Parte 04: La Venganza de los Isleños

En 1910, un poderoso y agresivo Japón se anexionó Corea y la mantuvo bajo su control hasta fines de la Segunda Guerra Mundial. En 1937, los wu de combate atravesaron el corazón de la península en su camino hacia Manchuria. Las fuerzas invasoras habían estado esperando desde las invasiones mongolas del siglo XIII el momento de vengarse de los Kuei-jin coreanos y en este periodo sometieron a muchos wu nativos, empleándolos en estacas con punta de jade y dejándolos a la luz del amanecer. Los demás aseguraron su supervivencia facilitando el paso de los Kuei-jin japoneses desde Shanghái hasta Nanjing, donde los invasores combatieron a la Corte de la Carne por el control de las ciudades de China. En 1945 Japón capituló ante los Aliados y abandonó Corea, que quedó dividida por el paralelo 38 entre las zonas de influencia soviética y EE.UU.

Protegidas por el conflicto mortal, las Cortes Verdes se dedicaron a purgar a cualquier Kuei-jin japonés que quedara en la península. Hoy el país sigue dividido en Corea del Norte y del Sur, dos naciones muy diferentes. Dispersas por todo el territorio están las Cortes Verdes, doblemente atentas ante la amenaza del pillaje por la guerra en Shanghái y siempre alerta ante cualquier otra invasión japonesa. Los Kuei-jin coreanos también se cuidan de los hengeyokai de las junglas y otros shen, que albergan odios centenarios contra sus enemigos ancestrales.