Visiones de la Psicología del Ghoul (Escrito por Nancy Reage)

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Las características psicológicas de los ghouls individuales están determinadas en gran medida por dos factores distintos; la personalidad original del ghoul antes de la transformación y los rasgos psicológicos de su domitor ("amo") cuando la sangre entra en sus venas. Estos factores se complican por las reacciones del nuevo ghoul a su "herencia" y "entorno". La herencia a la que me refiero es la sangre que el ghoul hereda de su domitor inicial, mientras que el entorno abarca las situaciones sociales y emocionales en las que se encuentra el ghoul inmediatamente después de la transformación.

Dicha transformación tiene un papel muy importante en el desarrollo psicológico del ghoul. Muchos vampiros convierten en ghouls a los humanos sin su previo consentimiento. Cuando una persona se convierte en ghoul, experimenta una reacción similar en algunos aspectos a una versión abreviada de la pubertad. Fisiológicamente, el ghoul sufre profundas tensiones a causa de un súbito desequilibrio químico cuando la vitae vampirica impregna el sistema endocrino, la médula espinal y el cerebro...

Mientras ocurre todo esto, el humano debe enfrentarse a un problema psicológico; quien le ha traicionado (el monstruo que le engañó para que le sirva) se convierte en su salvador (quien le proporciona el "elixir de la vida"). Ha tenido lugar una especie de negocio diabólico; grandes poderes otorgados sin consentimiento. Esta reacción mezclada a la transformación, junto con las tensiones endocrinas ya mencionadas, suele provocar drásticas fluctuaciones emocionales similares a las mostradas por los maníaco depresivos.

Tras recibir una tercera dosis de sangre de un vampiro concreto, el ghoul demuestra un tangible y profundo vínculo emocional hacia él, y a veces incluso a su familia vampirica o "clan" (es siempre a la tercera dosis, independientemente del peso corporal, el estado emocional u otros factores; un matón de 90 kilos de peso no asume este "vinculo de sangre" más tarde o más temprano que un niño de 15 kilos). Aunque el vinculo se caracteriza por síntomas como el aumento de los latidos del corazón, la respiración acelerada, la excitación sexual y la secreción de estrógenos/testosterona, el catalizador parece ser puramente psicológico. En otras palabras, el Vinculo de Sangre, es estrictamente hablando, de carácter psicosomático.

En personas con problemas de compulsión o adicción en sus vidas mundanas, los efectos del proceso de vinculación pueden ser emocionalmente traumáticos. Al recibir las dos primeras dosis de sangre, un ghoul siente lo que puede ser clasificado como una intoxicación histérica similar a la causada por anfetaminas, provocada en este caso por la interacción química entre sus sangre y la del vampiro. Muestra una extrema energía y se siente sobrenaturalmente vibrante y robusto. Sin embargo, a medida que la dosis se diluye en el cuerpo humano, estos efectos se disipan entre las dos y las cuatro horas posteriores a la transfusión.

Tras recibir la tercera dosis de sangre de un mismo vampiro, el ghoul se vuelve más o menos "adicto" a la sangre de su domitor; que esta atracción sea psicosomática o no es irrelevante a efectos prácticos. El ghoul llegará hasta cualquier extremo para ingerir o inyectarse dosis mayores, más frecuentes y más concentradas de vitae vampirica. En pruebas de laboratorio, ratones ghoul desdeñaban el agua y la comida necesitando sólo sangre vampirica como sustento. Tras ingerir tres dosis de sangre, dejaron de dormir y se ejercitaban en sus ruedas durante períodos diez veces más largos que antes de quedar vinculados. En los humanos vinculados, la necesidad de sangre vampirica se hace tan apremiante que el ghoul se obsesiona por completo por complacer a su domitor. Frecuentemente esta dependencia del afecto, la aprobación y la sangre del domitor evoluciona hasta lo que muchos ghouls consideran una relación de amor, aunque bastante dependiente y muchas veces masoquista. No es raro que el ghoul se muestre ciego a los defectos de su domitor y le "tenga en un pedestal". Para el ghoul vinculado, su domitor no puede hacer nada mal; le ha otorgado su trascendental vitae, un don por el que debe su amor y devoción eternos, aunque su amo acostumbre a castigarle físicamente con extrema severidad.

