Construye un Mundo Mejor (Para Ti)

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Digamos que necesitas un puñado de seguidores. Quizás quieras hombres furiosos para hostigar a tus enemigos en Twitter. O quizás necesitas una turba violenta que te proteja. Para muchos Anarquistas, el lugar donde encontrar a esta gente es en los límites del mapa político. Sólo recuerda que es un terreno para chupópteros jóvenes. Necesitas comprender muy bien el paisaje político y subcultural actual para mezclarte en él, y es algo muy difícil de hacer si te trajeron a la noche sólo hace unas pocas décadas. Como advertencia, piensa en la frecuencia con la que la policía fracasa miserablemente a la hora de infiltrarse en grupos activistas. Un policía destaca, normalmente por razones absurdamente simples, como llevar la clase errónea de calzado o de peinado. 

Caso n°1: tu antigua banda

Digamos que eres uno de esos Anarquistas lo bastante afortunado de haber sido activo políticamente en vida. Ya conoces a la gente y ellos te conocen a ti. Fuese cual fuese tu estatus en el grupo, puedes reforzarlo rápidamente, porque, como chupóptero, puedes hacer que pasen cosas de una forma que antes era imposible. Puede ser un detalle. Estás en los antifas. Un humano necesita protegerse de ser herido cuando sale a dar palizas a nazis, pero para nuestra gente no es tan importante. Puedes hacerte el héroe al recibir una herida de cuchillo por tus amigos y ellos no necesitan saber que eres un chupasangre que se cura de forma sobrenatural. Se trata de cosas que cualquier chupóptero puede hacer. Puede que tus amigos sean apaleados por la policía. Quizás uno tenga daños neurológicos al ser retenido en un furgón policial con las esposas demasiado apretadas. Dale una gota de tu Sangre. Dile que es un remedio herbáceo o una droga callejera experimental. Lo que sea que se vaya a creer.
Al final se hará adicto sin siquiera darse cuenta. 

Caso n o 2: tus enemigos jurados

La mayoría de nosotros puede intuir que la presencia de un monstruo no-muerto no hace mejor ningún movimiento político. Nuestra influencia es tóxica y, aun así, muy a menudo seguimos pasando tiempo con nuestros viejos amigos porque nos gustan. Si tienes estómago para ello, también puedes infiltrarte entre tus más odiados enemigos. Esto tiene muchas ventajas. No tienes que sentirte mal por las cosas horribles de explotador que necesitas realizar como chupóptero. Si tus nuevos socios terminan heridos, ¿qué importa? Se lo merecen. Y, si no, eso también es bueno, ya que pueden hacer tu voluntad. A nivel político, esto funciona estupendamente, usar nuestra naturaleza ponzoñosa contra tus enemigos. ¡Sólo ten cuidado de no convertirte en uno de ellos! Nos gusta pensar que estamos por encima de la humanidad, que no nos afectan preocupaciones insignificantes, pero eso es una mentira interesada. Nuestro entorno nos afecta igual que a cualquier otro. Así que, si quieres infiltrarte en un puñado de etnonacionalistas antirrefugiados, Internet es una gran herramienta para ello. 

Dedica tiempo a estar en los foros o grupos de Facebook locales correctos, repitiendo como un loro los puntos de vista más extremos. Así, cuando vayas a tu primera reunión, sabrán quién eres. Hay algunos errores comunes que puedes cometer. Uno es depender en exceso de tus habilidades sobrenaturales. Pueden serte útiles para moverte deprisa, pero para un plan a largo plazo, lo natural y orgánico ofrece mejores recompensas. Un Renfield adicto a la Sangre te delata con su mera existencia, pero si tus lacayos ni siquiera saben que te sirven estás mucho mejor protegido. Resiste la tentación de convertirte en el líder. Sí, es un gran subidón de autoestima, pero ser quien está tras el trono implica mucho menos trabajo. Si tu grupo marginal lo dirige un incompetente, como suele ocurrir, puedes ganar influencia simplemente al aportar rigor y profesionalidad, ya lidies con skinheads a los que les gusta aplastar algunos cráneos o aspirantes a terroristas nacionalistas blancos. 

Caso n o 3: eres novato en política 

Esto probablemente sorprenda a muchos de la Camarilla, pero la mayoría de Anarquistas no son antifascistas radicales curtidos en manifestaciones de bloque negro. En la actualidad y por lo general, ser un libre sólo significa haber sido Abrazado en las últimas décadas. Fiesteros, refugiados, chicos monos y pandilleros terminan en esta vida sin profundas convicciones políticas o conexiones preexistentes. Digamos que éste es tu caso, pero que aún quieres usar un grupo marginal para tus propósitos. ¿Cómo lo haces? Primero, elige a tu objetivo, que dependerá de tus intereses. Si necesitas trolls de Internet, los activistas de la derecha alternativa de Internet son una buena opción. Si necesitas violencia, necesitas gente que esté acostumbrada a luchar en las calles. La elección más sencilla es: gente de derechas o de izquierdas. Puedes guiarte por tu gusto personal. Después de todo, vas a pasar mucho tiempo con ellos. Más allá de eso, hay algunas cuestiones prácticas que considerar. 

En muchos países, los grupos de derechas son significativamente mejores para la violencia, así que, si eso es lo que necesitas, comienza a practicar los brindis que harás en el cumpleaños de Hitler. Los movimientos de derechas también tienen otra ventaja: en la mayoría de países europeos, así como en Estados Unidos, la policía los trata con mucha indulgencia. Esto enlaza con cuánto quieres arriesgarte exponiéndote a la Segunda Inquisición con esta asociación. Sin embargo, si se te da realmente bien mezclarte con mortales, un grupo de izquierdas puede proporcionarte una tapadera excelente. Nuestra experiencia sugiere que la Segunda Inquisición no espera encontrar a nuestra clase entre activistas ecologistas, incluso aunque estén muy vigilados por diversas agencias de inteligencia. Segundo, aprende a soltar su discurso. Documéntate. Es fácil de hacer en línea. Suele compensar asumir el rol de alguien que controla los límites dentro del grupo y que desafía a la gente en terrenos ideológicos. Así puedes hacer que la gente te tema al tiempo que evitas comprometerte con el auténtico trabajo. 

Fecha de caducidad 

Infiltrarse y hacerse con el poder de un grupo político marginal es un proyecto a corto plazo, de unos meses a una década. La escena cambia rápidamente. La gente envejece y se marcha. Tendrás problemas para mantenerte al día con la nueva jerga política, y quienes te rodean comenzarán a sospechar de ti. Esto conduce a la última regla: nunca te infiltres sin un plan de escape. 

– Dalia Nakache, ideóloga revolucionaria Anarquista francesa
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