Hace cientos, miles de años, esta ecuación sería más o menos cierta, pero la época moderna ha transformado y debilitado este poder. Hoy en día los Kuei-jin del Reino Medio se han fragmentado en una amalgama de Cortes y wu enfrentados. Este conflicto no ha hecho más que redoblar el esfuerzo de los Catayanos chinos por aumentar su control y expulsar a los entrometidos extranjeros, una misión tan ardua y complicada como estéril.
Las Cinco Augustas Cortes del Quincunx
Las leyendas recuerdan las hazañas de los Cinco Emperadores, un quinteto de inmortales que tomaron sobre sus hombros la responsabilidad de organizar las primeras generaciones de Catayanos bajo sus respectivos estandartes. Las cinco primeras "familias" que se reunieron evolucionaron hasta convertirse en las cinco Cortes originales de la sociedad Kuei-jin: la Corte de la Tortuga Negra en el norte, la Corte del Tigre Blanco en el oeste, la Corte del Dragón Celeste en el este, la Corte del Fénix Escarlata en el sur y la Corte del Emperador Amarillo en las regiones centrales del país.
Cada una de estas Cortes se comprometió a realizar tareas y misiones específicas para el futuro de los Kuei-jin y del Reino Medio. Mantener la integridad de las sagradas Líneas de Dragón, suplicar la bondadosa gracia de las Cortes Espirituales y encontrar un camino de retorno a la unidad con el Gran Ciclo del Ser constituyeron las actividades originales de estas Cortes. Al principio, esta distribución floreció: las Cinco Augustas Cortes construyeron un sistema social, político y económico sólido que se hacía extensible a todos los Catayanos. Sin embargo, con el paso del tiempo las Cortes se atrofiaron, preocupándose más por aumentar su poder temporal que por cumplir con sus obligaciones. Aumentaron las guerras sangrientas contra otros shen; las poblaciones mortales sufrieron bajo el yugo de los cultos de sangre inspirados por los Kuei-jin; conflictos mutuamente destructivos enfrentaron a unas Cortes contra otras por la posición, los recursos y el acceso a las Líneas de Dragón. La estructura de las Cinco Augustas Cortes se desintegró: cada Corte eligió perseguir sus propios objetivos, liberándose de las restricciones impuestas por la anterior distribución.
Algunos wu de la Tortuga Negra, libres de los grilletes de la estructura de las Cortes se unieron a una banda de tribus norteñas llamada los Mongoles Azules y viajaron hacia el sur entre las fuerzas de Genghis Khan. Cuando el Gran Khan se abrió paso como una guadaña entre el trigo por el norte de China, estos wu aumentaron la percepción de la fuerza y la imbatibilidad que tenían de su ejército los nativos chinos, que no veían el poder del Khan sino como algo sobrenatural. Los Catayanos se hicieron (a través de la adulación) con algunos puestos de influencia del nuevo imperio mongol, lo que inició uno de los periodos de insurrección más drásticos de China. Además de imponer unos modelos de gobierno y de sociedad totalmente nuevos, los líderes mongoles recibieron en audiencia mercaderes extranjeros, comerciantes y, sin saberlo, a unos Kin-jin.
La presencia de estos shen extranjeros en China sembró inquietud entre algunos de los ancianos que seguían conectados a lo que quedaba de la Corte del Emperador Amarillo. Después de enviar invitaciones a todos los demás ancestros del país, los Kuei-jin del Emperador Amarillo propusieron reformar y reconstruir la estructura de las Cinco Cortes originales, viendo que una organización nueva y unida era la única manera de protegerse contra los sinsabores que sin duda produciría la presencia de gweilo sobrenaturales.
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