Están ellos y estamos nosotros. Sí, somos Camarilla. Apoyamos las Tradiciones, jugamos a nuestros festivos juegos políticos y bebemos antigüedades de sangriento néctar mientras un cuarteto de cuerda toca cerca. Pero, y es un gran pero, no somos legisladores. He erigido tres Príncipes que se mantienen en su trono hasta esta noche, incluso con todos los problemas que hemos tenido recientemente. Pero ni yo ni ellos somos nada comparados con los grandes jefes en las sombras. Sí, conocemos las sombras. Sabemos cómo ocultarnos de los mortales. Pero esta gente sabe ocultarse de nosotros.
Ellos son sombras. ¿Crees que un Arconte te avisa antes de ir a tu dominio y cortarle la cabeza al Sheriff? ¿Crees que te dice por qué acaba de decapitar a ese pobre bastardo? Dime, ¿quién crees que está filtrando toda esa mierda de la Iglesia de Caín en nuestros dominios? No son unos cuantos Neonatos. Si los Justicar quieren que construyamos una iglesia, acabaremos erigiendo un buen puñado de ellas sin saber siquiera cómo. Así que sí, seguimos con nuestras pequeñas y ajetreadas no-vidas y fingimos que somos importantes. Pero recuerda que hay alguien que puede alzarte un instante o destruirte con sólo pensarlo, y tú ni siquiera sabes su nombre.
Círculo Interior
Por Carmelita Neillson, arqueóloga y archivista del Clan Toreador: Es difícil para una historiadora como yo educar en la larga y colorida historia de la Camarilla cuando existen tantos vacíos intencionales. Puedo nombrar unos cuantos: nuevas Tradiciones aprobadas pero rápidamente abandonadas; un Clan que recibió una invitación para unirse a nuestra Secta pero que, sin razón aparente alguna, quemó ese puente antes de cruzarlo; muchas de las circunstancias que rodean a nuestra implicación pasada con los Setitas… Como corresponde, entre los grandes misterios contamos a nuestros grandes amos. Los Siete Interiores una vez fueron señores de sus Clanes, pero ¿quién se atreve ahora a darles nombre? Ocultando su identidad tras la ley, ponen en práctica crueldades y exacciones necesarias. Sin un objetivo, no se puede dirigir la venganza, la resistencia no puede florecer.
La orden llega en forma de susurros en la Sangre, de súbita certeza entre los Justicar, de breve sensación de unas garras alrededor del cuello. Pero el misterio también engendra especulación. ¿Mi favorita? Recuerda que no es más que un rumor, pero… ¿y si el Círculo Interior abarca más que sólo los Clanes de la Camarilla? Piensa en ello. Eran siete, ahora somos cinco. ¿Querían los Antiguos Gangrel y Brujah renunciar al poder definitivo en la Torre por simple principio entre los Anarquistas? O digamos que el líder Lasombra nunca se marchó o que los embajadores de los Banu Haqim se sientan a la mesa. Quizás alguien del Viejo Clan reclama un asiento por alguna inimaginablemente ancestral ley de Enoch. Por supuesto, todo esto no es más que una teoría. Sería un poco perturbador si descubriéramos que el Círculo interior estuviera compuesto de cuatro miembros del Ministerio, dos Malkavian y un Lasombra, ¿verdad?
Justicar
Con sólo cinco Clanes dentro de la Torre por el momento, los cinco Justicar asumen incluso más responsabilidad… y poder. Deben representar a su Clan, decidir en asuntos de guerra y leyes y actuar como la voz del Círculo Interior. Por encima de todo, aplican las Tradiciones. Un Justicar puede descender sobre un Príncipe poco preparado en un regnum regido con debilidad. Bueno, las Arpías aún cuchichean sobre lo que ocurrió “cuando el Velo volvió a caer con fuerza en San Antonio” y quién terminó sometido a él cuando Petrus le hizo una visita en 2006. Los Justicar actúan como monarcas de sus Clanes, designados por el Círculo Interior en períodos de 13 años. Pocos, salvo la Ventrue, sirven más de uno. Los Justicar pueden disponer de cualquiera de los activos y recursos de la Camarilla a voluntad, incluyendo a cualquiera de sus miembros. Tales exacciones pueden parecer un valioso honor de la realeza o un aborrecible robo tiránico dependiendo de la etiqueta del Justicar y de si es a tu Chiquillo o tu refugio lo que ha confiscado.
Como pronosticó Ivy Reo, oráculo y consejera de los Justicar, clan Malkavian: El número de Justicar será de nuevo siete, ya que siete es un número importante no sólo para los Usurpadores, sino para los al-Amin, y todo sigue presente. Sí sí sí. Escucha. ¿Lo oyes? Los engranajes giran. El cambio está pasando. Los Justicar deben seguir siendo siete para que la Camarilla siga siendo fuerte. El Círculo Interior lo sabe. Sabe que sin siete pilares colapsará. El tejado es demasiado pesado con sólo cinco pilares. ¿Cinco? ¿Quién oyó hablar alguna vez de cinco pilares? Mm hm. Sí sí sí. Si no podemos crear dos pilares, hemos de importarlos. ¿De dónde? ¿Egipto quizás? Conozco al menos un pilar fuerte en la oscuridad. Conozco un pilar ahogado en sangre. Conozco un pilar dibujado una vez por el arquitecto, pero se quebró en dos en las cuerdas del constructor. ¿Qué hacer? Qué hacer.
