Seguidores de Set (Edad Victoriana)

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Los Seguidores de Set reciben su sobrenombre de Serpientes por algo. Al igual que la serpiente bíblica, ofrecen a los Vástagos conocimientos, iluminación, los deseos de sus corazones muertos… y todos ellos por el mero precio de un alma que la mayoría creen haber perdido hace años. Estos adoradores de un dios olvidado, son tal vez el clan del que más se desconfía, incluso en la época victoriana, aunque, como todo el mundo parece ansiar hasta la última migaja de saber antiguo, los Setitas ven como los demás vampiros se dirigen a ellos más que nunca. Mortales que buscan probar la sabiduría prohibida o los placeres convertidos en tabú por una sociedad puritana; neonatos que han escogido no cree la historia equivocada, que les elevarán por encima de sus sires dominadores; Vástagos antiguos convencidos de tener la fuerza de voluntad necesaria para resistir las tentaciones que van inevitablemente unidas hasta al menor favor por parte de los Setitas. Todos ellos y más conforman la clientela de las Serpientes. Actualmente, el comercio con secretos y almas prospera como nunca antes, y en los lugares sombríos más allá del alcance de la ciencia, un dios oscuro sonríe aletargado.

Resumen: Los Setitas consideran la época victoriana, con todas sus buenas maneras sociales, su arrogancia científica y su fascinación ocultista, nada menos que un regalo del propio Set. El clan no inspira más confianza que en años anteriores, pero son tantos los que solicitan los servicios que proporcionan, que algunos templos Setitas tienen hasta lista de espera. Como los demás clanes independientes, los Setitas muestran poco interés por situarse bajo el yugo de las dos sectas principales. Sin embargo, a diferencia de los otros, las Serpientes muestran una preferencia clara por los tratos con la Camarilla. Algunos Setitas crean sus refugios en las ciudades de la Camarilla, y pocos, en ocasiones, incluso ostentan puestos dentro del séquito de un príncipe. La política difamante y las maniobras turbias de los Vástagos de la Camarilla se presto mucho más a las “persuasiones” Setitas que los conflictos abiertamente violentos del Sabbat. Lo que es más, el sabbat no muestra mucho interés en obedecer las leyes de la prestación; los Setitas pueden hacer poco para atrapar a sus víctimas en sus redes de favores su los vampiros se niegan a reconocer sus deudas. Finalmente, la actitud hostil del Sabbat hacia los antediluvianos no cae bien en el seno de un clan que se basa no sólo en el servicio, sino en la adoración a uno de estos antiguos. Aunque la reputación de los Setitas no es tan penetrante como la de los Assamitas, una gran parte de los Vástagos todavía los clasifica como engañosos, deshonestos e indignos de confianza en cualquier caso. Por supuesto, esta descripción se aplica a casi todos los vampiros, como los Setitas se apresuran en señalar. Los Seguidores de Set se sienten heridos por estas acusaciones calumniadores. ¿Deshonestos? ¿Indignos de confianza? ¿Cuál fue la última vez que un Seguidor de Set se desdijo de un trato? Evidentemente, en todos los clanes hay manzanas podridas, pero, por lo general, cuando un Setita hace una promesa, por Set que la cumple. ¿Cuál fue la última vez que un Setita se negó a trabajar con alguien que no pudiera pagar convenientemente un favor o un servicio? ¡Pero si las Serpientes se desviven por asegurarse de que todo el que haga un trato con ellas salga satisfecho! Sí, es cierto que los Setitas ofrecen tanto a Vástagos como a mortales la oportunidad de probar placeres prohibidos: drogas, sexo, vitae exótica, y de obtener riqueza y por medio poco menos que legales.

