Su alma saludable y equilibrada no posee heridas que curar. El tem-akh repara almas heridas, incompletas, atormentadas. Los egipcios denominan al defecto trágico del mortal hamartia, el punto débil que evitaba que alcanzase sus sueños y viviese una vida feliz. Puede que fuese adicto a la heroína, que fuese demasiado tímida para defenderse cuando su amante le pegaba, que otros la manipulasen para su satisfacción egoísta o que tuviese una voluntad tan débil que acataba siempre los deseos de los demás en lugar de perseguir los suyos. Criminales, enfermos mentales, adictos a toda clase, masoquista y mártires, los desesperados y los deprimidos... todos tienen almas que piden a gritos que las completen y remidan. Cualquier cosa que no está en armonía con Maat requiere que sus heridas sean curadas, sus defectos sean reparados y su desequilibrio se compense. La naturaleza de la hamartia del mortal determina qué tem-akh será el que posiblemente se funda con su alma durante la resurrección.
El espíritu completivo egipcio puede sentir el desequilibrio del espíritu mortal. Cada tem-akh es un fragmento de un poderoso y ancestral espíritu egipcio, es todo lo que queda de una antigua alma, la porción más fuerte de un ser antes completo. Sólo mediante esa fuerza logró el tem-akh sobrevivir al vórtice de la última tormenta fantasma. Las negras nubes de Apofis erosionaron las almas, desgarrándolas y los restos destrozados descubrieron que no podrían aguantar mucho tiempo en esa condición reducida y dañada. Por ello, los espíritus ancianos buscaron almas actuales con las que unirse. Su dios Osiris les encomendó que buscasen a quienes estuviesen a punto de morir y qué pudiesen ser reparados por las nobles almas de Amenti. En su infinita sabiduría el dios de la vida previó que la unión entre ambos tipos de espíritu salvaría a las almas egipcias marchitas y perfeccionarían los espíritus de los muertos recientes que sufrían. El alma unificada creada de esta manera podría convertirse en una poderosa herramienta para restaurar los principios de Maat.
Una vez fragmentado tem-akh encuentra a un compañero cuya debilidad pueda eliminar, espera al otro lado del Manto que separa los mundos a que el mortal muera. La habilidad de los fantasmas para ver cuándo alguien esta apunto de morir les permite escoger, antes de que el propio tem-akh se desvanezca en el Olvido.
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