Tejer el Infierno

Todos los Kuei-jin saben de los akuma, los sirvientes de los Reyes Yama, y todos los Kuei-jin rectos de moral los aborrecen y los temen. Al ser sirvientes de aquellos a quienes los Catayanos han jurado oponerse, los akuma son traidores de base y los malvados más viles conocidos para los Muertos Famélicos debido a que han vendido su oscuro renacer a los poderes del Mundo Yomi y han traicionado sus responsabilidades. En su gran obra, El Libro de Hierro del Puente Rojo, el loco poeta Catayano llamado O describe cientos de Reinos del Mundo Yomi. Lo que los Kuei-jin saben sin embargo, es que el libro tiene una segunda parte que sólo se ve raramente en las noches modernas. Durante siglos, los mandarines y los Ancestros han censurado, prohibido o suprimido esa parte del Libro de Hierro que describe la Disciplina de Tejer el Infierno, los poderes garantizados a los akuma por parte de los Reyes Yama. Los líderes entre los Catayanos temían que el conocimiento de los llamados "Poderes del Yomi" podrían tentar demasiado a muchos Kuei-jin a jurar fidelidad a los Reyes Yama, por lo que lo prohibieron lo mejor que pudieron.

A pesar de los esfuerzos de los mandarines las palabras del Mundo Yomi gotean ocasionalmente de algunos Kuei-jin y se expande de manera lenta e insidiosa. Aunque la mayoría de los Catayanos siguen sin saber de ella, demasiados si la conocen: a veces debido a la experiencia personal. Conocida coloquialmente como Tejer el Infierno, sus habilidades representan dones de poder para seleccionar Catayanos para los Reyes Yama y otras entidades demoníacas; por lo general involucran el terror, la corrupción, el imbuir el cuerpo del Kuei-jin con poderosas energías Yomi, y efectos parecidos. Sin embargo, tienen un precio: cada uno requiere un sacrificio que el Catayano debe hacer a la entidad del Infierno que le proporcione el poder: la clase de esos sacrificios varía del simple oro o incienso hasta el propio Chi del Kuei-jin o la realización de algún servicio. La sobrecarga que soportan todos los akuma por el uso de este poder no es ligera, gracias al cielo.