Sin embargo, ¿no es eso, después de todo, lo que la gente quiere? Los Seguidores de Set ofrecen a quienes acuden a ellos exactamente lo que piden. Entonces, ¿por qué iban a ser malvados por ello? La mayoría de los Vástagos no dan demasiado crédito a estos argumentos, aunque vuelven a acudir a los Setitas una y otra vez, convencidos de que, a diferencia de todos los que vinieron antes que ellos, son suficientemente listos como para evitar quedar atrapados en la red de favores y prestaciones del clan. Ocasionalmente, alguno tiene razón. Muchos Vástagos dan por hecho todavía que los Setitas van por hay haciendo cabriolas, vestidos con túnicas ceremoniales y engalanados con algún tipo de joyería de temas ofidios y ceremoniosidad sagrada. Algunos miembros del clan responden han este estereotipo “recatándose”, por así decirlo. La gran mayoría de los Seguidores intentan mezclarse con sus alrededores, y es más probable ver a un Setita vestido con una levita y un sombrero de copa (donde sea apropiado) que con un tocado de oro o enredado en un nido de serpientes. Los Setitas son expertos en introducirse subrepticiamente en el territorio de otro clan y trabajar poco a poco para debilitarlo desde dentro (suponiendo, por supuesto, que ese sea su plan). Su influencia casi siempre pasa desapercibida, sencillamente por que las Serpientes no erigen templos dedicados a los ofidios y evitan ir por ahí haciendo ostentación de su clan individual y colectivamente. Unos pocos Setitas optan por el camino contrario, e interpretan su imagen en lugar de intentar atenuarla. Estos son principalmente Setitas que residen en Egipto o que intentan deliberadamente atraer a los incautos a los clubes místicos de Inglaterra o Europa Occidental. Sin embargo, ni siquiera ellos recorren la orilla del Támesis o caminan junto a la Torre Eifferl vestidos con esas prendas.

En cualquier caso, muchos Vástagos se sorprenden al descubrir lo educados y genuinos que parecen los Setitas. Evidentemente, esto es sólo una tendencia, no la norma fija. Los Seguidores de Set son tan individuales como cualquier Vástago. Sin embargo, los vampiros que esperan a un estafador adulador o a un vendedor de aceite de serpiente se sorprenderán al toparse con una recepción verdaderamente afable. Lo que es incluso más sorprendente es que esta amabilidad es completamente auténtica. Se sabe que los Setitas han llegado a prestar favores de emergencia a sus “amigos” sin pedirles nunca nada a cambio. Los que afirman que esto forma parte del acto de atraerse a las víctimas, o que a los Seguidores sólo les preocupa el esfuerzo que ya han invertido en una posible víctima, no son más que cínicos, o al menos eso afirman ellos. Los Seguidores de Set, por mucho que puedan afirmar lo contrario, no son inmunes a sus propios ardides. En estos tiempos, el verdadero seguidor de Set se ha diluido dentro del clan. Por cada Seguidor devoto hay otro que usa sus poderes sobre otros Vástagos para adquirir exactamente el mismo tipo de placeres materiales que usa para tentar a otros: riqueza, poder, sangre. Los colmillos de las Serpientes tampoco atacan únicamente fuera de sus propias filas. La red de favores y deudas y enemistades que mantiene unido al clan es tan tortuosa al menos como la que los mantiene unidos a los Vástagos en conjunto.

Dominio: Sólo unas pocas regiones del mundo poseen dominios donde los Setitas ostentan un poder considerable como clan. Aunque se les puede encontrar en casi todas las ciudades de la Camarilla y en varias regiones dominadas por el Sabbat, los Vástagos creen que no cuentan con demasiada fuerza política. Los Setitas se esfuerzan mucho por mantener esta actitud, ya que oculta la verdadera fuerza del clan. A diferencia de otras facciones de los Vástagos, los Setitas mantienen su poder en pequeñas porciones y prefieren una pequeña propiedad en el dominio de otro clan que una nación entera o una ciudad para ellos mismos. Por ejemplo, los Setitas ostentan un considerable poder en el submundo ocultista que florece en el Londres victoriano. Debido a la profundidad del conocimiento de los Setitas, para una de las Serpientes es cosa sencilla el pasar a sus seguidores la cantidad justa de "conocimiento oculto" (real o imaginario, eso poco importa) como para hacer que vuelvan a por más. Otros ingleses están siempre satisfechos a sacrificar su "virtud" (concepto risible para la mayoría de los Setitas) por el más simple de los placeres. En una cultura tan encorsetada por los tabúes y la excesiva etiqueta como la Inglaterra victoriana, las damas y caballeros de la clase alta prácticamente piden a gritos que les liberen de las exigencias de la sociedad. Esto mismo se aplica a casi todas las ciudades importantes de Europa Occidental (salvo España y otras regiones dominadas fuertemente por el Sabbat). Un templo aquí, un enclave allá.. de algún modo, los Vástagos del mundo parecen incapaces de comprender que la habilidad de los Setitas para adquirir sólo un pellizco de poder en todas partes les proporciona una mayor suma que si pudiesen ostentarlo abiertamente en una sola región.

