Los Vástagos que pueden recitar generaciones de su linaje y 
relatar las hazañas de sus ancestros 
(buenas o malas) suelen estar bien 
considerados por sus pares y Antiguos. Respetar y recordar el pasado 
es un consuelo para muchos y, sin 
duda, de ello surge la práctica de la 
veneración de los ancestros.
Hay algo romano en la idea de 
construir un santuario en tu refugio, adornarlo con pequeños ídolos 
de tu Sire y el Sire de éste y pedirles 
guía cada noche al despertar. Me 
he encontrado numerosos Vástagos 
que lo hacen, así como algunos 
Brujos que aseguran comulgar 
literalmente con sus ancestros de 
esta forma. No podría decir si las 
plegarias realmente canalizan el 
poder que permite a un Vástago comunicarse mentalmente con otro, 
pero claramente ayudan a quien 
reza, concretamente entregándole 
la voluntad de su ancestro.
La adoración a los ancestros no 
se limita al plano material. Muchos 
cultos a los ancestros veneran 
a los muertos tanto como a los 
no-muertos. Miguel de Constantinopla está entre los más sagrados 
Matusalenes Toreador. Sabemos 
que fue destruido junto con el Sueño, pero eso no detuvo a su linaje 
a la hora de liderar una Iglesia en 
su nombre. 
Los Miguelinos, a veces 
denominados Nephilim, reciben 
tributos y servicios por su linaje 
y muchos ostentan posiciones de 
autoridad religiosa por todo el 
mundo vampírico. Algunos incluso 
adoran a otras figuras más allá del 
propio Miguel, pero, debido a su 
abolengo, su palabra se toma como 
un modelo a seguir.
Otro ejemplo puede encontrarse en el Clan Tremere. Los 
tradicionalistas de Karl Schrekt 
creen que el propio Tremere era el 
pináculo entre los magi y sienten 
gran consuelo intentando replicar 
su éxito, a menudo sacrificando sangre y cosas peores en su 
nombre y mezclando su fe en el 
poder de la Sangre con el hermetismo inherente de los orígenes de 
su Clan. Así nació el neologismo 
“Heméticos”. Los ocultistas han 
tenido un profundo efecto en el 
sistema de creencias de la Camarilla. Incluso dando la espalda a 
los milagros, tendemos a creer en 
la magia en lugar de en la teoría 
científica para explicar tanto 
nuestra condición como nuestras 
habilidades.
Quizás éste sea el verdadero 
núcleo de nuestras creencias. 
Puede que no creamos ni en Dios 
ni en Caín, pero sentimos que hay 
un orden oculto en el universo. 
Profecías, maldiciones, destino, 
justicia poética, sincronía, la paga 
del pecado, bien y mal. Todo esto 
es real para la mayoría de nosotros. La tabla esmeralda, un texto 
de Alejandría del siglo ii, dice, 
en lenguaje actual: «Así como es 
arriba, es abajo». El significado de 
esto es que todas las cosas están 
conectadas y pueden afectarse 
unas a otras mediante conexiones 
invisibles. Muchos Vástagos, especialmente los Heméticos, siguen 
los recientes avances en física 
cuántica con gran interés. Quizás 
la ciencia de los días en que respirábamos finalmente se unifique 
con los sangrientos milagros de 
nuestras prolongadas muertes.
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