Azotes Assamitas

Liberados de la maldición Tremere y ansiosos ante lo que creen que vendrá, muchos Assamitas practican la diablerie. Algunos príncipes de la Camarilla han tenido problemas para encontrar a alguien entre sus súbditos que sea de confianza, y que esté capacitado y dispuesto a asumir la onerosa tarea de control de población.

Una posible solución mutua es subcontratar, por así decirlo, a un Assamita para servir como azote, quedando entendido que al Assamita se le concederán los derechos de diablerie sobre el condenado. Es innecesario decir que la Camarilla desaprueba en gran medida las alianzas con los rafiq, especialmente porque se les prohibió ejercer su oficio en el Tratado de Tiro; mientras el Assamita en cuestión realice algún tipo de declaración de lealtad, y de este modo deje de ser técnicamente un asesino a sueldo, la secta tiene escasos motivos para objetar nada.

Sin embargo, otros Vástagos en la ciudad pueden expresar un profundo desagrado por tener un asesino entre ellos, si llegan a enterarse de ello: la diablerie es sólo uno de los muchos objetivos de los Assamitas. Algunos rafiq que ofrecen sus habilidades son estudiosos de renombre entre su propia gente; al capturar y estudiar a los vampiros de sangre débil, esperan beneficiarse de secretos ocultos. A veces los azotes Assamitas ofrecen a sus víctimas una oportunidad para convertirse, siendo sacados de modo clandestino para ser entrenados en el "Camino Verdadero", en vez de acabar ante el príncipe. Tal opción puede parecer muy atractiva para los prisioneros, a pesar de los obvios recelos.