Akunanse (Tercera Edición)

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Leyendas

Las leyendas hablan de un viajero Akunanse que se llamaba Hasani que viajó a lo largo y ancho del Reino de Ébano durante el siglo XVI. Se dice que sus pies terminados en garra habían pisado todos los terrenos de África, sobre todo el Sahara, y las leyendas cuentan que se sentía atraído por los orígenes de las creencias de diversas culturas. A finales del siglo XVI, Hasani se encontraba en Marruecos en la costa norte del continente africano, mientras los magrebíes perdían la guerra contra los portugueses de Europa y sus intereses colonialistas.

Los portugueses deseaban conquistar Marruecos y convertirlo en un estado vasallo de su reino. Como los europeos eran los amos indiscutibles del mar, los magrebíes apenas controlaban las zonas costeras. Aunque normalmente no se entremezclaba en los asuntos de los mortales, Hasani no deseaba que las tierras africanas cayeran en manos de los invasores extranjeros. Por lo tanto se presentó ante el sultán de Marruecos, un hombre delicado y enfermo, como consejero y auxiliar.

Ayudado por el consejo del Laibon, los marroquíes derrotaron a los portugueses en 1578 en la Batalla de los Tres Reyes. La batalla recibió ese nombre debido a que el propio Rey de Portugal participó en la batalla junto al candidato vasallo al sultanato para reemplazar al gobernante de Marruecos. El rey de Portugal y su vasallo murieron en la batalla y Hasani, sabiendo que un líder débil era una ruina para Marruecos, permaneció al lado del legítimo sultán hasta que murió.

El nuevo gobernante marroquí, Almansur, mantuvo a Hasani en su corte hasta que sus ansias viajeras lo llevaron a otro lugar. Almasur se benefició de la ayuda del Laibon y de sus deseos de viajar, y Hasani viajó con un ejército marroquí hacia el sur a través del Sahara para atacar y conquistar el Imperio Songhai en 1590. Un año o dos después Hasani desapareció de las leyendas, y seguramente se marchó en busca de un nuevo desafío o lección.

Trasfondo

Los Akunanse son los vagabundos y cuentacuentos del Reino de Ébano y los que mejor comprenden la naturaleza de la Bestia y del mundo salvaje. Quizás, de todos los Laibon, son los menos interesados en la Yihad, y aunque algunos vampiros los consideran estúpidos confiados, unos pocos Laibon se encuentran intrigados por las razones de los Tejedores para actuar de esta manera. En  algunos lugares del Oeste de África, los Ashanti creen en una leyenda sobre “la araña sabia”. Esta araña viajaba por el mundo a través de sus hilos y telarañas. Al principio, no había historias en la tierra, pero muchas criaturas sabían que vivían en el reino de los dioses y querían conocerlos, como la araña. Ella creía que si llegaba a conocer todas las historias, llegaría a conocer el principio y el fin de todas las cosas. Así que la araña acudió al dios del cielo y le pidió esas historias. El dios del cielo le ordenó a la araña cuatro tareas que parecían imposibles a cambio de su petición. Mediante su astucia y el engaño, la araña consiguió realizar lo imposible, así que el dios del cielo le entregó una caja de madera en la que se encontraban todas las historias. Y la araña las compartió con el resto del mundo ,tejiendo sus telarañas para que todos pudieran verlas.

Los Akunanse son la personificación de la leyenda Ashanti. Aunque presumiblemente sus raíces se remontan al país de Ghana, los Akunanse ya no consideran esa región como su hogar, sino que consideran que todos los lugares son sólo pequeñas piezas en la gran telaraña del mundo. Ocasionalmente viajan con otros Tejedores por conveniencia y comparten las historias y recuerdos que tienen en común, no sólo por deseo o necesidad. Sus viajes han hecho sabios a muchos Akunanse más allá de la experiencia propia de la edad, estudiando los orígenes del hombre, los Vástagos y la hechicería, aunque sus estudios no siempre son breves, y sus búsquedas pueden llevarles años hasta alcanzar la comprensión de lo que buscan. Sin embargo, cuanto más armoniosamente existen con la naturaleza y la humanidad, más profundos son los cambios.

Los Akunanse son bien considerados dentro del Reino de Ébano por su conocimiento. Los Guruhi los tienen en gran estima como  consejeros, ayudantes y diplomáticos. Los Shango a menudo consultan a los sabios Akunanse cuando imparten justicia entre los Laibon, y los Xi Dundu les tratan con respeto, sospechando que más que sabios vagabundos son espías e informadores de los Guruhi. En algunos casos, ciertas proles y linajes del legado Akunanse han entrado en conflicto con facciones individuales de los Setitas. Quizás se deba a la inclinación de los primeros por aprender nuevas cosas y el deseo de los últimos de ocultar secretos. En general los Akunanse respetan los dominios de los Guruhi y los Legados que les apoyan, y raramente creen necesario cambiar el actual sistema, que por lo menos la mayor parte del tiempo funciona bastante bien. A menudo se preocupan ante las ambiciones de los Xi Dundu y se mantienen vigilantes aguardando el momento en que se dispongan a derrocar el régimen de los Guruhi. Muchos Akunanse, por lo menos los que se sienten más interesados por la sabiduría de la tierra que por la política, permanecen apartados de las potenciales luchas por los dominios, mientras se les permita dedicarse a sus búsquedas personales.