Justicars Actuales
• Juliet Parr: Justicar del Clan Malkavian y antigua Sheriff del Norte de Londres.
• Molly Macdonald: Justicar del Clan Nosferatu.
• Diana Iadanza: Justicar del Clan Toreador y Pesadilla del Clan Gangrel.
• Ian Carfax: Justicar del Clan Tremere y antiguo Arconte de Karl Schrekt.
• Lucinde: Justicar del Clan Ventrue, nombrada “Justicar de por No-Vida” en 2018.
Los representantes de los Clanes Gangrel y Brujah eran Geoffrey Leigh y Manuela Cardoso Pinto respectivamente, hasta que sus Clanes abandonaron la Camarilla. Abundan los rumores sobre un Vástago neutral que pronto será designado Justicar de los Foráneos, en representación de Antitribu y Clanes no afiliados.
Arcontes
Los Arcontes no son simples asesinos a sueldo. Son asesinos a sueldo de élite. Y guerreros, eruditos e investigadores. Cada Justicar selecciona a dedo a sus propios Arcontes, incluso compiten por esos excepcionales sirvientes. El candidato a Arconte tiene una oportunidad de declinar la oferta. Si acepta, sirve a los Justicar aplicando la ley de la Camarilla, buscando secretos o espiando a los enemigos de la Torre. Algunos Arcontes operan a solas, otros en coteries. A menudo, el Justicar Vincula a estos Arcontes a sí mismo o entre sí con un Vínculo de Sangre. Incluso sin Vincular, tienen menos libertad de acción que sus amos, pero pueden ordenar dar Muerte Definitiva a un Vástago y esperar que les obedezcan. De hecho, un Arconte puede diezmar todo un dominio o regnum sin dar explicaciones. Aprender a evitar tal castigo o, al menos, a evitar tales Arcontes sigue siendo un ejercicio de lealtad y supervivencia.
"Drag quiere convertirse en Arconte, ser una leyenda para la Camarilla. Lo entiendo. Es duro, también. Puede mantener la mano sobre el fuego durante minutos sin romperse. La Primogenitura estaría ciega si lo rechazase. Y conoce nuestra ciudad mejor que nadie. Sabía dónde esconderse cuando esos capullos Anarquistas quemaron el parque de caravanas. Pero cuando eres Arconte no puedes ocultarte del calor. No puedes retirar la mano del fuego. Si te unes, nunca te retiras. He oído que o mueres en tus primeros trece o acaban contigo por saber demasiado. Sólo te marchas convertido polvo. Por supuesto, Drag lo sabe todo sobre el polvo. Esos cabrones… Su Chiquillo estaba en el parque de caravanas… Bueno, ya sabes."
Diplomacia de la Secta
Los Vástagos de la Camarilla se alzan por encima de la chusma de los Anarquistas, pero ven a otras Sectas como posibles iguales e incluso compañeros. La Segunda Inquisición no tiene favoritos e incluso los Justicar deben ponerse de acuerdo a la fuerza con este argumento. En la actualidad, los Arcontes portan mensajes de profundo respeto, incluso acuerdos de alianza local y puede que algo más, a la Ashirra y de vuelta. La diplomacia, incluso para los Vástagos, sigue siendo el arte de lo posible. Y para la Camarilla, hay muchas cosas posibles.
—Hemos de discutir la situación de Berlín, Giering. El problema no desaparecerá por sí solo. Nanette le pasó al Príncipe un vaso casi a rebosar de rica sangre cosechada de las reservas más exquisitas que los Hermanos Herz podían proporcionar. Si recordaba correctamente, ésta era una nueva variedad que los traficantes de sangre encontraron tras mudarse a Países Bajos hacía dos años. Conforme el Príncipe daba un sorbo, sacudió la mano con rechazo. El anciano de barba Van Dyke nunca se había preocupado demasiado por la política urbana más allá de su dominio.
—Por supuesto, mi Príncipe. Giering entrecerró los ojos y bebió el resto de la sangre de un solo trago.
—Soy más que capaz de interpretar tus expresiones, mi querida Chiquilla. Sé que lo desapruebas. ¿Cuál es el dicho? Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo. Ella asintió.
—Ninguno de nosotros verá el cielo. Tratamos de trabajar con los Anarquistas. Lo intentamos durante cinco largos siglos. Tratamos de aplastarlos, pero eso sólo lleva a otra rebelión aún mayor. Es el momento de que los empujemos a sus propios guetos y les dejemos enconarse unos con otros y que el problema se elimine solo. Si interferimos, nos harán responsables. Si permitimos que la podredumbre se asiente y el diente se caiga solo, seremos los únicos que queden. Nanette observó cómo su Sire caminó hasta el balcón sopesando si ahora era el momento para esgrimir sus argumentos de forma más enérgica. Estaba terriblemente cerca de la barandilla.
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