un deseo de conocer la próxima noche y la siguiente a ésa, ardiendo a través de más siglos de los que estoy dispuesta a admitir en una ráfaga de romances y rencillas. Estoy hecha de celos, lujuria, avaricia y odio. Existo en un estado de deseo constante. Incluso una perversa clase de amor ha contribuido a que este corazón muerto lata durante siglos. Sentimientos predecibles en una Rosa, ¿verdad? ¿Qué hay del miedo, el terror o la repugnancia? Durante la mayor parte de mi no-vida la Camarilla no ha albergado tales cosas para mí. Hasta los fríos Antiguos, con sus estratagemas de pesadilla, juegan a un juego que me es familiar. Mantienen fachadas humanas, aunque anticuadas, mientras llevan a cabo sus terribles planes. Puedo lidiar con la monstruosidad si es educada. Pero hay cosas muertas que me aterrorizan. 

Cosas que me han dejado cicatrices. Cosas en las que no quiero volver a pensar. Aunque este compendio concierne a nuestra orden de la alcoba, debo incluir un aviso. Puede que busques el filo de la navaja para sentirte vivo, puedo entenderlo. Pero nunca, jamás, trates con la Mano. Cuando el Sabbat viene a por ti, luchas o huyes. No cometas el error de tratar de humanizarlos o entenderlos. No hay nada aguardándote salvo un vano vacío si lo intentas. ¿Has conocido alguna vez a alguien a punto de ser devorado por la Bestia? ¿Has mirado en los ojos muertos de una criatura en ciernes? Si lo has hecho, sin duda lo habrás sentido. La repugnancia que surge de percatarte de que esa cosa inhumana podrías ser tú si hubieras cedido a tu Ansia. Retrocedemos desde el borde, aferrándonos a los recuerdos de la calidez de la vida para mantenerla a raya. El Sabbat es aterrador porque nos mira con esos mismos ojos inhumanos, pero lo hace con total conocimiento. Pese a ser esclavos muertos de la Bestia, están dotados con una inteligencia colectiva disfrazada de fe y propósito. 

Algunos creen el Sabbat es más débil o menos peligroso ahora que, aparentemente, ha cedido el control de las ciudades de América y se ha congregado en las zonas bélicas del mundo, supuestamente para regocijarse en su naturaleza vampírica bajo la cobertura de los bombardeos y atrocidades sistemáticos y el caos de la guerra humana. Estoy segura de que lo hacen, pero no es su propósito. Estos espectros, difícilmente Vástagos siquiera, buscan trascender lo que significa ser humano. Quieren consumir a los más Antiguos y sabios de nosotros e infectar a toda nuestra especie con su pérdida de identidad. Esta Guerra de la Gehenna no es su meta, es un estadio más. Es una crisálida. La guerra está cambiando al Sabbat desde dentro y temo en lo que se convertirán, retorcidos y llenos de cicatrices por los fuegos de su victoria. Odio tener que ponerme seria, pero deberías saber que, digan lo que digan los informes oficiales sobre la Guerra de la Gehenna, no la estamos ganado. Siento un picor en los ojos. 

Aún permanece una mancha oscura con la forma de una serpiente devorando su propia cola, apenas visible, allí donde mi amante Sabbat me tocó. Ya había tomado una decisión; ese roce fue el último. Si alguna vez otro esclavo de sangre sin alma de la Mano Negra me toca de nuevo, preferiría poner fin a esta eternidad que permitírselo. Te sugiero que adoptes mi mismo planteamiento y te prepares para lo que volverá arrastrándose desde Jerusalén hasta nuestras noches en unos pocos años. En la mayoría de los casos, creo que el saber es poder. En el caso del Sabbat, creo que cuanto menos sepas sobre los nihilistas Magistri y los Demonios derritecarne de los Lasombra y los Tzimisce, mejor. Dejaré apenas unos fragmentos aquí. Úsalos para evitar a los Clanes corruptos. 

 Nunca pienses que puedes aliarte, razonar o siquiera parlamentar con el Sabbat. Quizás creas que me estoy dejando llevar por las emociones; algunos de ellos parecen bastante razonables al principio, pero no son sólo otra Secta o conjunto de Clanes. Están infectados por un virus, una enfermedad, un mal consciente. No encontrarás un ensayo sobre los Clanes del Sabbat a continuación, y ahora sabes por qué. La comprensión implica peligro. No te amo, pero no quiero que sientas jamás el terror que yo sentí durante aquellas interminables y sofocantes noches en una estación ferroviaria de Atlanta, reducida a un despojo de carne que gritaba en las garras de la Mano Negra. 