Curiosamente, en Parí existe poca presencia Setita en estas últimas noches del siglo XIX. Esto no quiere decir que no haya Setitas en la ciudad de las luces, pero su número es sorprendentemente escaso. La actitud de los Seguidores de Set respecto a París parece poder resumirse con precisión en las palabras de Adrián King, un Setita que ostenta un poder considerable en todo el Imperio Británico y Europa Occidental. "Hay poquísimo", ha comentado "que podamos obtener en Paría que no esté ya en manos de los parisinos". La fuerza de los Setitas crece en América noche a noche. En Nueva Inglaterra y a lo largo de la Costa Este, la nación se encuentra estratificada en las mismas clases que afirman despreciar. Muchas familias de industriales de repente tienen más dinero del que puedan gastar, lo cual es un problema que los Seguidores de Set están encantados de ayudar a resolver. A unas pocas manzanas, los pobres y los desposeídos (chinos e indios que osan tener la piel del color equivocado, negros que creían equivocadamente que la esclavitud había quedado prohibida y "americanos de pura cepa" que han perdido su trabajo a causa de los caprichos de la economía y la llegada de trabajadores extranjeros) buscan una vía de escape al dolor de la vida diaria. El alcohol y el opio son cosa corriente, y las calles se van haciendo más violentas noche a noche, a paso lento pero firme, y el odio y la desesperación corren tan libremente como la sangre. Para los Setitas es como el canto de una sirena y acuden en manada a América, en busca de su oportunidad de introducirse en la formación de un poder sobrenatural. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos por permanecer ocultos, algunas naciones del mundo, lejos de la fuerza principal de la secta, albergan bastiones encubiertos de poder Setita.

A pesar de la presencia de la Camarilla y los esfuerzos mayores de los Assamitas, Egipto, la tierra natal de los Setitas, sigue repleta de adoradores del Dios Oscuro. En El Cairo, Izza al-Khunzir dirige las actividades de éstos para expulsar a todos los demás clanes de la región del Nilo. Su compañera de clan, una antigua llamada Kahina, se encuentra entre los principales expertos del mundo en misticismo egipcio y magia de sangre Akhu.

Ella y sus aliados, poseen secretos del pasado de Egipto que harían pedazos el mundo de los Vástagos si llegasen a revelarse alguna vez. La magi de Kahina y la tendencia de los Setitas hacia la orientación falsa y los aliados ocultos, son fundamentales en la guerra local del clan contra los Assamitas, una guerra que los Setitas saben bien que perderán en caso de que se vuelva algo tan banal como un combate abierto. Sin embargo, fuera de la propia ciudad de El Cairo, el dominio Setita de la noche carece en gran medida de contrincantes. En pequeñas ciudades y tumbas antiguas, las Serpientes trabajan por la gloria de Set catalogando y examinando bibliotecas enteras de saber antiguo. Las sociedades místicas de Londres, por no mencionar a los Tremere y otros hechiceros Vástagos, sacrificarían cualquier cosa, cometerían cualquier vileza, para saborear durante unos pocos minutos estos tesoros de los Setitas. Ésto les ofrece precisamente estas oportunidades (restringidas, por supuesto, al más inofensivo de los escritos antiguos) y al precio más razonable... En la India, un misterioso linaje Setita llamado Daitya ostenta una relación completamente diferente de la habitual con sus hermanos Vástagos. Los vampiros de la India se definen no sólo por clan, sino también por casta. Como parte de la casta Brahmán de gobernantes y líderes religiosos, los Daitya ostenta un considerable poder sobre los Vástagos de la India.

