La Dinastía Tang

Tres mortales poderosos y carismáticos dominaron la dinastía Tang. Desde entonces, uno de ellos ha tomado el camino de vuelta del infierno. Los otros se perdieron, y sólo viven en los recuerdos de los mandarines y ancestros. Li Shimin tomó el trono de Changán tras la muerte natural de su padre Li Yuan. Li Yuan, el Duque de Tang, se hizo con el imperio para fundar la dinastía Tang instado por Shimin, su segundo hijo. Durante el reinado de su padre, Li Shimin asesinó a sus hermanos con flechas, e hizo ejecutar a todos sus hijos, con lo cual él quedaba como único candidato al trono. El emperador Li Shimin era un confuciano de voluntad fuerte con ideas firmes sobre el deber de un gobernante para con sus súbditos. Perfeccionó muchos aspectos del gobierno imperial, y sus sucesores pasaron sus reinados enteros intentando igualar sus logros. Li no tenía miedo, e inspiraba lealtad en sus líderes militares uniéndose a menudo a ellos en el campo de batalla. Li Shimin sentó las bases para más de un siglo de prosperidad y buenos tiempos para China.

Una de los herederas más destacables de su obra fue una antigua sirvienta, Wu Zetian, que manipuló y asesinó hasta hacerse camino hacia el trono menos de 50 años después de la muerte de Li. Fue la única emperatriz de la historia de China, y todos los emperadores Tang que la sucedieron eran descendientes suyos. Cuando el emperador Li Zhi murió en el 56 año de la dinastía, se situó al cuarto hijo de Wu Zetian en el trono contra su voluntad. El primer hijo de Wu había muerto durante el reinado de Li Zhi, ella obligó a su segundo hijo a suicidarse, y el tercero fue sentenciado a arresto domiciliario tras desafiarla. Sin embargo, Wu no podía permanecer demasiado tiempo en la sombra. Tras seis años del reinado de su hijo, Wu se hizo abiertamente con el trono. La Emperatriz Wu no estaba ni mucho menos segura en el trono. Su policía secreta mató a decenas de candidatos y príncipes en potencia, y se colocaron cofres de bronce en plazas públicas para que los mortales dejasen acusaciones anónimas de traición para la policía secreta. Sin embargo, Wu era una emperatriz efectiva. China medró durante su reinado. Los ejércitos imperiales repelieron las incursiones de los tibetanos, los turcos y los kithan.

El reinado de Wu puede considerarse el pináculo de la dinastía Tang. A este siguió una caída larga y lenta, salpicada de rebeliones de los An Lushan y Huang Chao. En ambos casos, las revueltas tuvieron lugar porque el pueblo terminó exasperado por la corrupción de los miembros del gobierno imperial. Finalmente, la independencia cada vez mayor de varias provincias, así como la relativa debilidad de la corte imperial de Changán, hicieron que el imperio se fuese dividiendo en muchos reinos separados, cada uno de los cuales afirmaba ser el genuino heredero de la dinastía Tang. Algunos de los Wan Kuei más iluminados vivieron durante la dinastía Tang. Muchos de ellos vivieron de forma espléndida y sus excesos conspicuos les valieron el infierno. Algunos de estos ancestros y mandarines siguen existiendo en radiante esplendor, para demostrar su conformidad con el juicio llevado a cabo sobre sus almas. Otros llevan existencias de reposada contemplación, con la esperanza de redimirse de las acciones que llevaron a cabo en vida.

• De los comentarios de Juang Guangyao: Veo que el joven estudiante no considera adecuado revelar el hecho de que la Emperatriz Wu tomó el Segundo Aliento. Ni An Lushan ni Li Shimin tenían la habilidad y la fuerza, o ello parecería de este modo. Ella ha progresado rápidamente en el Aullido del Dharma del Tigre-Diablo, y hoy en día estudia humildemente los bodhisattvas del monasterio Shaolin.