Tzimisce

Muchos Anarquistas no pueden perdonar a los Tzimisce su deserción en masa de la causa, aunque fuera hace más de cinco siglos. Así son los vampiros. Puede servir de consuelo saber que nuestros Tzimisce odian a su Clan de origen incluso más que el resto de nosotros. Desde su punto de vista, unirse al naciente Sabbat fue una huida tan cobarde de vuelta al yugo de los Antiguos como la defección de otros Anarquistas y su ingreso en la Camarilla. También están profundamente resentidos con que el ritual koldunico Anarquista de la Vaulderie haya sido “robado” por el Sabbat y empleado como una herramienta de control por parte de los Antiguos (al menos ellos dicen que se usa así. Afirman que en cualquier Vaulderie en masa, la poderosa Sangre de Antiguo sin duda dominará la de los Neonatos).

Un buen número de ellos siguen religiones paganas, que hablan no de Dios o Caín sino de Veles o de Chernobog y de un antiguo pasado noble en el que los Tzimisce no eran degenerados egoístas, sino los guardianes jurados de la Húmeda Madre Tierra y de toda la vida que Ella dio a luz.

Algunos dirigen toda esta pasión hacia la conversión de sus hermanos del Sabbat, realizando valientes incursiones en las regiones exteriores de México y del Sur Profundo de EE.UU. para predicar el evangelio Anarquista. Otros prefieren la conversión mediante la espada y el colmillo. Admito que me gustaría más lo último si no regresaran tan a menudo con cubertería y cristalería hechas de hueso de Vástago. En todo caso, de este modo nuestros Tzimisce se aseguran de no ser acusados de devoción insuficiente.

Por lo menos la mayor parte de las veces. He conocido Anarquistas que insisten en que todas sus misiones a territorio Sabbat son meras tapaderas para informar de sus logros como agentes dobles.