Convertirse en miembro de la Sociedad de Leopoldo se considera un llamamiento sagrado. No es un
simple acto; es la declaración de una vocación, y el
cumplimiento del más sagrado deber. No obstante, es
mucho más complejo que limitarse a coger un crucifijo
y una antorcha.
Inducción
Concretamente ¿cómo se hace para unirse a la Sociedad de Leopoldo? Y lo que es todavía más importante, ¿cómo se entera uno de su existencia? Desde
Luego no hay anuncios al respecto en los periódicos
católicos ni en el tablón de anuncios de la parroquia. La forma más común de descubrir la existencia de
la Sociedad es la accidental. Quizá un Inquisidor salve
a una víctima potencial de una criatura sobrenatural;
o como a veces ocurre, grupos de cazadores de brujas
independientes pueden encontrarse con Inquisidores
en el curso de sus operaciones. Por otra parte, la Sociedad mantiene una atenta mirada sobre los miembros
del a Iglesia (laicos, seminaristas o sacerdotes) que
parecen simpatizar con las preocupaciones de la Sociedad.
Es frecuente que los Inquisidores retirados ocupen
puestos académicos, parroquiales o comunitarios que
les permitan ser el centro de las noticias locales.
Esta
red informa acerca de los individuos prometedores al
provincial local, que enviará entonces a un Inquisidor,
para que lleve a cabo una investigación más completa
del trasfondo y cualificaciones del posible recluta.
Tal investigación suele ser llevada a cabo a distancia: preguntas sobre el pasado del personaje, a veces
discretas conversaciones con antiguos asociados...
Tras una revisión completa y a fondo, el reclutador
consultará entonces con el provincial, informando de
los resultados y haciendo una recomendación en un
sentido u otro. Los provinciales raramente se oponen
a la decisión de un reclutador, aunque tienen poder
de hacerlo.
Si el posible recluta parece digno de ser
nombrado, uno o más miembros del Cenaculum al que
es probable que se una entran en contacto con él, organizándolo un encuentro clandestino e invitándolo a
unirse a ellos. El nombre de la Sociedad de Leopoldo
no es mencionado nunca, a menos que acepte.
Los reclutadores no deben comprometer la seguridad ni la confidencialidad en sus ofrecimientos. Casi
nunca hacen la oferta a menos que consideren que el
posible recluta está cualificado a para unirse a ellos y
es probable que acepte.
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