Reclutamiento

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Además de definir la identidad y las metas del Movimiento Anarquista, los intelectuales poseen otra misión crítica, ya que son los principales reclutadores del movimiento. Debido a su compromiso y su dedicación a la causa, son los vampiros que están en una mejor posición para atraer a los jóvenes hacia la ideología anarquista. Como hemos sugerido con anterioridad, es en este papel en el que los anarquistas sufren el mayor grado de persecución por las fuerzas que ostentan la autoridad. Obviamente, aquí es donde quedan más expuestos. Un anarquista no puede colocarse en mitad de la calle y gritar sus proclamas a pleno pulmón hasta atraer la atención de la audiencia.

Dejando a un lado el peligro que supone para la Mascarada, se trata de una táctica inútil por un motivo obvio: en estas noches superpobladas, necesitaría gritar durante un buen rato para que sus proclamas llegaran a oídos de algún Vástago.

Reclutamiento Activo

Por este motivo, el anarquista debe buscar otros vampiros, observarlos durante un intervalo de tiempo para comprobar si son unos candidatos adecuados, acercarse a ellos y tratar de convencerlos. La forma más segura para encontrar vampiros es acercarse a la Zona, aunque al hacerlo, queda sujeto a la observación del sheriff y de cualquier otro vampiro que reclame su dominio sobre este territorio y venda el acceso a cambio de favores. Incluso si el anarquista no es atrapado mientras hace el discurso de reclutamiento, continúa siendo un invitado no reconocido en el dominio del príncipe.

Aunque es improbable que el azote patrulle la Zona con demasiada frecuencia, un vampiro no reconocido debe presentarse al príncipe. Dada su falta de buena fe y la posibilidad de que las autoridades locales conozcan su reputación, puede no sobrevivir a este acto. Por este motivo, todo reclutador necesita ser muy hábil en mentir bien y con rapidez. Ser atrapado en una misión de reclutamiento es un acto terrible, ya que la mayoría de los antiguos acusan a los anarquistas de erosionar la lealtad de sus chiquillos leales, por lo que los castigos suelen ser duros. Algunos pueden ser incinerados, mientras que se aplica la sentencia de muerte en algunos lugares. En cualquier caso, si no origina una caza de sangre la primera vez, seguro que lo hará a la segunda.

Este es otro motivo por lo que los anarquistas se encuentran en peligro cuando reclutan. A ojos de muchos antiguos, ese es su verdadero crimen. La ofensa de un anarquista no consiste en renegar de la sociedad vampírica y en oponerse a las maquinaciones de sus antiguos. Esta independencia simplemente le convierte en un Vástago díscolo. El crimen consiste en que se acerca a los neonatos y a los chiquillos impresionables e intenta convertirlos a su causa, hecho peligroso incluso si dejamos a un lado la reputación de los anarquistas por animar a los jóvenes vampiros a asesinar a sus sires (aunque este acto de agresión sería impensable si lo cometiera otro Vástago más respetable), ya que se trata de un intento abierto de privar a un antiguo de su progenie envenenando su relación con el sire. Es una forma de robo. Si añadimos a este hecho la reputación de los anarquistas como agentes provocadores de parricidio, se convierten en una amenaza genuina para los antiguos. Por este motivo, cuando se sabe que los anarquistas están realizando una campaña de reclutamiento, no se ahorran esfuerzos en perseguirlos para expulsarlos o destruirlos. Actuar de otra forma se convertiría en una invitación abierta para que los chiquillos se convirtieran en asesinos.

Reclutamiento Pasivo

Debido a los riesgos inherentes en un acto de reclutamiento, los anarquistas esperan que los reclutas potenciales acudan a ellos. El acto de enviar a un reclutador a la Zona o a un salón prestigioso puede convertirse en una forma de perder un valioso reclutador, y acudir como grupo es una buena forma de acabar enzarzados en una guerra pedida, por lo que muchos anarquistas prefieren llevara cabo una especie de táctica de reclutamiento pasivo.

En general, cualquier grupo de anarquistas en busca de nuevos reclutas debe dejarse ver. Para este propósito debe realizar apariciones en locales populares (en un número lo suficientemente elevado como para que el sheriff no pueda responder de forma efectiva hasta que se han marchado). Podría incluso presentarse en el Elíseo. Todos estos actos son bastante inocuos, los anarquistas no buscan nada en concreto, sólo desean hacer que su presencia se extienda por toda la cultura vampírica de la zona sin dar motivo para una guerra. Acto seguido montan guardia en aquellos lugares en los que los Vástagos jóvenes buscarían su presencia; los Yermos, algunos bares sórdidos, donde sea. Se acercan a los jóvenes Cainitas solitarios y les dan instrucciones para que acudan a una gran reunión, mientras que los vigías dan la alarma en caso de problemas. Es una táctica arriesgada, pero es mejor que colocar las mejores cabezas entre las fauces de los leones.

En muchos casos, las intenciones de los anarquistas están claras. Si anuncian su presencia, desean una respuesta. Si sólo estuvieran interesados en la victoria, golpearían en primer lugar y se presentarían más tarde. En este caso, los antiguos suelen vigilar su progenie y restringen sus movimientos hasta que creen que los anarquistas se han ido. Esto es lo que los anarquistas quieren. Han conseguido que los antiguos telegrafíen a su progenie “No confiamos en vosotros, y esos son nuestros enemigos, por lo que tememos que os unáis a ellos”; el resto se trata de propaganda. ¿Qué más podría añadir un reclutador anarquista que pudiera compararse a la verdad de esa sentencia?

Pensar Contra Liderar

Sólo por el hecho de que el Movimiento Anarquista considere que sus intelectuales e ideólogos son el núcleo del movimiento no significa que lo controlen. Las características de un buen filósofo no hacen que sea un buen líder bajo presión. Como resultado de ello, muchos grupos anarquistas hacen que un individuo sea su portavoz (algunas veces llamado “el alma”) mientras que siguen las órdenes directas de un líder más eficiente (llamado “el corazón”). En general, un intelectual se mantiene en contacto con los líderes de otras bandas, por lo que estos pensadores llevan una existencia independiente de las propias bandas, normalmente en alguna clase de refugio seguro. Incluso en aquellos casos en que se dan los rasgos necesarios para que un buen líder logístico sea un buen líder intelectual, los intelectuales anarquistas que insisten en involucrarse en el conflicto deben hacerlo contraviniendo la opinión de sus iguales. El motivo radica en que los “señores de batalla” son más fáciles de encontrar que los intelectuales, por lo que la pérdida de un filósofo es mucho más costosa.
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