Juegos de Instinto

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Los vampiros del Sabbat celebran numerosos “juegos” sancionados, decididos por los sacerdotes de manada para mantener la capacidad depredadora. Pueden tomar diferentes formas, y cada manada desarrolla estilos propios. El único elemento común es que el sacerdote los preside y los consagra como ejercicios justos.

Indios y Vaqueros, también conocido como Policías y Ladrones, lo practican las manadas grandes, o dos enfrentadas. Un “equipo” tiene media hora para esconderse, normalmente en una zona abandonada o empobrecida de la ciudad, donde este tipo de vandalismo es ignorado por las autoridades. El objetivo es capturar o incapacitar (pero no matar) a tantos rivales como sea posible. Debido a la resistencia innata de los vampiros al dolor, no es tan fácil como parece: las balas llueven por todas partes. Por supuesto, el mejor modo de capturar a un vampiro es clavarle una estaca en el corazón. El equipo que acabe con todos los miembros rivales es el vencedor.

Para las Carreras de Demolición suele emplearse coches robados, ya que normalmente no sobreviven al juego. Comenzando en lados opuestos de una calle, un estacionamiento o una conducción de drenaje, los miembros de la manada incendian sus coches y cargan contra los del otro equipo. Tras numerosos golpes y colisiones, un bando se ve obligado a abandonar su vehículo para no ser calcinado. El primero en hacerlo es el perdedor. Es legal disparar contra los rivales, lo que forma parte de la estrategia. Los conductores solo pueden llevar un pasajero, sacrificando la maniobrabilidad
por la potencia de fuego.

Hay un juego especialmente peligroso llamado Despertar a la Bestia. Se trata de un reto personal en el que el participante debe liberar a la víctima fallida de un Abrazo en masa. Tiene que elegir la tumba de un vampiro que no haya logrado salir de la tierra (algo difícil en sí mismo, ya que estos Abrazos solo se suelen realizar en ciudades bajo asedio, o durante una cruzada). Después se liberará excavando al recluta, que estará totalmente enloquecido por el hambre. Una vez la criatura salga a la superficie y estallé en frenesí, depende del participante inmovilizarlo y destruirlo. El método preferido es la estaca en el corazón, y normalmente se prohíben las armas de fuego. No hay ni que decir que estos combates son muy peligrosos, y los Sabbat no siempre vencen. Se trata de una prueba no solo de fuerza física, sino también de voluntad, ya que hay que enfrentarse a la propia creación y a la inhumanidad resultante.

Otro deporte popular son las Carreras de Ratas. Un humano es encerrado en un laberinto de algún tipo, como una factoría abandonada o parte del sistema de alcantarillado. Se le proporcionan armas que puedan dañar a los vampiros, como pistolas, cuchillos, lanzallamas y sierras mecánicas. Los Cainitas, que comienzan en distintas zonas del laberinto, deben cazar al humano mientras éste intenta desesperadamente escapar. El vencedor es aquél que atrape al mortal y lo vacíe. Se anima a combatir a los rivales para asegurar la victoria, aunque el objeto del juego no es matar a otros vampiros, algo que está muy mal visto. En una alternativa a la Carrera de Ratas, la de Murciélagos, solo participan vampiros. Los compañeros de manada se sortean el papel de presa. Por supuesto, esta variante no suele terminar en la Muerte Definitiva.

Algunas manadas dementes o poderosas participan en la Marca del Perro. Llenando un todoterreno de armas de fuego y cables de arrastre, los vampiros invaden el territorio Lupino. El objetivo es capturar a un hombre lobo, marcarle la oreja (con etiquetas similares a las empleadas en los ranchos), liberarlo y escapar como alma que lleva el diablo antes de que regrese con amigos. Algunas manadas llegan a cazar Lupinos para matarlos (si ya los han capturado no tiene sentido dejarlos con vida para que vuelvan con ganas de venganza).
Sistema: se anima al Narrador y a los jugadores a que desarrollen sus propios Juegos de Instinto. Básicamente sirve cualquier cosa, siempre que el sacerdote de la manada lo reconozca y conceda su bendición. Por lo general, solo se organizan una vez al mes (o incluso con menor frecuencia), ya que de otro modo se resta valor al rito. Los Juegos de Instinto permiten al Sabbat llevar sus habilidades al límite. Durante una historia, el vencedor de un juego dado recibe un dado adicional a las reservas de la Habilidad que empleó con mayor frecuencia. Por ejemplo, si los Corpses Delecti participan en un Juego de Instinto y Walker vence mediante el juicioso empleo de su pistola, ganará un dado adicional a sus reservas de Armas de Fuego durante la siguiente historia. No es posible aumentar más de una Técnica de este modo en una misma historia.
El Narrador debe recordar que solo las actividades más peligrosas y evidentes son adecuadas para los Juegos de Instinto. Las pruebas de habilidades que la manada ya domina no hacen mucho por aumentar su capacidad, y estos juegos tienden a atraer multitudes si no se practican de forma discreta y parca. Si los jugadores insisten en celebrarlos cada noche para acumular dados de bonificación, eres libre de ir a por ellos con la policía, los Lupinos, antiguos enfadados, etc. Se practican estos juegos para aumentar la habilidad y la solidaridad, no para crear súper-personajes.
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