Es una posición que a los Seguidores de Set les encantaría aprovechar, pero Sundervere y los demás poderosos Daitya hasta el momento no se han mostrado dispuestos a subyugar sus propias creencias religiosas en favor de un dios egipcio al que veneran sus parientes. Por esta razón, mientras que los Setitas cuentan con una presencia considerable en el subcontinente, está por determinar si el cuerpo central del clan posee alguna autoridad verdadera en la región. La India tampoco es la única parte del mundo donde las relaciones de los Setitas benefician al clan menos de lo que cabría esperar. En Sudamérica, los miembros de un linaje llamado Tlacique gobernaron antaño como dioses sobre templos mayas y aztecas y ostentaban sobre sus seguidores mortales un poder libre de los estorbos de cualquier Mascarada. Pruebas circunstanciales y anecdóticas sugieren un vínculo entre este linaje ahora extinto, asesinado por el Sabbat en los años posteriores a la llegada de los europeos al Nuevo Mundo y los Seguidores de Set. Es una conexión tenue en el mejor de los casos, pero los Setitas la usan para ostentar sus derechos sobre la zona y varios miembros del clan ahora tienen su hogar entre los nativos empobrecidos y por lo tanto, fáciles de tentar.

Intereses: Si los Setitas poseen un objetivo unificador, es la veneración y el despertar ocasional del propio Set. Esto implica mucho más que la "corrupción" de otros vampiros y el recitado de rituales místicos en templos ocultos. Como los Assamitas, con quienes los Setitas tienen más en común de lo que cualquiera de los dos clanes está dispuesto a admitir, los Seguidores de Set incluyen a varios Vástagos que pasan gran parte de su tiempo viajando por el mundo en busca de la magia de edades y culturas desaparecidas hace mucho tiempo. Algunos de estos arqueólogos místicos tienen en mente los objetivos de su clan, mientras que otros sólo pretenden aumentar su poder y prestigio personales, pero casi todos son casi fanáticos en su búsqueda de secretos. Desde Egipto y el norte de África hasta las ruinas indias y las bibliotecas de coleccionistas ingleses que no saben lo que poseen, estos Setitas rara vez anuncian su pertenencia a este clan ya que saben bien que muchos vampiros se niegan a tratar con las "Serpientes". Algunos incluso han trabajado con sabios Assamitas (una vez más, sin revelar su pedigrí) o han cooperado en investigaciones con Tremere. Una facción de estos vagabundos, dirigida por una erudita Setita llamada Amelia Mapleridge, se ha dado al estudio del simbolismo de las serpientes en todas las mitologías y religiones del mundo. La serpiente del Jardín del Edén, la Serpiente Midgard del mito escandinavo, la serpiente Loa Damballah-wedo, del Voudoun Haitiano, el dios azteca Quetzalcoatl y muchas otras forman la base de una enorme investigación erudita. Los objetivos de Mapleridge no son ni por asomo tan mundanos como el avance del conocimiento. Cree que conectar de forma sólida a Set con las demás religiones del mundo, puede aumentar en gran medida el poder de las hechicerías Setitas, lo cual constituye en sí un objetivo religioso. Hasta la fecha no ha tenido demasiado éxito, pero no ha hecho más que empezar.

A pesar de estos buscadores nómadas, el principal centro de atención místico del clan es, por supuesto, su tierra natal de Egipto, donde todavía se puede encontrar a los mayores hechiceros Setitas como Kahina. Muchos Vástagos creen que los Seguidores de Set saben todo lo que hay que saber sobre el saber egipcio, que todos los secretos de los faraones están almacenados en algún rincón de las grandes bibliotecas de las Serpientes. Es una idea halagadora que los Setitas promueven. La verdad es que hasta el más antiguo dentro de sus filas se lamenta por toda la magia que se ha perdido a lo largo de los siglos desde tiempos de Set, y se dedica en cuerpo y alma a su recuperación. Sin embargo, el interés de los Setita sen Egipto no se limita para nada a la adquisición de magia. El clan nació en la cuna de la civilización. Es su hogar, su refugio y quieren recuperarlo. Consideran su guerra con los Assamitas, e incluso la lucha de Izzat al-Khunzir con la Camarilla, como autodefensa. No todos los Setitas locales son tan fanáticos como el propio al-Khunzir. Algunos preferirían trabajar con el Príncipe Bey, susurrarle al oído y guiarle como hacen con tantos otros príncipes de la Camarilla. Esto les proporcionaría un aliado contra los Assamitas, un enemigo mucho menos fácil de manipular. Además, estos Setitas afirman que esto pondría un muro de contención entre ellos y sus enemigos, con lo que el clan sería más difícil de atacar para los que ambicionan Egipto. Esta diferencia de opinión todavía no ha ocasionado ninguna separación real entre los Setitas de El Cairo, ya que la mera cifra de sus enemigos haría de cualquier lucha interna un suicidio, pero sí que dificulta en cierto modo su habilidad para funcionar con eficacia.

