La Iglesia

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La Santa Madre Iglesia, el opio del pueblo. Pocas cosas han supuesto un estorbo mayor para el progreso de la humanidad que la obstinada creencia en que poner la mesa para Jesús (o cualquier otro) te valdrá un billete para el Paraíso. Es probable asimismo que ningún acontecimiento de la Historia del hombre haya provocado tantas muertes y haya generado tanto odio como las Cruzadas (guerras comenzadas por creyentes de diferente fe para convertir o limpiar al mundo en nombre de sus excluyentes credos).

Algunos de ustedes creen que la fuente de nuestros poderes es de naturaleza religiosa. He oído diferentes versiones: ángeles, el Dios Verdadero, los santos, espíritus de la naturaleza, kami, y varias cosas más. No creo ninguna de ellas. Mi experiencia me dice que todas las religiones acaban por servir a los monstruos. Primero piensa sobre ello desde una perspectiva lógica y luego hazlo desde una perspectiva histórica. ¿Qué es un dios, un espíritu o cualquier otra cosa?. Una entidad más poderosa que tú, que reclama poder sobre ti y autoridad para decirte lo que tienes que hacer. ¿Y qué es lo que nosotros cazamos?. Seres poderosos que utilizan a la humanidad para sus propios fines.

Cada doctrina existente sobre la otra vida enfatiza la importancia de mantenerse en calma y ser humildes. No es una visión nueva. Pero pocos son los ateos que advierten que sus convicciones sobre el universo puramente natural refuerza el poder de los monstruos ("Lo sobrenatural no puede existir"). Del mismo modo, la creencia en que no existe otra vida nos impulsa a la inacción, por miedo a perder la única que tenemos. Así que incluso la duda y el agnosticismo sirven para mantenernos en nuestro lugar, debilitando las bases necesarias para toda acción efectiva. Esta es la verdad: todas las creencias pueden servir y de hecho sirven a nuestros enemigos.

Así que, si no puedes creer en nada pero tampoco puedes dejar de creer, ¿qué es lo que te queda?. La crítica y el examen cuidadoso es la única fe que yo poseo. Veo lo que mis sentidos (incluyendo los que me proporcionan mis nuevos poderes) me muestran y respondo a ello. Desconozco cuál es la naturaleza última de la realidad y no pretendo descubrirla. Pero al concentrarme en su parte tangible, escapo a la mayoría (no a todas, solo a la mayoría) de las trampas preparadas para nosotros en el reino de la creencia.

Cada vez que este tema sale a la luz, algún devoto creyente piensa que lo estoy acusando de servir al enemigo. No es lo que pretendo expresar. Creo que sus creencias sirven a sus planes, pero no creo que ustedes los creyentes (al menos la mayoría) sirvan de manera directa, consciente o inconscientemente, a los monstruos. A cada uno de nosotros nos han sido implantadas pequeñas bombas ideológicas y conceptuales, que sólo esperan para activarse a que nos encontremos demasiado cerca de ellos ("es imposible que los que acabo de ver sea verdad"). Lo más importante es seguir examinándose a uno mismo, para asegurarse de saber porqué crees lo que crees y para estar preparado para cambiar tus creencias cuando emerjan los verdaderos hechos.

En ausencia de una evidencia verificable, les ofrezco algunas de mis propias conclusiones. En el pasado creía que los primeros reyes dioses eran hombres que acabarían por convertirse en dioses. Ahora no estoy tan seguro. Creo más bien que eran monstruos que gobernaban a la humanidad abiertamente y que más tarde fueron obligados a esconderse por la explosión demográfica de la humanidad o acaso por alguna fuerza o acontecimiento que ha encontrado su lugar en la mitología indoeuropea. No me gusta otorgarle créditos a los teóricos de los Benevolentes Alienígenas / Ángeles. Considero más bien que el mismo fenómeno que creó en el pasado a los exaltados está volviendo a producirse.

¿Cuántas figuras divinas (el Dios Muerto y Renacido, el Dios Astado, el Celebrante Dionisiaco) tienen sus raíces en seres monstruosos que se hacían pasar por dioses?. Dudo que alguna vez lleguemos a saberlo, pero al margen de los orígenes de los dioses, sus estructuras de creencia son hoy en día los dominios de las criaturas de la noche. Me pregunto en qué medida el declinar de las religiones organizadas obedece a las mismas razones que el declinar de la economía moderna. En ambos casos, parece cómo si la manipulación llevada a cabo por criaturas que buscaban obtener beneficios a corto plazo hubiera quebrantado al mismo sistema.