Muchos domitoris no tratan a sus ghouls de forma tan negativa. Son conscientes de que para que un ghoul obedezca sus órdenes debe ser premiado de forma consistente, o al menos ser tan adicto a la vitae vampirica que salive de anticipación a la mera señal de que se le va a encargar una aburrida tarea.

La mayoría de los domitoris siguen este método pavloviano de disciplina y condicionamiento del ghoul para propósitos generales.


Pero algunos emplean métodos disciplinarios más severos. Ciertos amos vampiros, normalmente también víctimas de desórdenes neurológicos y psicosis, usan a sus ghouls como "acericos humanos"; seres conscientes a los que pueden someter a torturas físicas y emocionales. Contraria a la idea de una fijación "sobrenatural" común en la Estirpe, he formulado la hipótesis de que estos domitoris sean víctimas de desequilibrios químicos. Cometen tales actos para liberar una superabundancia de hormonas transportadas por vitae, como la testosterona, que pueden provocar comportamientos volátiles al reaccionar negativamente con neurotransmisores como las endorfinas, la dopamina y la serotonina. Como he indicado en mi investigación, esta superabundancia de hormonas en los domitoris abusivos refleja la composición hormonal común entre humanos que abusan de los niños, violadores, asesinos en serie, etc. En muchos casos en los que un domitor sufre este desequilibrio químico, éste puede ser transmitido a un nuevo ghoul por medio de la sangre.

Pero la psicosis de los vástagos es un tema para otro momento. En cualquier caso, esta sucesión de estímulos contribuye al dualismo de la personalidad del ghoul típico; un momento es sumiso y servil y al siguiente tiene un arranque violento y siente una tremenda necesidad de liberación física de algún tipo (como muchos lectores sabrán sin duda, un ghoul que muestra estos accesos debe ser con frecuencia encerrado hasta que su domitor le seda o la intensidad de la sangre transferida se disipa). Los efectos de la vitae vampirica pueden tardar desde unos pocos días hasta tres semanas en rebajar su intensidad. El ghoul suele sentirse abandonado durante este período y después del estallido, es normal que experimente un período de severa depresión hasta recibir otra dosis de sangre. Los domitoris deben alimentar con sangre a sus ghouls al menos una vez al mes; al final de la tercera semana sin la proverbial "puesta", el ghoul muestra tendencias suicidas si siente que está en peligro de no ser atendido.

Este ciclo maníaco depresivo de los ghouls, conocido coloquialmente como el Síndrome Renfield, no es raro, e incluso los domitoris que no tienen desequilibrios químicos parece disfrutar de la sensación de poder al tratar con severidad a los ghouls que son "malos". Obviamente el Síndrome Renfield no será nunca objeto del estudio académico, no obstante, me he tomado la libertad de clasificar el desorden como una forma de psicosis biogénica (una psicosis asociada con condiciones físicas conocidas).

El doctor Netchurch me ha informado que se sabe que los vampiros de la secta rival de la Camarilla, el Sabbat, exponen aberrantes pero incuestionablemente avanzadas teorías acerca del estudio de los ghouls. En particular, hace mención de un clan vampírico del Sabbat, el Tzimisce (ZI-mi-szi), que ha refinado el estudio convirtiéndolo en una ciencia desconocida entre sus enemigos de la Camarilla. Por desgracia, las hostilidades entre las sectas, así como las costumbres del propio clan (que son según todas las referencias extraordinariamente antisociales), hacen muy improbable el intercambio de datos.
 