Defendido por Kalinda, Visir Assamita y Primogénita de Milán: 

El Movimiento Anarquista es problemático, pero tiempo atrás estuvo de acuerdo con la Camarilla en que existía una amenaza mayor. Esa amenaza se llama a sí misma Sabbat. Los orígenes y motivos del Sabbat se han perdido en la historia y no hablamos mucho de sus prácticas en los dominios de la Camarilla. A veces es mejor no saber, ya que al saber se cede a la Bestia. Los relatos hablan de un culto medieval a la muerte que atraía a vampiros homicidas y sádicos como moscas a un cadáver abotargado. Una Secta que quería dominar a la humanidad, como los emperadores vampíricos de antaño. Pero esto no ha sucedido y, por aterradoras que puedan ser estas historias, creo que es seguro decir que el Sabbat ha fracasado. O, al menos, que no entendemos sus metas, salvo que siempre están hambrientos. La paz que han dejado tras de sí es inquietante al mismo tiempo que un alivio. 

Primero, ella cree que estamos ganando la Guerra de la Gehenna. Eso es mentira. Sí, es la política de la Secta, pero sigue siendo mentira. He sobrevivido a guerras nocturnas de una semana en Donetsk, Alepo y Ramala (dos veces en el último caso) y nunca he visto a nuestro bando salir vencedor. En Ucrania luché junto a una milicia formada por programadores informáticos, profesores y un puñado de “nacionalistas” muy sospechosos que usaban teléfonos con Google Maps y Facebook Messenger para coordinar ataques de artillería contra las fuerzas del RPD prorruso. Éramos tres de los nuestros. Aparte de mí, había un Haqimita armenio llamado Narek y nuestra Antigua, una fuerza de la naturaleza griega que se lanzaba a la batalla con un traje ejecutivo gris, armada con nada salvo su impresionante control de la repugnante lengua rusa. 

 Sus enemigos se convertían en sus armas conforme hablaba. Se mire como se mire, deberíamos haber sido imparables. Duramos menos de una hora cuando encontramos a la primera manada. Desearía poder decirte cómo lucharon, pero no puedo. La noche pasó de ser traslúcida a negra como la pez. Todo eran gritos y la voz de la Antigua diciendo en griego antiguo: «Ya veo. Eso lo cambia todo». Su imponente voz cortaba a través de los bombardeos y los gritos. Luego se quedó en silencio. Se había acabado. Así que la próxima vez que alguien te diga que estamos ganando, piénsalo de nuevo.

La mayoría de dominios del Sabbat aún están fuera de los límites de la Camarilla, a menos que seas Fiorenza Savona del Clan Ventrue, que rápidamente puso Ciudad de México en vereda. Pero la mayoría están vacíos o se están vaciando conforme las manadas Sabbat se reúnen, acosadas por una locura de sangre, en la mayor fuente de Vitae del mundo: Oriente Próximo. Mi hogar, donde los Matusalenes se alzan y destruyen a los estúpidos Sabbat que corren hasta allí para hincarles el diente. ¿Estoy subestimando sus acciones? Es posible. La Secta resulta aterradora cuando uno se la encuentra, pero prefiero una legión de soldados armados, entrenados y leales por encima de una voraz horda de babuinos Sabbat cualquier noche. Ellos aterrorizan, masacran y atraen a la Inquisición allá donde pisan, pero nosotros nos mantenemos con la cabeza bien alta. Dejemos que el Sabbat se consuma a sí mismo en una orgía de violencia. Hemos pagado por asientos de primera. 

Los tubos fluorescentes alineados en el techo del corredor parpadearon para encenderse cuando Big D pulsó el interruptor. —Veamos, este lugar no está tan mal. Podemos organizar nuestra rave aquí sin problema. —Echó un vistazo a uno de los pabellones acordonados—. Tienen incluso camillas y lo que parece equipo médico guardado. ¿Crees que pensaban volver algún día? Ark sacudió la cabeza, escuchando sólo a medias. La idea de organizar una fiesta en un hospital abandonado era bastante predecible, pero no podía negar el atractivo estético del lugar. Aunque algo no olía bien. Era comprensible que D, al ser de Sangre tan Débil, no se percatase de ello, pero él era más viejo y tenía ciertos dones para esta clase de cosas. Allí había habido Vitae y muerte, y no hacía mucho. —¡Eh, Ark! ¡Mira! Algunos de los pabellones de aquí abajo no tienen cadenas. 

Quizás podamos… —La voz de la joven se cortó cuando retrocedió de la puerta que estaba abriendo—. ¿Qué cojones…? No había terminado la frase cuando algo que no eran del todo brazos, piernas y dedos la empujó por las puertas batientes y desapareció igual de rápido mientras ella se revolvía. Ark no perdió el tiempo, sino que saltó hacia atrás tan rápido como pudo en dirección a la escalera. Una mano con largas garras lo detuvo agarrándolo por el hombro y mostrando algo de hueso a través de la piel. —¿Vas a alguna parte, pequeño Anarquista? Ven, ven. Si vas a entrar donde no debes, al menos deberías quedarte a cenar. Nunca se volvió a ver a Ark y Big D. Al menos no como la gente los recordaba.
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