Tras la caída de los Tang, las fuerzas que destruyeron el imperio lo mantuvieron así durante más de dos generaciones. Los líderes militares independientes del sur impusieron la vigilancia en sus propios feudos y los gobernaron como reinos personales, mientras que en el norte, cinco "dinastías" se elevaron y cayeron en una rápida sucesión.
Fue una época caótica y plena de oportunidades para los Wan Kuei. Las frecuentes luchas e intrigas palaciegas, combinadas con la independencia paranoica del sur, facilitaron el enriquecimiento y la manipulación.
Algunos de los mandarines más poderosos de la sociedad Wa Kuei moderna recorrieron el Camino de Vuelta (Segundo Aliento) en esta época. Estos monstruos, como Kang Liu, que ahora es segundo ministro de información en la Corte del Oeste y el Nihonjin Atanasu, renombrado nigromante Bailarín de Hueso, adeptos ya a las intrigas más sutiles, han aprendido rápidamente los detalles de los senderos del Dharma de Xue.
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