Asusta pensar que no hay ningún modo fiable de
determinar si un determinado individuó es o no un
verdadero akuma. Los pactos y servicios de los Infiernos no
condenan el alma de un Catayano, son las acciones
libremente realizadas las que lo hacen, y muchos de los
Kuei-jin más antiguos son tan corruptos en sus hábitos y
prácticas como pueda serlo cualquier joven sirviente del
Yomi. En consecuencia, infiltrarse en una Corte y en un
wu por un tiempo es un asunto bastante sencillo, y ésta es
precisamente la primera misión para la que la mayoría de
los akuma son instruidos.
Entrando en un wu y en una Corte como un
respetado discípulo, el akuma adquiere sutilmente una
posición desde la que acumular información e influencia
para el beneficio de los Reyes Yama. Los instructores que
se protegen cuidadosamente contra espíritus hostiles
pueden ser espiados a través de jóvenes y entusiastas
estudiantes Kuei-jin. Las Cortes que declaran la guerra
abierta contra los Demonios del Yomi pueden venirse
abajo por culpa de un solo traidor dentro de ellas. De esta
forma, los Reyes Yama reúnen información sobre sus
enemigos y sitúan peones para obstaculizar a los Kuei-jin
que podrían luchar por la iluminación.
Después de todo,
los Catayanos iluminados sirven al mandato del Cielo, y
parte de ese mandato es (o era) combatir a los Reyes Yama;
¿por qué no habrían los Señores de los Infiernos de dar el
primer golpe contra tales amenazas potenciales?
Sin embargo, fuera de las Cortes están los akuma
errantes, aquellos que facilitan conocimiento o servicios
tras los bastidores de la sociedad Kuei-jin. Tales akuma son
verdaderamente raros: no quedan muchos templos
ocultos, artefactos perdidos y secretos enterrados por
descubrir. De este modo, estos “demonios nómadas”
llegan a menudo a acuerdos' de asistencia mutua,
reuniendo conocimiento arcano y compartiéndolo con un
patrón infernal a cambio de los poderes necesarios para
completar la tarea de su adquisición. Después de todo, el
conocimiento oculto de secretos y debilidades puede ser
igualmente utilizado por su descubridor ya lo comparta o
lo atesore; acumular favores y poderes adicionales de estas
transacciones son beneficios inesperados.
Es raro que estos
akuma pasen mucho tiempo en un mismo lugar, ya que
evitan permanecer en las Cortes el tiempo suficiente como
para levantar sospechas (eso sin considerar que a cualquier
Kuei-jin vagabundo ya se le trata, de por sí, con bastante
suspicacia).
Por supuesto, todos los ancestros y mandarines
son demasiado inteligentes; ningún akuma puede
permanecer oculto por siempre, lo cual también juega a
favor de los Reyes Yama: un akuma que huye de las Cortes
debe recurrir a cualquier tipo de ayuda a su alcance. Así,
estos demonios “a la carrera” son susceptibles de ser
fácilmente tentados para acordar nuevos tratos y servicios.
Si algún akuma dejara de serles útil no cabe duda de que
no les costaría nada permitir que el sirviente inútil caiga, y
así los miedos de las Cortes se apaciguan, aún cuando los
Reyes Yama ya hayan dispuesto el reclutamiento de nuevas
herramientas.
Si te gustó o fue útil no olvides compartir
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario