Independientemente de sus habilidades o deseos,
todos los Yulan-jin se enfrentan inevitablemente al cambio
de cuerpos en un momento u otro. Hay algunas
circunstancias bajo las cuales las almas de estos seres
pueden ser expulsadas de su cuerpo actual; aunque los
acontecimientos que desencadenan el “seguir el camino”
son distintos, el resultado es siempre el mismo.
Un Alma-Que-Salta sigue su camino cuando:
• Su puntuación temporal de Fuerza de Voluntad
desciende a cero.
• Su Chi temporal de cualquier tipo está
completamente agotado.
•Sufre la Pequeña Muerte.
Un Yulan-jin que se enfrente a la Muerte
Definitiva no regresa para reclamar un nuevo cuerpo; su
espíritu es reclamado por el Yomi.
Tan pronto como uno de estos seres sigue su
camino, su cuerpo se desploma sobre el suelo total y
verdaderamente muerto, sufriendo cualquier tipo de
descomposición que pudiera esperarse para un cadáver de
su edad. Entonces el alma vuela hacia las Tierras del
Espejo, vagando por el inframundo durante días o incluso
semanas hasta que encuentra otro cadáver adecuado.
Durante este tiempo, el alma realiza un penoso viaje a
través del Yomi hasta que el Destino encuentra otro
cuerpo para ella. (Animamos a los Narradores para que
dirijan el tránsito del personaje a través de los Mil
Infiernos si no les importa hacer un pequeño paréntesis
en las acciones del grupo para una sesión interpretativa de
uno contra uno). Además, el guanxi de un Yulan-jin se
rompe completamente cuando éste cambia de cuerpo.
Puesto que el alma del Yulan-jin tuvo una vez
cuerpo propio durante parte de su existencia, los
anfitriones que ésta buscará serán del mismo tipo; así, es
raro que un Yulan-jin ocupe un cuerpo de distinto género
o con características físicas radicalmente distintas. De este
modo, los personajes Yulan-jin no cambian sus Atributos
ni sus Méritos y Defectos físicos cada vez que cambian de
cuerpo, a no ser que el Narrador especifique lo contrario.
Sin embargo, el proceso de vagar por el reino
espiritual y tomar un nuevo anfitrión causa un gran
impacto en los recuerdos y la personalidad del Yulan-jin.
A menudo, al hacerse con un nuevo cuerpo, el Alma-Que-Salta experimenta una desorientación y una cierta pérdida
de memoria que pueden durar un día o pueden ser
permanentes. Cuando un Yulan-jin ocupa un nuevo
cuerpo hace una tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad
7). Si el resultado tiene menos de cinco éxitos se produce
una pérdida de memoria: una Habilidad cualquiera (pero
no una Virtud ni una Disciplina) con una puntuación
mayor que la Fuerza de Voluntad del Yulan-jin perderá un
punto. Si se obtienen menos de tres éxitos el Alma-Que-Salta pierde un punto permanente de Fuerza de Voluntad;
el lento descenso hacia el olvido se acelera si el alma se
muestra incapaz de aferrarse al mundo material. Si se
obtiene un fracaso, el Yulan-jin pierde unas cuantas
Habilidades, y además regresa a las tierras vivientes
completamente amnésico al menos durante una noche
(quizá durante más tiempo, si las circunstancias así lo
exigen).
El cambio de cuerpos produce un innegable
impacto en el desarrollo Dhármico, al igual que ocurre
con la memoria. Cada vez que uno de estos seres sigue su
camino, éste pierde automáticamente un punto de su
Dharma actual (si su puntuación ya era cero, su alma será
fulminada de la Tierra y destruida). Un Yulan-jin no tiene
por qué regresar a su nueva cáscara necesariamente bajo la
influencia de la Naturaleza de la Sombra; el jugador obtiene la
tirada habitual de Naturaleza de la Sombra para determinar si es
el P'o o el Hun el que domina cuando el Yulan-jin regresa.
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