Debido a su sabiduría y conocimiento, los Akunanse pierden sus rasgos humanos y se parecen cada vez más a las bestias del Reino de Ébano. Aunque la mayoría de los Tejedores consiguen controlarse, unos pocos han sido consumidos por su conocimiento y se pierden por completo ante la Bestia. La mayoría de los Laibon creen que los Tejedores pierden el tiempo persiguiendo cuentos de hadas y se burlan de su apariencia bestial, pero unos pocos se preguntan por qué si los Akunanse comprenden  el principio y el final de todas las cosas, ¿por qué su conocimiento los separa de la humanidad?  Y mientras las dudas les asaltan, permanecen inquietos por lo que el futuro tiene reservado a los vampiros.

Apodo: Tejedores

Apariencia: Los jóvenes Akunanse normalmente muestran rasgos o vestimentas de los habitantes de África Occidental. Normalmente cambian de estilo de vestir con más lentitud que los mortales, y muchos prefieren los trajes y vestidos tradicionales por encima de las ropas de moda del mundo moderno. Sin embargo, los antiguos más sabios son una cuestión aparte. A lo largo de los siglos han adquirido numerosos rasgos animales. Algunos comparten rasgos y características de serpientes venenosas, otros se parecen a grandes felinos (leones, leopardos y guepardos), y otros llevan los rasgos  de otros depredadores de la sabana (chacales, licaones, hienas, etc.). Unos pocos incluso han adoptado rasgos de gorilas. Los que viajan fuera de las fronteras del Reino de Ébano en ocasiones han manifestado rasgos de las bestias de los lugares que han atravesado.

Refugio: Aunque los jóvenes e inexperimentados Akunanse mantienen refugios entre los mortales, un antiguo Tejedor normalmente se instala en cualquier rincón adecuado que encuentra en sus viajes. Los antiguos que comparten rasgos y costumbres con otros Tejedores (o incluso con otros  Laibon) pueden llegar a compartir sus refugios si es necesario, aunque otros protegen la intimidad de sus guaridas con feroz intensidad.

Procedencia: Aunque parece que en sus orígenes se trataba de un Legado mayoritariamente de África Occidental, la misma naturaleza de sus miembros ha cambiado la procedencia de los
Akunanse. Empujados por el ansia de viajar, los Akunanse han Abrazado a individuos de todos los pueblos africanos que se han encontrado, e incluso a algunos visitantes extranjeros como arqueólogos, antropólogos e investigadores que han acudido a África para estudiar la cuna de la humanidad.

Creación del personaje: Los Tejedores normalmente son de naturaleza conservadora, pero su conducta a menudo varía y es influida por los rasgos animales que desarrollan, sugiriendo que algunos rasgos psicológicos también son adquiridos junto con los rasgos físicos. Los Atributos Físicos y Mentales son muy comunes, así como los Conocimientos, Talentos (Empatía) y Técnicas (sobre todo Trato con Animales). El Trasfondo de Mentor también es bastante normal dentro del legado.

Disciplinas del Legado: Abombwe, Animalismo, Fortaleza

Debilidad: Los Akunanse que adquieren conocimiento y experiencia a lo largo de sus no-vidas, se vuelven más próximos a sus Bestias. Cuanto más aprenden del mundo salvaje, más se parecen a los animales. Toman los rasgos de los animales dominantes de la región donde hayan residido más tiempo. Por cada 20 puntos de experiencia conseguidos por un Akunanse, también gana un rasgo animal. Esta característica puede ser cualquiera de un animal (los brazos alargados de un simio, el morro de un cocodrilo, una cola prensil, etc.). Cada cinco rasgos animales adquiridos reducen permanentemente un Atributo Social en uno, de acuerdo entre el jugador y el Narrador.

Organización: Los Tejedores son los más desorganizados de los Laibon. El único tipo de organización que mantiene el Legado son los ocasionales intercambios de información cuando se encuentran entre ellos, que normalmente se produce libremente. En última instancia les gusta compartir las historias que escuchan. Aparte de eso, se encuentran demasiado atrapados por sus búsquedas personales para preocuparse por cualquier orden social que no sea el de la naturaleza.

Cita: "No tengas miedo cuando veas mi rostro, porque también es el tuyo."

Estereotipos

Guruhi: No podrán retener el poder durante mucho tiempo si no comprenden qué es lo que defienden.
Ishtarri: Un triste reflejo de nosotros, se ahogan en sus deseos sin comprender de verdad qué es lo que necesitan.
Kinyonyi: Vagabundos como nosotros, pero sin más propósito que ellos mismos. Viven bajo una ilusión de libertad, pero están atrapados.
Naglopers: Estos Laibon son un misterio para mí. Desconozco con qué poder elemental se han cruzado, pero me inspiran miedo.
Osebo: ¡Qué cerca se encuentran de nosotros! Si sólo pudieran aprender a controlarse…
Seguidores de Set: Aunque se han aliado con una fuerza de la naturaleza, con el tiempo se han vuelto demasiado rígidos y estrechos de mente. Compartiríamos de buena gana lo que hemos aprendido a lo largo del tiempo con ellos, pero las Víboras no tienen oídos para escuchar nuestras palabras. Me lamento por ellos, pues se han perdido en los engaños del pasado y de un dios muerto.
Shango: Como las Víboras se consideran divinos y de la misma manera se encuentran ciegos a su verdadera naturaleza.
Xi  Dundu: Hemos visto a esos ambiciosos alzarse a lo largo de los siglos y también les veremos caer.
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