Trastornos

Los ghouls son tan propensos a los Trastornos como los vampiros... de hecho, algunos incluso más, dada su posición servil y el sometimiento de sus amos abusivos. Los ghouls pueden adquirir Trastornos de la misma forma que los vampiros y el Narrador puede asignar uno determinado, si por ejemplo el personaje ha sufrido abusos particularmente severos, se ve obligado a traicionar a sus seres queridos, mata a su propio hijo en un frenesí...

Los Trastornos mas comunes entre los ghouls incluyen: Obsesión, Depresión Maníaca (el Síndrome de Renfield), Regresión y Perfección. También pueden sufrir Trastornos exclusivos de su especie, descritos en este apartado.

Otros Desórdenes Frecuentes entre los Ghouls

• Psicosis Dismenorreica: Este desorden se manifiesta en aproximadamente el 30-40% de las mujeres ghouls "sanas" que siguen teniendo ciclos menstruales regulares tras la transformación. Aparte de doloroso calambres menstruales, la víctima sufre accesos de grave depresión y delirios paranoicos durante el período. Estos episodios suelen durar entre cinco y siete días, dependiendo de la duración media del ciclo menstrual de la ghoul y de la cantidad de sangre ingerida durante el ciclo. Si la ghoul no ha ingerido todavía su dosis mensual mínima de vitae vampirica cuando empieza su periodo, la pérdida de sangre tiene traumáticos efectos psicológicos.

La ghoul se siente a punto de morir, y se vuelve extraordinariamente paranoica ante la posibilidad de no ser atendida por su domitor. En lo peor del acceso, la ghoul se muestras histérica ante cualquier falta, con un miedo literalmente mortal a que su domitor no reponga la menguante reserva de vitae de su corriente sanguínea.

No hay cura conocida para este Trastorno, aunque el doctor Netchurch ha formulado un suero que alivia alguno de los síntomas. Esta droga no ha sido probada en administración y sólo está disponible en el mercado negro o mediante el permiso expreso del doctor Netchurch
(Como Trastorno: Cuando se dan las condiciones apropiadas, la ghoul pierde temporalmente dos puntos de Fuerza de Voluntad. Estos puntos vuelven al fin del ciclo menstrual).
• Histeria Animal: La histeria (el "frenesí" del que se habla en círculos vampiricos) es una constante amenaza para muchos ghouls, incluso los que parecen conservar el control de su alterada naturaleza. Este desorden de la conducta puede afectar al ghoul en cualquier momento (con frecuencia, lo que es bastante embarazoso ante los mortales). Por fortuna, en la mayoría de los ghouls es una condición temporal. El ghoul, con frecuencia ignorando que su "Bestia" (naturalmente vampirica) está tomando el control, siente una tremenda vergüenza y culpabilidad frente a los humanos. Tras uno de estos episodios, suele temer el castigo de su domitor, que puede saber instintivamente que el ataque que ha tenido lugar aun habiendo estado ausente.

La histeria animal se dispara por estímulos sensoriales, ambientales, físicos o emocionales que el ghoul interpreta como negativos: sentimientos de inferioridad ante el domitor, ser abandonado por el domitor, que el domitor sufra daño, sobredosis o carencia de sangre vampirica, sentimientos románticos hacia el domitor no correspondido, grave peligro físicos, ser obligado a cometer actos que violan sus códigos éticos, morales o culturales. En realidad cualquier situación tensa puede provocar un frenesí en el ghoul; los disipadores pueden variar según las percepciones y experiencias pasadas del ghoul.