Los Setitas de otras ciudades egipcias, que carecen del fanatismo xenófobo de al-Khunzir, tienden a actuar de forma más moderada. La mayoría reconocen que los británicos y por lo tanto, la Camarilla, serán difíciles de expulsar en poco tiempo de Egipto. Por lo tanto, será mejor resultar útiles, indispensables, para los recién llegados, con lo que se asegurarán de mantener las verdaderas riendas del poder y no por casualidad, obtener un poderoso aliado contra el Sabbat, cuya facción Nodista posee también su propia fascinación por Egipto y Tierra Santa. Los Seguidores de Set envían frecuentemente emisarios a Daityas poderosos como Sundervere, con la esperanza de parlamentar para convertir la influencia establecida del linaje sobre el subconsciente indio en una bese de poder para sus propios fines. Los adoradores fundamentalistas de Set han resultado tan ineficaces a la hora de convertir a los nativos a su propia forma de pensar como la mayor parte de los misioneros cristianos europeos. Los intentos más recientes han sido algo más prometedores. En lugar de intentar convertir a los Daityas a sus propias creencias, ahora los ven como cualquier otra herramienta útil y se dirigen a ellos ofreciéndoles su ayuda para sus propios fines e intentando convencerlos de que tienen mucho en común.

Por tanto los Setitas de la India se encuentran en una posición que normalmente se esfuerzan mucho en evitar: el combate abierto. Para demostrar su sinceridad a sus parientes, algunas del las Serpientes se han unido a los Vástagos nativos en su intento de expulsar a los británicos de la India. Hasta le fecha, sus esfuerzos han sido sutiles y han permanecido ocultos. En caso de que la Camarilla descubriese que los Setitas se encuentran entre sus enemigos en la colonia británica, el clan podría tener que dar bastantes explicaciones. Las Serpientes también están preocupadas por las actitudes de los Daityas. A diferencia de su clan progenitor, que evita en la medida de lo posible la confrontación directa, los Daityas se consideran a sí mismo demonios, encargados de la labor sagrada de causar la muerte, la destrucción y el sufrimiento a gran escala. Si atraen demasiada atención por parte de los Vástagos, los extraños podrían terminar descubriendo que son parientes de los Seguidores de Set y eso expondría a los Setitas a preguntas que preferirían no tener que contestar. Los que operan en regiones menos dadas a los conflictos tienen menos dificultades que sus parientes de Egipto y la India. En Inglaterra, los Setitas medran como no lo han hecho nunca antes. Como los hongos, que se asientan en los lugares oscuros de la ciudad, lejos de la luz y, de forma nada accidental, lejos de la atención de otros Vástagos. Los Masones, la Orden Hermética del Dorado Amanecer... todas las sociedades ocultistas atraen la atención de las Serpientes y varias son poco menos que cultos de sangre de Seguidores ambiciosos. Algunos, como ya ja mencionado, acuden en busca del ocasional centro de verdadera sabiduría mística, pero la mayoría usan estos cultos sólo como modo de raspar un poco de la llamada fibra moral de la sociedad victoriana. Estos Setitas participan en una guerra fría a tres bandas con los Assamitas y los Tremere, cada uno de los cuales también tiene su importante interés en estas organizaciones, y las Serpientes dedican casi tanto esfuerzo a impedir el crecimiento de sus rivales como a  establecer su propia influencia.

