He encontrado un niño con una oreja perfectamente
formada en medio de la cara. No tiene ningún otro
rasgo. Ni nariz, ni boca, ni ojos. Para cuando murió,
entendimos que nuestro mundo perfecto no iba a
serlo mucho más.
Conozco a mucha gente interesada en si nuestro
experimento utópico está funcionando. Te encomiendo que disemines estas notas entre ellos. Estoy seguro
de que nos ridiculizarán por creer que podíamos
encontrar un lugar sin contaminar por monstruos
ancianos, pero durante algunos buenos años tuvimos
nuestra utopía en la selva amazónica. Asentamientos
humanos prístinos, villas y ciudades alejadas de todo.
El chico fue el primero, pero no el último. Nunca
he visto nada como eso.
Seguían apareciendo, niños,
adultos, ancianos; todos mutilados de la misma forma.
Tengo una hacienda bastante agradable. Vivo aquí
como huésped permanente de una familia mortal. De
hecho, cuando era humano también vivía aquí. Me hace
feliz que esta familia adinerada me sirva, a un medio
nativo al que ni siquiera habrían escupido cuando era
mortal. Aun así, he acabado preocupándome de ellos
a mi manera. Una noche, me desperté y me encontré a
uno de los niños de pie sobre mi cama. Su boca babeaba
y escupía las palabras: «Escucha la voz de Caín».
Así es como el Sabbat hizo su entrada en nuestra
parte del mundo.
En alguna parte de la selva, Brasil – 3 de mayo de 1982
Ojalá pudiéramos encontrarlos. Cuando vinimos al
Amazonas, creíamos que estábamos a salvo de los
monstruos del mundo exterior. Si percibíamos el olor
de la Camarilla, podríamos desaparecer en pequeños
asentamientos y esperar a que se marchase.
Estaba seguro de que ningún chupasangre podría
derrotarme en mi propio terreno. Quizás a los demás
que vinieron conmigo (la mayoría eran europeos
cansados de la Guerra de las Edades), pero no a mí.
Yo conozco la selva.
Pero ya no estoy tan seguro.
Ahora Manaos está lleno de vampiros ignorantes
y dementes. El Sabbat acude a la ciudad, secuestra a
un puñado de humanos, los Abraza y se marcha. No
les importa una mierda la Mascarada. Los nuevos
vampiros crean más de su especie.
He matado docenas de ellos, algunos deformes
y mutilados, que gritaban y balbuceaban. Muchos
de los otros Anarquistas que vinieron conmigo al
Amazonas no tienen estómago para asesinar. Yo fui
un marino en una vida pasada. Ahora sólo soy un
ejecutor que trata de detener la marea de sangre.
Manaos, Brasil – 9 de septiembre de 1982
Creemos que hay sólo tres auténticos vampiros del
Sabbat ahí fuera. El resto son sólo lugareños Abrazados. He logrado que una de sus víctimas hable. Le
habían cubierto la boca con carne, pero se la abrí con
un cuchillo. Me dijo que hablaban español y que eran
dos mujeres y un hombre.
No conocemos sus nombres,
pero llamamos a su artesana de
la carne “Mariposa”. Le gusta eliminar rasgos y reemplazarlos con
orejas. Es muy meticulosa. Una vez
vimos a un hombre con diez orejas
por toda la cabeza.
Tres de ellos, casi cincuenta
de nosotros. Mutilan a los mortales. Abrazan gente en nuestros
pueblos y ciudades, y aun así no
podemos encontrarlos.
Tu amiga polaca Agata Starek
estuvo aquí un mes en verano. No
la quería aquí porque es casi tan
mala como el Sabbat, pero al final
le supliqué que se quedase; tiene
verdadero talento para matar a los
jóvenes.
En alguna parte del río Solimões,
Brasil – 11 de noviembre de 1982
Sé que decirlo así es anticlimático,
pero creo que hemos ganado. Me
llegó la noticia de que estaba pasando algo en una explotación forestal.
Cuando llegué allí, todo el mundo
estaba muerto salvo por un puñado
de desafortunados deformes que se
arrastraban por el barro. El Sabbat
se ha burlado de ellos mutilándolos
y forzándolos a competir con mentiras de salvación.
Nunca he visto tal carnicería
salvo tras el paso de los escuadrones de la muerte. Algunos de los
cuerpos estaban exangües, otros
esparcidos por el suelo en húmedos trozos rojos. Cuando alcancé
al Sabbat, estaban enloquecidos
a causa de las drogas en sangre
y cantando, gritando y bailando
entre las ruinas. No fue una lucha,
no hablé con ellos. Sólo les maté.
He estado cazando a su Progenie a lo largo del río y pensando
en la libertad. No creo que el
Sabbat viniera a combatir con
nosotros. Acudieron a la selva
por la misma razón que nosotros:
para ser libres. Sólo que su libertad significa sangre, demencia y
muerte.
Manaos, Brasil – 5 de junio de 1986
He encontrado a otra de los vampiros que dejó el Sabbat. Era una
criaturita confundida y agresiva
que vivía de la sangre de sus familiares mortales. Cuando la ejecuté,
susurró una oración a Caín. El
Sabbat está muerto en la Amazonia, pero su fe pervive.
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