Cómo nos Cazan (La Segunda Inquisición)

Edit

Soy consciente de que en realidad no pasamos mucho tiempo juntos ni siquiera cuando te Abracé y te introduje en la Camarilla. No me conoces más allá de lo que te hice y de estas notas que te he dejado. Quizás pienses que soy un monstruo frívolo jugando con asuntos de vida y muerte. Bien, en lo que respecta a la Segunda Inquisición, no bromeo. Son aterradores y debes tomarlos muy en serio. Si no, morirás. Quiero que comprendas estas palabras. He perdido muchos amigos queridos a manos de la Inquisición y yo misma casi muero. A veces olvidamos la ventaja que la Mascarada nos da sobre los mortales. Olvidamos lo débiles que son a causa de su ignorancia. Una vez que aprenden la verdad, no son tan débiles. No hablo mucho sobre esto, pero logré salir de Londres cuando la Segunda Inquisición comenzó su asalto. Estaba en el refugio de un amigo cuando echaron abajo la puerta. Había luz solar por todas partes, mi amigo se deshizo en polvo cuando trataba de abrirse paso a un lugar seguro a garrazos.

Yo sufrí quemaduras muy graves y a causa de mis heridas podían determinar con facilidad lo que era. Para mi vergüenza, sólo me salvaron mi velocidad y mi conocimiento de la red de alcantarillas de Londres. Solía vivir ahí en cierta época y las alcantarillas tienen mucha historia. Tras ponerse el sol, me abrí paso hasta el aeropuerto con vistas a tomar prestado el jet privado de Lady Anne, pero también lo habían tomado. Lo mismo me ocurrió con otros incontables refugios. Todos destruidos o llenos de ganado aterrado. Pronto me di cuenta de que resultaba difícil hasta andar por la calle: esas malditas cámaras que los mortales ponen por todas partes me detectaron cuando lo intenté. Tuve que recurrir a mis más viejos trucos. Pretendí ser una inmigrante ilegal rusa que huía de las autoridades y un dulce joven me llevó fuera de la ciudad en el maletero de su coche. Estaba tan sobrepasada por la gratitud que le di un anillo que había tenido en mi posesión durante dos siglos. La Segunda Inquisición mató a lo más fuertes y poderosos de la sociedad vampírica londinense. Hicieron a Victoria Ash correr como un perro. Si tienes el imperioso deseo de combatirlos, hazlo como un vampiro. Engañándolos desde lejos.


Por Manfred Vaughn, Mayordomo de Armas

Nuestras tradiciones ancestrales, del control y la obediencia y sobre todo de la Mascarada, son nuestro mayor escudo contra el mayor peligro al que nos enfrentamos en siglos: una nueva guerra de humanos contra Estirpe, de perros ovejeros contra lobos. Esta Segunda Inquisición enfrenta a nuestros viejos enemigos en el Vaticano, la policía secreta, los guerreros en la sombra de una docena de países y células de cazadores de otra docena más contra no sólo la Camarilla, sino toda nuestra especie. Nos hacen la guerra bajo el disfraz de la guerra al terrorismo y ocultan sus acciones ante sus amos con la premisa de prevenir el pánico y de la seguridad operativa. La Segunda Inquisición ya nos ha costado mucho, en Viena, Londres y en incontables salas iluminadas por el sol protegidas por senescales sin rostro. Nuestros recursos se ven agotados; nuestros movimientos, impedidos. Debemos entender a nuestros enemigos, mitigar sus ataques y volver su mirada panóptica hacia aquéllos tan estúpidos de mantenerse fuera de la Torre de Marfil.

Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Sobre las Fuentes
Por favor visita el apartado “referencias” para encontrar las paginas originales de donde fue extraída la información, vampiro.cl es un compendio, nuestro objetivo es recopilar la mayor cantidad de contenido que circula por la web, son muchas personas que día a día traducen y/o comparten conocimientos que verteremos acá, nuestro aporte es clasificar, ordenar y compartir con la comunidad rolera.

0 comentarios:

Publicar un comentario