Negocios

Con su experiencia centenaria en el control de los gobiernos y las fuerzas policiales, sería impropio de los monstruos no ejercer este mismo control sobre el mundo de los negocios. Aunque los monstruos ignorasen el potencial de los negocios, éstos caerían de forma natural en su ámbito de influencia. El propósito de una compañía es conseguir beneficios. Actuar en concierto con los poderes fácticos es beneficioso. Agitar el bote conduce a pérdidas y el fracaso.

Por cada Oskar Schindler, hay un centenar de Henry Fords. Está es la naturaleza de las bestias, al igual que en la de las grandes empresas, el acomodarse a la amoralidad, el adaptarse a las condiciones en un esfuerzo por asumir una configuración que garantice el máximo beneficio. Pero hemos conseguido reunir pruebas suficientes para sugerir que está en marcha algo más que una colaboración circunstancial. Al igual que ocurre en todas las áreas de la actuación humana, los monstruos se esconden en las sombras de las grandes compañías, respaldando a sus peones y apoderados. A nadie debe sorprender que las oportunidades de obtener grandes ganancias los atraigan en gran número. ¿Por qué no iban nuestros depredadores, los príncipes de la noche, a vivir también del sudor de nuestra frente?.

Sugiero que aquellos de ustedes que pertenezcan al mundo de los negocios aprendan rápidamente a controlar sus emociones. Muy pronto comenzaran a ser conscientes de una panoplia de intereses que tiran de los hilos detrás de tus informes de existencias diarios. Mejor será que escondas tus emociones. A todos los niveles, los pútridos, las marionetas, los hombres lobo y las cosas degeneradas se agolpan en los corredores del mundo del comercio.

Extrañamente, el mundo de las finanzas es el escenario de las más acusadoras tensiones existentes en la comunidad de los monstruos. Parece que cada especie cuenta con múltiples facciones financieras, a menudo hostiles entre sí. Rápidamente y en apariencia, al azar, se forjan redes de alianzas que se deshacen con la misma rapidez. Quizá se deba a la gran densidad de actores protagonistas existentes en el mercado. Los demoníacos cocineros se empujan unos a otros para poder hacerse con la porción más grande del pastel.

No obstante, a veces me pregunto si el conflicto no responderá en realidad a algo puramente formal. ¿Es posible que nuestros tenebrosos señores eviten recurrir a la violencia física con sus hermanos siempre que les sea posible?. Quizá utilizan su influencia para combatir una especie de batalla por poderes, haciendo de los salones de las finanzas su escenario a causa de los beneficios, tanto simbólicos como reales, que pueden obtenerse en ellos.

Si este es el caso, entonces resulta por completo posible que esta frívola guerra económica y este indecente saqueo sean causa de la constante tendencia a la baja que ha afectado a nuestra economía durante los últimos 25 años. Da la impresión que, a medida que el sistema se desmorona, los jugadores se concentran cada vez más en el corto plazo. Sea cual sea la causa, el resultado es el mismo: gordos parásitos y una recesión que se ha prolongado durante casi tres décadas.