Escapar del Infierno

A pesar de los mejores esfuerzos de los Reyes Yama y sus sicarios para mantener a todas las almas que les llegan atadas al Yomi, aún algunas siguen escapando. Algunos P'o consiguen cavar su camino hacia el exterior del mundo espiritual para reunirse con su Hun, y recibir el Segundo Aliento, transformándose en Kuei-jin. Otros encuentran su camino hasta el Reino Oscuro de Jade, e incluso hay quienes terminan en el Reino Oscuro de Hierro para vagar por las Tierras Sombrías.

Qué Hace Falta

La mayoría de las almas del Yomi nunca reúnen los escrúpulos o el coraje para incluso intentar una huida, aunque puedan estar soñado con ella cada segundo de cada día de sus no vidas. Aquellas almas P'o que consiguen salir comparten dos características en particular: una razón predominante para salir (que es más profunda y va más allá del deseo animal de evitar el dolor) y la fuerza para hacerlo realidad. Las almas que escapan para convertirse en Kuei-jin poseen unas deudas kármicas fuera de lo común que no pueden ser resueltas mediante el castigo, sino que necesitan volver al mundo físico para tratar con sus familias, sus vidas y los sueños que no consiguieron hacer realidad, cara a cara. Sin embargo. no todas las huidas tienen un motivo tan noble, ya que la mayoría no están guiadas por un deseo de hacer las cosas mejores, sino por una insana necesidad de dañar a otras almas, tanto o más de lo que ellas lo han sido. Hay una posibilidad de que tales espíritus sádicos sean reclutados por los Reyes Yama como capataces y torturadores pero la mayoría nunca evolucionan más allá del equivalente en el Yomi del chico malo de la escuela, por lo que se marchan a otra parte en busca de almas que no les estén esperando.

Algunas pocas almas P'o se deslizan simplemente por las aberturas y terminan como un zángano kuei en los Manantiales Amarillos, destinados a la esclavitud o a la eternidad convertidos en jade blanco. Estos no tienen una razón particular para escapar, simplemente están atrapados en el trauma del dolor de sus muertes por lo que repiten la escena de su defunción una y otra vez en las Tierras de la Muerte, hasta que son recolectados por los sirvientes del Emperador. La fuerza de voluntad es otro componente necesario en la huida. A menudo, el simple acto de tener un objetivo dominante engendra esa fuerza, pero otras veces debe ser lentamente acumulada. Las almas destinadas a convertirse en Kuei-jin tienen la voluntad necesaria para escapar desde el principio pero otros huidos tienden a desarrollarla mediante décadas de resistir el tormento y el trabajo que destruye el alma.

Huidas Solitarias

La mayoría de los P'o que consiguen escapar de los Mil infiernos, incluyendo aquellos de los Kuei-jin, lo hacen en solitario. Primero, el alma suele encontrar un momento cuando no esté siendo vigilada por los demonios y capataces infernales y, entonces, consigue rasgar el Manto y escapar. La mayor parte de los dominios permiten a los atrapados allí unos espacios de tiempo entre torturas para poder curarse (lo que resulta mejor para romperlos de nuevo), y no sería una sorpresa que esos periodos de descanso sean los momentos favoritos para que se intente una huida. Desgraciadamente, los vigilantes también están al tanto de esta tendencia, por lo que un P'o que busque liberarse durante un descanso establecido debe ser anormalmente brutal en su ruptura del Manto, o anormalmente rápido. Algunas almas inteligentes crean antes una diversión. Empezar un problema es relativamente fácil en el Yomi, especialmente en la cúspide del castigo que ofrece un demonio a los que están a su cargo; lo difícil es comenzar el problema sin que te pillen y te reprendan por ello. Esta estrategia suelen utilizarla los P'o más viejos para causar disturbios en otra parte y por otras almas con más experiencia en los infiernos.

Asaltos Organizados

En ocasiones, las almas que sólo tienen en mente la destrucción se alían unas con otras formando un wu dentro de los confines infernales. Tales grupos, dedicados y organizados, suponen la mejor oportunidad de escapar de los Mil Infiernos ya que, por lo general, tienen a su disposición una amplia variedad de tácticas y poderes. El problema de organizarse es doble: primero, el convencer a un grupo de almas torturadas que tienen en mente el hacer sufrir a otros para que trabajen juntos es un prodigio digno de un verdadero líder; segundo, mantener en secreto la alianza es virtualmente imposible, ya que los demonios que vigilan los lugares son entusiastas respecto a su trabajo y disfrutan encontrando razones para aumentar el castigo, por lo que vigilan muy de cerca los signos de resistencia organizada.

Traiciones y Sobornos

Los P'o más silenciosos cultivan algún tipo de relación con los vigilantes de las puertas oficiales que salen del Yomi, quizá incluso llegando a convertirse ellos mismos en vigilantes. Entonces, una vez que ya están en una posición de relativo poder, simplemente abren la puerta y se marchan. Los Guardianes de la Muralla están condicionados para no cuestionar a aquellas almas con autoridad de los Reyes Yama u otros señores, por lo que aquellos P'o que huyen no deben temer el ser perseguidos, al menos, no por un tiempo. Sin embargo, de nuevo, los demonios están enterados de cuando ocurre este tipo de mentiras por lo que se toman cuidado en escoger a criaturas o almas que ellos creen no traicionarán su confianza para que guarden las puertas y generalmente se han adelantado en el hecho de asegurarse su lealtad (tomando rehenes o implantando artilugios de control). Si un P'o cultiva, simplemente, una relación amistosa con un vigilante, el truco consiste en encontrar que es lo que mas desea el demonio para que mire hacia otro lado cuando él se cuele por la puerta. El soborno puede consistir en un sacrificio cuando el alma llegue a donde deba, el envío de una serie de almas como atención especial, o la promesa de volver, más tarde, y ayudarle a escapar a él también.

La Dura Realidad

Incluso con todos los métodos detallados de escapar, aún sigue siendo un caso extraño el que un alma huya del Yomi y sobreviva intacta a la experiencia. Las historias que los Kuei-jin cuentan sobre el Reino Demonio, en sus raros momentos de confianza, dejan helado hasta los huesos debido a su extremidad: los torturadores y Reyes Yama son malvados más allá de cualquier concepto terrenal, y son todopoderosos en sus reinos. La perpetuación de la destrucción en el mundo físico (garantizando almas que serán enviadas al Yomi) es una de sus metas primordiales, y corren rumores de que eligen a ciertos P'o para que sean sus criadas ignorantes en el Reino Medio. Si todo eso es cierto, no hay verdaderas huidas, sólo almas que han sido entrenadas como sabuesos, a las que se le ha hecho creer que todo es causa de su propia iniciativa. Sin embargo, según los Kuei-jin, los Mil Infiernos y sus capataces se centran sólo en mantener cuantas almas más y crear mayor cantidad de sufrimiento como sea posible en el propio inframundo. Su foco está tan centrado hacia dentro que desvían a los huidos de su atención inmediata, concentrándose mejor en el trabajo que tienen entre manos.
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