Mis compañeros Antiguos de la Camarilla:
Creo que este cónclave no busca gloria ni beneficio, guerra ni retribución, sino crear a partir de los
materiales que nuestros antepasados nos dejaron a
nosotros, la Camarilla, algo que nunca antes ha existido. Creo que debemos aprovechar este momento como
una cumbre desde la que decir tanto a los viejos como
a los jóvenes de nuestra especie que hay otra manera. Que podemos dedicarnos a algo
distinto que la angustia, el esfuerzo y el eterno sufrimiento de los Condenados.
Hoy en día, la tragedia en nuestra Secta es un mal
general y universal sufrido durante tanto tiempo en
silencio que pocos de nosotros se percatan siquiera de
que hemos sucumbido. El nuestro es un problema de
espíritu, de la voluntad de encontrar un propósito y
luchar. Para muchos de los nuestros sólo está la pregunta ¿cuándo me encontrarán? ¿Cuándo me cazarán?
¿Cuándo seré exterminado?
Debido a este terror por nuestros enemigos, la
mayoría hemos olvidado los problemas cotidianos de
nuestra condición inmortal.
Debemos aprender a estar
vivos de nuevo. Ya que, más allá del miedo, muchos de
nosotros, si no todos, teníamos un propósito y hasta
que lo encontremos de nuevo lucharemos bajo una
maldición. Ahora no luchamos por la gloria, sino por
instinto, empujados por este miedo a la derrota en la
que nada se pierde o se gana, de victorias sin esperanza y, lo peor de todo, de la Muerte Definitiva sin
un propósito. Existimos como si nos alzásemos entre
nuestros caídos, observando el fin de nuestra especie.
Como si la aniquilación ya hubiera ocurrido. Me niego
a aceptar tal fin.
Es demasiado fácil decir que somos inmortales
simplemente porque sobrevivimos, porque cuando el
último gong de la perdición haya resonado y el eco
se haya desvanecido en el polvo rojo del risco de la
última montaña ya sin viento, incluso entonces habrá
un sonido más: el de exiguas voces parlamentando, aún
discutiendo en esta cámara o una muy similar.
Me niego a aceptar esto. Creo que no sólo sobreviviremos, sino que prevaleceremos. Somos inmortales, no porque sólo nosotros entre todas las criaturas
tengamos una voz incansable, sino porque tenemos
un alma inmortal, un espíritu capaz de ferocidad,
vitalidad y loca pasión. Nuestro deber es aceptar esto
y usarlo. Nuestra es la raza que se niega a morir, así
que no nos permitamos abrazar el final en el último
momento.
De hecho, es nuestro privilegio aquí y ahora
alzarnos y recordar a todos los demás miembros
de nuestra Secta el coraje, el honor, el orgullo, la
dedicación y el sacrificio que han sido la gloria de
nuestro pasado y de las Tradiciones que nos guiarán
a partir de ahora.
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Si me gusta mu cho en ser un vapiro pero alguien me puede motrer para traformarme
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