Aunque los estados y las ciudades brasileños crearon escuadrones de policía especial en los ochenta,
formaron su propio Batalhão de Operações Especiais
Secretas (BOES), el Batallón de Operaciones Secretas
Especiales, posiblemente aconsejados por la Sociedad
de San Leopoldo.
Financiado por activos confiscados en principio a
criminales y luego a Vástagos, el BOES incorporó comandarias de cinco o seis hombre en la policía militar
o en la policía de operaciones especiales de São Paulo
(ROTA), Belo Horizonte (BOPE), Río de Janeiro
(BOPE), Vitória (BME) y otras ciudades y estados.
Estas comandarias exploran una ciudad y cartografían
la actividad y terruños vampíricos durante meses o
incluso años. Una vez cumplido esto, golpean a tantos
objetivos a la vez como pueden, y luego comienzan a
limpiar la ciudad bloque a bloque si es necesario.
Dado que en sus primeras décadas el BOES se
concentró en ciudades que no eran de la Camarilla,
prestamos poca atención a esas redadas. De hecho,
probablemente no te sorprenderá que varios Príncipes
Toreador locales pusieron al BOES tras el rastro de
sus rivales. Pero cuando la Sociedad de San Leopoldo
absorbió al BOES en la Segunda Inquisición, se
convirtió en una amenaza significativa también para
nuestras actividades. En algunos casos, los pelotones
del BOES tienen décadas de experiencia en la caza,
más que ninguna otra fuerza de combate humana en
el planeta. Los más veteranos entrenan y radicalizan
a los nuevos reclutas en las “Sagradas” (como ellos
llaman a la unidad), debilitando nuestras armas de
la sorpresa y la duda. Con el ejército estadounidense
apoyándoles y financiándoles a través de la IAO,
es sólo cuestión de tiempo antes de que expandan
sus operaciones fuera de Brasil; de hecho, podría
haber comandarias del BOES operando ya en Bogotá,
Caracas y Luanda.
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