Comedia.
Humor.
Risa.
Así es como se hace.
Sigue los pasos de los Merry Pranksters de antaño y viaja de una ciudad
de la Camarilla a otra, sorprendiendo a los viejales y mostrándoles que el
Príncipe es sólo un idiota corriente, ¡igual que el resto de nosotros!
Sólo recuerda hacerlo rápido y con astucia, porque a veces el castigo por
hacer de bufón es la muerte. Nunca olvides que el enemigo es más cruel y
mezquino de lo que podrías imaginar.
He aquí algunos clásicos para empezar:
1. Explota la Mascarada: Muchos Antiguos y Príncipes van a lugares públicos como estrenos de cine, aperturas de galerías, recaudaciones de fondos
políticas y bailes benéficos. La presencia de mortales les impide reaccionar
con demasiada fuerza, incluso si haces el clásico activista del tartazo en la
cara.
2. Usa representantes mortales: Lo mejor de los mortales es que no saben
que los vampiros existen, lo que significa que puedes contratarles, forzarles o empujarles a hacer cosas que, estrictamente hablando, van en contra
de sus intereses. Los Antiguos no pueden usar sus Poderes para revelar la
verdadera naturaleza de tu engaño si el mortal tampoco es consciente de
ella. Sólo recuerda no usar a ningún mortal al que aprecies. Dominar a uno
para que moleste a un Antiguo en público es divertido, pero puede acabar
matándolo.
3. Los vampiros viejos no comprenden el mundo actual: Puedes aprovecharte de eso para burlarte de ellos. ¿Recuerdas ese episodio de The IT Crowd en el que fingen que Internet es una caja? Podrías llevarlo a cabo contra la mayoría de Príncipes de la Camarilla. Lo mejor es que los demás Antiguos tampoco entenderán la broma. Hay una alternativa divertida sólo para los que puedan acercarse a un Antiguo: convencerlo de que para mantener la Mascarada necesita adaptarse a la moda actual. Después vístelo con algo ridículo.
3. Los vampiros viejos no comprenden el mundo actual: Puedes aprovecharte de eso para burlarte de ellos. ¿Recuerdas ese episodio de The IT Crowd en el que fingen que Internet es una caja? Podrías llevarlo a cabo contra la mayoría de Príncipes de la Camarilla. Lo mejor es que los demás Antiguos tampoco entenderán la broma. Hay una alternativa divertida sólo para los que puedan acercarse a un Antiguo: convencerlo de que para mantener la Mascarada necesita adaptarse a la moda actual. Después vístelo con algo ridículo.
4. Golpéalos donde duele, no donde yace su poder: Si un Antiguo
adora un Van Gogh que está en un
museo, ve allí y pintarrajéalo con
un mensaje que sólo un chupóptero entendería. No caigas en la
trampa de asumir que un Antiguo
tiene todo lo que aprecia en su
refugio.
5. Seduce al juguete sexual del
Príncipe y fóllatelo en la cama que
comparten: Vale, estrictamente
hablando esto no es una broma,
pero te lo recomiendo por el
subidón.
6. Ataca el refugio del Antiguo si
tienes agallas: Lleva una cámara,
ponte una máscara y restriégate
el paquete contra sus almohadas,
escupe en los cócteles de sangre de
su frigorífico y escribe “soy tonto”
en las paredes con un marcador
ultravioleta. Luego súbelo a YouTube. Lo mejor es que ni siquiera
es una ruptura de la Mascarada.
7. Muchos Antiguos coleccionan
arte. Sólo unos pocos entienden
el arte contemporáneo: Explota
esto fingiendo ser un tratante de
arte y vendiéndole un pedazo
de mierda como una nueva obra
maestra. Pero ten cuidado: a
veces el Antiguo puede tener tal
estatus en los círculos artísticos
que esa mierda se convierte
mágicamente en algo que vale
muchísimo sólo porque a él le
gusta. Incluso que se revele que
fue una broma puede convertirse
en parte de la pieza. De hecho, no
te metas en el arte contemporáneo. Acabará contigo.
8. Infíltrate en una producción
cinematográfica o en un espectáculo de Broadway notorios y
asegúrate de que uno de los personajes sea una clara parodia del
príncipe: Puntos extra si es una
película de vampiros. Más puntos
extra si el Príncipe no puede
hacer nada porque interferir en
un proyecto bajo tanto escrutinio
pondría en riesgo la Mascarada.
(P. D.: No rompas la Mascarada).
9. Pasa información sobre la Camarilla local a la Segunda Inquisición: Te partirás de risa cuando
sus refugios sean asaltados en una
sola noche. Ojo, esto tampoco es
una broma y puede hacer que te
maten. La Segunda Inquisición no
es algo con lo que jugársela. No lo
hagas.
10. Una idea si eres especialmente suicida: golpea en medio del Elíseo: Piensa en algo humillante y ataca al Príncipe con ello. Tírale vino por encima. Contrata a un enano para que se burle de él. Lo que sea. Si lo haces bien, perderá los nervios y se volverá loco ante todos sus amigos y aliados, por lo que tendrá que mantener la compostura. Por supuesto, es posible que no lo logre y que te mate en un ataque asesino. En este caso, morirás feliz sabiendo que la víctima de tu bufonada ha sido humillada públicamente.
10. Una idea si eres especialmente suicida: golpea en medio del Elíseo: Piensa en algo humillante y ataca al Príncipe con ello. Tírale vino por encima. Contrata a un enano para que se burle de él. Lo que sea. Si lo haces bien, perderá los nervios y se volverá loco ante todos sus amigos y aliados, por lo que tendrá que mantener la compostura. Por supuesto, es posible que no lo logre y que te mate en un ataque asesino. En este caso, morirás feliz sabiendo que la víctima de tu bufonada ha sido humillada públicamente.
Todas estas opciones
funcionan mejor si trabajáis como grupo, os aseguráis de
conocer a vuestras víctimas y os
movéis rápido: Una vez que la
broma golpea a su objetivo, ya deberíais estar en marcha. La meta
es demostrar que ningún Antiguo
de la Camarilla es intocable y que
hasta los más poderosos pueden
ser humillados.
Si no te importa sentirte sucio
y degradado, puedes involucrar a
vampiros de la Camarilla en tus
planes. Muchos de ellos también
odian a los Antiguos, y la intriga
es justo lo que les va, incluso aunque nunca hayan tenido las agallas
de llevarla a cabo.
Por último, tienes que tener
cuidado en caso de que también
el Príncipe decida hacerse el gracioso. Algunos son tan viejos que
su sentido del humor se desarrolló
cuando patear tullidos aún era la
cumbre de la comedia. Algunos
Antiguos son estirados y sofisticados, pero te sorprendería saber
cuántos de ellos tienen simplemente mal gusto. Pregúntale si no
a cualquiera que viese los entretenimientos en la corte del antiguo Príncipe de Berlín, Gustav
Breidenstein.
- Anónimo
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