Aunque Londres es un refugio popular para los Setitas, no es ni por asomo el único. Por toda Europa Occidental y las Islas Británicas, los Setitas tienen una especial preferencia por las ciudades que acaban de llegar a la madurez industrial. Un crecimiento de la industria casi invariablemente tiene como resultado una nueva riqueza para algunos y unas condiciones abominables de trabajo y pobreza para otros, condiciones que los Seguidores están ansiosos de explotar. En este tipo de ciudades, los Setitas no suelen molestarse en dirigirse directamente a los Vástagos. Hundiendo sus garras en una porción obscenamente amplia de la población mortal de la zona pueden manejar a los Vástagos al influir sobre su fuente de sangre. Varias de estas ciudades, a pesar de poseer príncipes en apariencia poderosos, en realidad están bajo la tutela de los Seguidores de Set, que pueden amenazar con huelgas de trabajadores, revueltas y otros obstáculos al funcionamiento fluido de la ciudad, y por lo tanto, a los propios recursos políticos y económicos del príncipe. En las últimas noches del siglo XIX, los Setitas todavía mantienen bastante influencia en las islas del Caribe, aunque gran parte de ese territorio lleva tomado desde entonces por los odiados antitribu del clan, las Serpientes de la Luz. En este lugar, los Setitas se deleitan en su naturaleza mística, limitados sólo por una débil sombra de la Mascarada. Aquí residen más hechiceros Setitas que en ningún otro territorio aparte de Egipto. Ningún otro clan posee tanta influencia en estas islas, ni es tan fuerte. Dicho esto, los Setitas del Caribe luchan por mantener el poder. No sólo se vuelven más poderosos cada noche sus parientes del Sabbat, sino que los Seguidores de Haití y alrededores también se han visto atacados por una pequeña pero poderos secta de Vástagos practicantes de Voudoun que parecen inmunes a las técnicas normales de tentación y subversión del clan.

Sin embargo, tal vez el mayor tesoro para los Setitas de la época victoriana sea el nuevo mundo, la auto proclamada "tierra de las oportunidades". Oportunidades, de hecho, para el número cada vez mayor de Serpientes que hacen de este país su hogar. Los Estados Unidos, especialmente al este, poseen todas las ventajas de una ciudad europea en desarrollo y más. Éstos también han apresurado el auge del industrialismo y el abismo cada vez mayor entre pudientes y no pudientes. Además, es una nación insegura de su identidad, que busca una dirección en el mundo. Comparte un punto de vista mucho menos tradicional y aunque esto implica que los americanos no tienen un orden social tan estricto contra el que rebelarse, también significa que no sufren el mismo tipo de desaprobación social que les impida experimentar con los placeres que los Setitas les pueden ofrecer. La nación experimenta una fuerte tendencia subrepticia de odia racial y tensión y una Serpiente manipuladora puede canalizar fácilmente ese resentimiento acumulado para usarlo como herramienta, ya sea para debilitar a sus enemigo o para crear a un agente impetuoso y dado a la violencia. Mejor aún, en lo que respecta a los Seguidores de Set, es el gobierno americano. No tiene más de un siglo de antigüedad y es realmente una administración todavía en fase infantil para la mentalidad de los Vástagos. Aunque muchos miembros de la Camarilla (y, en menor medida, del Sabbat) ya han establecido contactos e influencias, su autoridad todavía no es tan penetrante como en los gobierno europeos. Los Setitas, siempre deseosos de comenzar humildemente, trabajan con paciencia, aprovechándose de los funcionarios de segunda a los que otros Vástagos han pasado por alto. Además, estos funcionarios a los que los Setitas logran sobornar a menudo son mucho más leales a sus amos que esbirros de otros vampiros, ya que las Serpientes a menudo pueden ofrecerles mucho más que "simple" vitae.

El Oeste Americano ofrece casi tantas oportunidades, a pesar de su falta relativa de dominios importantes. Los príncipes emergentes de la región se enfrentan a numerosas amenazas, tantas que es imposible que puedan tomarse el tiempo necesario para extirpar a todos los Setitas de sus dominios aunque quieran. La mayoría no quieren, ya que necesitan todos los aliados que puedan conseguir. Los Assamitas, como se mencionaba anteriormente, a veces prestan sus servicios a estos Vástagos desesperados, pero los Setitas les ayudan gratis (o, más bien, a cambio de un sencillo favor más adelante). Incluso los vampiros que normalmente no harían tratos con los Seguidores de Set se dan cuenta de que no pueden rechazarlos dadas las circunstancias. En un entorno peligroso (la Camarilla necesita ayuda en el salvaje oeste por algo), pero los Setitas que sobreviven lo suficiente para ganarse la gratitud de los lugareños tienen la oportunidad única de introducirse en el territorio de la Camarilla desde el principio, con lo que pueden moldear y guiar a su gusto la estructura de poder que se vaya desarrollando. Esto no sólo se aplica al orden social de los Vástagos, sino también a las ciudades en rápido crecimiento del ganado. Algunos de los Vástagos más observadores (y paranoicos) han comenzado, de hecho, a preguntarse quién mantiene realmente el equilibrio del poder en el Oeste Americano.

Cita: "Oh, no por favor. Permitame".
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