Elegir a la Víctima

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Las Tradiciones impiden a un vampiro de la Camarilla que Abrace a todo el que le apetezca, pero eso aún deja pendiente la pregunta de cómo un vampiro respetuoso de la ley puede ejercer su influencia sobre las instituciones mortales que le interesan. La mejor solución a esta duda es mediante la creación juiciosa y adecuada de ghouls. La costumbre, la presión de sus semejantes y el mandato ocasional del príncipe impiden a los vampiros de la Camarilla crear demasiados ghouls (al fin y al cabo, tampoco hay tantos mortales valiosos), con lo que cada elección debe ser acertada. La competencia por los mejores humanos se ha vuelto tan encarnizada en algunos lugares que se han impuesto “límites de capturas”.

Hay tres factores que determinan el potencial de un humano para convertirse en ghoul: puesto, talento y disponibilidad.

El primero se refiere a lo que hace exactamente el mortal. ¿Es un juez que puede desestimar casos que pudieran desenmascarar las artimañas vampíricas? ¿Qué tal un deportista de éxito que, gracias a las ventajas que le da la vitae, puede mejorar los resultados deportivos y económicos de su equipo (amén de los de todos aquellos pertenecientes a empresas relacionadas con el equipo)? Quizá se pueda convencer a un periodista sensacionalista, tras un sorbo de vitae, de que desentierre los secretos de otros. Y así va la cosa, con los mortales en puestos más altos atrayendo más atenciones vampíricas. A menudo, un mortal especialmente importante se deja de lado por un acuerdo entre varios vampiros que competían previamente por su fidelidad, al pensar todos que es preferible que nadie le controle a que le maneje un rival. No todos los ghouls son elegidos para una relación a largo plazo. Hay muchas oportunidades en las que un mortal concreto es útil ahora, pero no lo será dentro de seis meses (por ejemplo, un boxeador perdedor en el que ha apostado fuertemente un vampiro). Dichos mortales son convertidos en ghouls para ser desechados a continuación; su puesto sólo interesa durante un breve y brillante momento.

El segundo criterio es el talento. Los Toreador y Ventrue (y en un nivel totalmente diferente, los Nosferatu) son viejos maestros en descubrir el potencial en un mortal que todavía no se ha hecho un nombre, y en recoger esa flor para ellos mismos. También hay ciertas habilidades (contabilidad, informática y las complejidades del derecho moderno, por mencionar tres de ellas) que muchos Vástagos encuentran fuera de su alcance, y como tal buscan a seres humanos con el juego de habilidades que necesitan para ocuparse de esos asuntos. A menudo se deja que estos ghouls sigan con sus vidas normales, más o menos, y sólo son convocados por sus maestros cuando surge la necesidad o para refrescar el vínculo de sangre. Después de todo, tiene sentido hacerlo de esa manera; ¿por qué pagar la manutención completa de un ghoul cuando puede estar a tu disposición 24 horas al día, 7 días por semana manteniéndose a sí mismo? Dicho esto, hay-un buen número de Vástagos que no quieren que su personal se aleje demasiado de ellos. Los Ventrue, por ejemplo, prefieren tener atados con una correa corta a los ghouls con acceso a información financiera vital. Tales ghouls “desaparecen” del mundo mortal (a menudo con la ayuda capaz de otros ghouls, que ya han llevado a cabo este tipo de desapariciones antes) y se sumergen en el mundo de la Camarilla.

El tercer criterio, y el menos cuantificable, para que un vampiro de la Camarilla convierta en ghoul a alguien es sencillamente la oportunidad. Un Toreador que ve a una mortal demasiado bella como para dejarla pasar puede convertirla en ghoul en vez de Abrazarla; un Nosferatu puede convertir en ghoul por piedad a un vagabundo enfermo terminal y generar una deuda de gratitud. Tales ghouls rara vez se quedan demasiado tiempo con sus creadores, ya que los vampiros suelen cansarse rápidamente de sus creaciones improvisadas. Incluso los supuestamente civilizados vampiros de la Camarilla no sienten escrúpulos a la hora de destruir a sus ghouls si estos no les sirven satisfactoriamente, se vuelven volubles, tratan de escapar de su servidumbre o están de mala leche.

Unos pocos ghouls son creados como una especie de periodo de prueba, para ver si son dignos del Abrazo. La mayoría de los ghouls piensan que ese es su caso, que van a ser los próximos en ascender a la inmortalidad. El porcentaje real de ghouls que asciende a la posición de Vástago es ínfimo, pero la Camarilla da esperanzas a sus sirvientes. Les mantiene a raya de manera mucho más eficaz.

Demasiados Ghouls

Aunque las restricciones para crear ghouls no son tan estrictas para los vampiros de la Camarilla como las limitaciones para realizar Abrazos, los Vástagos deben emplear el sentido común. El mantenimiento de un ghoul cuesta sangre. ¿El mantenimiento de muchos ghouls cuesta? mucha sangre. Un vampiro que entrega mucha sangre a sus ghouls necesita alimentarse lo suficiente para compensar las donaciones voluntarias. Las comidas adicionales generan cadáveres adicionales, y más posibilidades de romper la Mascarada, etc..., con lo que la mayoría de los Vástagos prefiere mantener a unos pocos ghouls de confianza. Es más fácil, más seguro y menos agotador. Además, cuanto más amplia sea la red de ghouls de un Vástago, más recelos despierta en sus semejantes. Un vampiro con demasiados ojos en la calle y demasiadas manos para ejecutar sus órdenes es un peligro para los demás de su especie, simple y llanamente. Como consecuencia de ello, hay frecuentes “podas” entre los criados de los Vástagos ambiciosos.

Ghouls de Conveniencia

A veces los mortales reciben la sangre sólo porque es engorroso que fuera de cualquier otra manera. El propietario y el portero del club favorito de un Vástago, por ejemplo, sin objetivos principales para este tipo de cosas. El vampiro acude cinco noches por semana, y tiene que pasar por la farsa de pretender ser mortal todas las noches. Antes o después, se vuelve aburrido y cansado, y siempre existe la posibilidad de un descuido. Es mucho más fácil convertir en ghouls al portero y al dueño (y quizá también a un camarero, que después puede ser persuadido para que tenga existencias del refrigerio adecuado) y eludir todo el problema. Lo mismo sucede que el humano que acude a leer el contador del refugio y otras molestias mortales rutinarias. La única dificultad que se presenta es que probablemente .. haya otros seis o siete vampiros que tienen exactamente la misma idea, y la competencia por los ghouls, sin reparar en su utilidad, puede volverse letalmente salvaje.
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