Los Tengu son cotillas incorregibles: ningún rumor se extiende más que uno creado por un hombre cuervo. Su mejor cotilleo proviene de una habilidad especialmente perturbadora: arrancando el ojo de un muerto reciente y comiéndoselo, un Tengu puede ver lo último que viera este en vida, y por lo tanto, puede determinar las circunstancias inmediatas de la muerte de esa persona.
Esto no es un truco que se les suela pedir que hagan en las fiestas, pero es especialmente útil para espiar. La leyenda habla de Wan Kuei que han sufrido muertes particularmente poco propicias y han salido de Yomi para descubrir que les falta un ojo. Debido a la naturaleza mística del robo del ojo por parte del Tengu, este no se puede recuperar. Desgraciadamente, estos raros Wan Kuei no suele quedar satisfecho con recibir a cambio algunas plumas de la cola, por ejemplo. Los hombres cuervo no son guerreros. Prefieren volar a luchar, y sus formas de guerra hombre-cuervo son realmente ridículas a la vista. Sin embargo, su habilidad para escapar de las situaciones embarazosas es célebre en todo el Reino Medio.
Su astucia también goza de renombre. Sólo los más inteligentes de entre las Gentes Feroces pueden dejar sin habla a un hombre cuervo. Se habla de Tengu que han logrado salir de una situación imposible gracias a su labia y, además, han salido ganando con ello. Los Tengu no se reproducen como el resto de las Gentes Feroces. Sus descendientes nunca nacen Tengu (aunque pertenecen a su estirpe), y no son fértiles entre sí, ni para crear metis. Sus crías son hombre y cuervo, como con el Corax occidental. Para crear a un hijo Tengu, el futuro padre hombre cuervo debe pasar por un rito especial y crear un espíritu huevo. Este huevo a continuación se fija al hijo elegido por el Tengu. Ese hijo se convierte en Tengu, y suele separársele de su familia mortal para que descubra la verdad del mundo.
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