Al menos en América, la Iglesia Católica y otras importantes iglesias organizadas parecen ser cáscaras quemadas y vacías, la consecuencia definitiva de un proceso de infiltración llevado a cabo con éxito. Estoy seguro de que en aquellos lugares cuyas poblaciones muestran mayor entusiasmo espiritual, estas sectas sirven todavía como herramientas de control social para los seres sobrenaturales. Recientemente, parece como si los monstruos hubieran comenzado a utilizar métodos más populistas. Te sorprendería saber cuántos mesías solares, carismáticos dementes y profetas en general están comenzando a aparecer. Sus variedades son casi infinitas y sus seguidores provienen de todas las clases sociales y económicas.

Desde los teólogos revolucionarios del gueto y el barrio, hasta los carismáticos protestantes de las zonas rurales, pasando por las iglesias "progresistas" que conminan a los fieles a arrodillarse delante de un Dios Socialista, todas las religiones requieren de sus fieles lo mismo: sumisión a sus planes y objetivos y en último caso, a quienes controlan. En las condiciones apropiadas, todos nosotros podríamos ser persuadidos para alimentar a nuestros hijos con productos de limpieza o para seguir al cometa a los Lugares Mejores. Es un defecto inherente a la especie. Aunque podrían poner alguna objeción a que se expresen de manera tan directa y peyorativa, muchos miembros de esta lista comparten esta clase de creencias sobre los Mensajeros. Mis colegas y yo hemos reunido numerosas evidencias que prueban que ahí afuera hay incontables individuos que se entregan, de manera similar, a una abyecta adoración de los monstruos. Son marionetas dominadas por la sangre, creadas en blasfemas mofas de la comunión, secuaces con el cerebro lavado o simplemente gente que busca un salvador que los redima de la necesidad de utilizar sus cerebros.

Los miembros de tales congregaciones tienen innumerables pruebas sobre los poderes sobrenaturales de sus maestros. Si te conviertes en lobo delante de los asombrosos ojos de tus seguidores, no puede haber farsa alguna en ello. Es evidente que, cuando el salvador envíe a sus seguidores para atacarte, también tú demostrarás habilidades sobrenaturales. Pero para entonces, la creencia y la confianza del adorador en su maestro habrán sido sólidamente cimentadas. El líder es bueno. Tú eres malo. Lo que resulta imposible de justificar ante el populacho o la Policía es perfectamente normal y racional para estos fanáticos, pero el caso es que tú estás en el lado equivocado. Cuando la piel del león o la del zorro no les sirve para disfrazarse, las criaturas de la noche utilizan la del cordero.

Y, además, todo esto esconde algo más que la mera fe religiosa. Yo no soy una persona espiritual, pero he visto cosas. He visto a los monstruos apartarse de una presa religiosa. les he visto evitar la "tierra sagrada". He visto a un hombre devoto golpear con su Corán a un pútrido y hacerlo escapar, aterrorizado y tambaleante. Hay algo más en la religión que un simple 10% de tus impuestos. No tiene nada que ver con las iglesias y sí, en cambio, con algo que va mucho más allá de lo terreno. Quizá esta cosa, sea lo que sea, una de las razones que explican porque las criaturas de la noche se hayan esforzado con tanto empeño en dominar las religiones. Si es un baluarte contra su poder, es natural que intenten eliminar la amenaza. Pero me cuesta mucho aceptar que se debe abrazar lo inconcebible para combatir lo desconocido.

Una Historia de Fe

Mis queridos amigos de la Iglesia Episcopal de San Juan. La paz sea con ustedes desde las islas Marquesas. Como bien saben, mi vida aquí antes de que el buen maestro Chuck me condujera a Dios, era miserable y degradada. El pueblo en el que nací era esclavo de Mon Ocle Jacques, un dios tan sanguinario como Cristo es misericordioso.

Vivía en lo más profundo del bosque, a un día de marcha desde el pueblo. Su choza estaba vallada con troncos sobre los que colgaban los huesos de mis tíos y tías, a los que había elegido como sacrificios. Si no le enviábamos a nuestros familiares, desencadenaría su furia sobre nosotros, en la forma de pestes o invocando la lluvia durante días y días hasta que las cosechas se pudrieran.

Lo vi una vez, cuando mi hermana fue elegida para el sacrificio y Padre me ordenó que la condujera hasta su cabaña. Tenía el aspecto de un anciano sin pelo. Jesucristo nuestro Dios es sano y fuerte, pero el dios de la isla era cadavérico. Casi parecía un esqueleto. Su fuerza era tan escasa que sólo se movía cuando era absolutamente necesario y permanecía hasta el último momento tendido sobre una hamaca hecha de piel humana.

Aquel mismo día abandoné el pueblo y me marché a Tahuata, donde encontré a Chuck y entré al servicio de Jesucristo nuestro Señor. Les pido su ayuda como mis hermanos cristianos para volver a aquella cabaña y matarlo, junto a todos los demonios que moran en mi isla.
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