El ritual y la ceremonia son dos elementos claves de la existencia Kuei-jin. Los vampiros comprenden que sus poderes y magias, como todo lo demás en el universo, surgen de la relación entre las energías del Yin y el Yang que mueven toda la creación. Cada aspecto de la habilidad sobrenatural de los Kuei-jin procede de la gracia del Dragón de Ébano y de la Reina Escarlata.
Para que un vampiro pueda acceder a sus Disciplinas debe realizar meticulosos rituales, transmitidos a lo largo de los milenios, que aplaquen a los espíritus regentes. Estas ceremonias se llaman Reciprocidades y no se producen solo entre los Kuei-jin y los espíritus. Es posible establecerlas entre dos o más vampiros como un juramento de lealtad, como el sello definitivo de un trato o en cualquier otra situación de mutuo intercambio. La sociedad Kuei-jin es extremadamente compleja y formal, con todo tipo de saludos, ejercicios y detalles correctos que permiten mantener el Camino de la Propiedad. Para los Kuei-jin no hay atajos ni respuestas fáciles; todo tiene un propósito y una serie establecida de pasos. Obrar de modo contrario ofende no solo al Gran Ciclo y a las fuerzas celestiales, sino también al objeto, persona o ceremonia misma. Este comportamiento rebaja el valor de las cosas y les roba su plenitud. Ignorar la Propiedad afecta al Gran Ciclo y aleja al Kuei-jin aún más de su objetivo Dhármico.
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