Las cosas simples, que generalmente uno considera garantizadas en el mundo mortal, proporcionan complicaciones fatales en los Mil Infiernos.
Un Kuei-jin descuidado o imprudente se arriesga, a cometer un error unas horas después de su llegada, sólo por rehusar a darse cuenta de que, una vez uno traspasa a dicho plano, las viejas reglas de la existencia no se aplican necesariamente.





















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