La terapia de electroconvulsión (TEC, o más conocida como "electroshock") ha sido usada con más eficacia en el tratamiento de diversos ataques de frenesí que varias drogas. Dado que en el 80% de los sujetos de estudio, los síntomas de histeria cesan en un plazo de cinco horas, es posible que lo mejor sea no aplicar ningún tratamiento. No obstante en casos en los que el ghoul se mantiene en frenesí durante más de 48 horas seguidas, pueden no responder a nada aparte de la lobotomía o la hipnosis. Suele ser mejor evitar el tratamiento de drogas, pues muchos de los psicofármacos disponibles tienen contraindicaciones en una corriente sanguínea con vitae. Estas drogas pueden, de hecho, aumentar la intensidad de los síntomas.
(Como Trastorno: Todos los ghouls corren el riesgo de un frenesí, pero un ghoul que sufra este Trastorno debe hacer sus tiradas a una dificultad similar a la de los vampiros. Los aparecidos de la familia Bratovitch sufren automáticamente una aflicción similar y no pueden adquirir este Trastorno).
• Autoagresión: Más conocido como masoquismo, este Trastorno se da con frecuencia entre los ghouls, particularmente los que rinden vasallaje a "antiguos" Cainitas. Los servidores en cuestión parecen sentir una atracción compulsiva hacia las situaciones o relaciones que saben les causarán intenso dolor (y frecuentemente en detrimento de sus relaciones mortales). Hacen numerosos sacrificios, muchas veces innecesarios, en nombre de sus domitoris. Estos ghouls suelen tener problemas con otros ghouls, mortales o vampiros que les traten con respeto.

En contra de la opinión mayoritaria, muchos de estos ghouls no disfrutan del dolor y el sufrimiento; algunos sencillamente temen enfrentarse a sus domitoris. Otros sufrieron abusos o agresiones sexuales en su vida mortal, y no conocen un trato distinto. Otros niegan ser víctimas de abusos, pues creen que deben hacer sacrificios a cambio de la vida eterna que les otorgan sus domitoris. Por último, unos pocos racionalizan que están siendo justamente castigados por sus "pecados" contra Dios.

Este Trastorno suele quedar sin tratamiento, pues muchos domitoris prefieren que sus ghouls se muestren algo sumisos. La promiscuidad es frecuente en el ghoul, que puede sentir atracción sexual en el dolor, pensando que es la única forma de atención que recibe del domitor.
(Como Trastorno: La Naturaleza del ghoul pasa a ser Masoquista o Mártir. El personaje, sólo recupera Fuerza de Voluntad cumpliendo los requisitos de su Naturaleza, sin recibirlos por otros conceptos, como el final de la historia... etc).
• Dependencia: El ghoul muestra una tremenda dependencia de alguna otra persona, normalmente el domitor o cualquier contacto humano que mantenga tras su conversión.

Un ghoul afectado por este desorden de la personalidad suele ser extremadamente indeciso (si dependiese de él, su domitor tendría que decirle qué ropa llevar, qué comer, con quién relacionarse, cuándo irse a la cama y cómo divertirse). Gran parte de este comportamiento se debe a un excesivo temor al abandono.

Temiendo quedarse solo, el ghoul tolera cualquier abuso para evitarlo. Cuando más tolera el control ajeno sobre él, mas indefenso y estúpido se siente, lo que le desanima todavía más de tomar medidas para resolver la situación.

Así, el trastorno queda sin tratamiento mientras la insegura conducta del criado es fomentada por el domitor.
(Como Trastorno: La víctima debe hacer una tirada de Fuerza de Voluntad, por lo general la dificultad es 6, para rechazar una orden o sugerencia de su domitor. es frecuente que su Naturaleza cambie a Sicofante).
Debe tenerse en cuenta que no todos los ghouls muestran estos comportamientos erráticos, ni todos tienen desórdenes de la personalidad o la conducta. Muchos ghouls tienen relaciones saludables con sus domitoris y muchos domitoris muestran respeto y admiración por los logros de sus ghouls. Conozco el caso de una ghoul que fue salvada del deterioro físico y mental por un humanitario domitor que la convirtió en ghoul antes de que se manifestase una enfermedad de origen genético.

Las relaciones de los ghouls con los humanos, los vampiros y entre sí son tan complejas como las relaciones entre diversas especies del mundo animal, Para avanzar en nuestros conocimientos, debemos realizar más estudios e investigaciones. Hay una gran necesidad de fondos y apoyo si la comunidad vampirica quiere aprender más cosas de la misteriosa naturaleza del ghoul.
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