Los Toreador en la
sociedad vampírica
Los Toreador son predominantemente miembros de
la Camarilla y le dirán con orgullo a cualquier Vástago
que pregunte que son los responsables de su formación. De acuerdo con los estudiosos Arikelitas, fue
Rafael de Corazón, miembro de su Clan, quien sugirió
el nombre de la Secta, las Tradiciones y la jerarquía de
cada dominio. La Secta sirve al Clan, ya que le permite
mezclarse con la humanidad y depredarla sin la vulgaridad de tener que mostrarse como un monstruo. Para
la mayoría de Toreador, los Anarquistas son cretinos
groseros con prioridades erradas, y los vampiros de
cualquier otro grupo son lo que pasa cuando llevas el
exceso demasiado lejos.
Los Toreador ocupan un lugar importante en los
dominios, su dedo en el pulso mortal les permite mantener el Elíseo actualizado y poner al día a otros Vástagos
al respecto de costumbres y cambios socioculturales.
Como portavoces de los Vástagos, suelen ser convocados para dar voz a las proclamaciones de la Camarilla y
transmitir noticias legítimas y destructivos rumores por
toda la ciudad.
Algunos convierten sus mensajes en arte,
expresando el relato de la caída
de un Príncipe mediante arte con
plantillas en un callejón fuera del
Elíseo, ridiculizando a un Neonato
que ha roto las Tradiciones con
una canción soez o celebrando una
victoria de la Camarilla con una
obra paródica. Normalmente, los
mortales no se percatan del verdadero significado de este arte.
La reciente y extendida
accesibilidad al arte a través de
los medios y de entradas baratas
a museos permite al Clan relacionarse finalmente con vampiros de
otros linajes y ganado de orígenes
más pobres. Históricamente, los
Toreador siempre permanecieron
apartados de quienes percibían
como menos “cultos”.
Aunque a los Antiguos del
Clan les molesta mezclarse con
chusma, los Neonatos y Ancillae
abrazan este período en el que sus
obras están disponibles para todos.
Los Toreador en la sociedad mortal
Pecados de los
Toreador
Krystyna Kowalski a un invitado
mientras toma un bloody mary en el
Opera Club:
He hablado con muchos Vástagos
de tu edad y puedo decirte que
nuestros métodos de alimentación no han cambiado mucho en
el último milenio. Las Divas aún
disfrutamos de la excitación del
amor y la pasión de la lujuria. Esas
emociones se abren paso por nuestras hastiadas fachadas, haciendo
de la alimentación una experiencia
estimulante. Activamos nuestro
encanto, seducimos al recipiente y
tomamos su sangre al tiempo que
lo tomamos a él de otras formas.
No, no hemos desarrollado un
deseo genuino por el sexo en sí.
Creo que es algo que siempre nos
eludirá conforme envejezcamos,
ésa es nuestra maldición. Pero
la combinación de alimentarnos
mientras besamos, de beber mientras follamos, de atiborrarnos de
sangre mientras experimentamos
lo más cerca que podemos llegar al
orgasmo es intensa.
No entiendo
por qué otros Clanes se oponen a
tales prácticas.
Por supuesto, están quienes
creen que alimentarse follando es
vulgar, la clase de Sensibles que
prefieren un único recipiente y trabajan en él durante años, bebiendo
exclusivamente un trago cada
semana o así mientras el resto del
tiempo lo admiran como su musa.
Esas relaciones nunca acaban bien.
Ellos creen que es amor, pero es
sólo obsesión. Al final, a esa musa
se le acaba lo que sea que atrajo
al bebedor por primera vez. El
Sensible pasa página y el mortal
termina como una cáscara vacía.
Algunos incluso se suicidan sin su
mecenas Diva.
Pecado
Hollé la noche,
una reluciente rata.
Me acicalé y lloriqueé
y me corté y lloré,
la más espléndida rata.
Vacié los bolsillos de un hombre de
su talento,
su empatía,
su confianza,
su sangre.
Mi rostro se volvió hacia mí
desde el escaparate de una tienda.
Estaba cubierto de
gloria,
amor,
lealtad,
líquidos.
Una húmeda,
una hermosísima rata.
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