Ishtarri

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Si es cierto o no que estos Laibon descienden de la diosa babilonia Ishtar, es casi imposible de demostrar, aunque ellos reclaman su nombre. Como ella, han engañado a la muerte y escapado de sus garras en más de una ocasión dejando que otros tomaran su lugar. Según la leyenda fueron los últimos en llegar al Reino de Ébano y pidieron a los Guruhi un lugar en su dominio, y para sorpresa de los Laibon indígenas los Guruhi aceptaron. Hasta esta noche nadie sabe por qué los Reyes dieron el sí, pero el peso de la tradición ha asegurado el lugar de los Ishtarri. Como la diosa que los creó era patrona del amor, la fertilidad y la guerra, sus descendientes Laibon siguen sus pasos. Sin embargo, tras el paso de milenios desde su llegada al Reino de Ébano su conocimiento de las costumbres de la madre se ha vuelto más carnal. Verdaderamente los Ishtarri no son nativos del Reino de Ébano y nunca han intentado ocultar este hecho. Sin embargo, pero han conseguido integrarse y se han convertido en una parte inextricable del tapiz africano. No desean usurpar la influencia de los Guruhi, pero se han convertido en una pieza integral de la sociedad Laibon, de modo que se derrumbaría sin ellos.

Además, han hecho un trabajo excelente para hacerse un lugar con una mezcla a partes iguales de diplomacia y espionaje. Su red de espías y contactos abarca la mayor parte del Reino de Ébano e incluye compañeros Laibon y mortales. Los Ishtarri han conseguido establecerse como los mercaderes y traficantes de la zona. Si necesitas algo acudes a ello por la sencilla razón de que sabes que pueden conseguirlo, no importa lo que quieras. Cuando los Ishtarri utilizan su encanto, pocos pueden resistírseles. Aparte de su necesidad de integrarse entre los Laibon, los Ishtarri también sienten que necesitan continuar formando parte del mundo mortal mientras sus vidas antinaturales se lo permitan. Se sienten obligados a buscar la gratificación y constantemente se revuelcan en ella. Además, no sólo lo hacen porque estén desesperados por despertar sus pasiones dormidas, sino simplemente para embriagarse con la experiencia del placer. Los Ishtarri a menudo disfrutan del placer físico, incapaces de quedarse en el lado de la templanza o de controlar sus deseos. En muchos casos esto constituye su perdición, pues su ansia de placer los pone en el camino de la corrupción, el chantaje y la adicción. Por otro lado, son el Legado con una conexión más fuerte con los mortales de África, la más “viva” de las familias Laibon, y su mano se encuentra en el pulso de los mortales del continente.

A menudo observan a los vivos, aconsejando a sus magaji con un candor desconocido entre los no muertos. Por otro lado algunos terminan por convertirse en decadentes sibaritas que se preocupan sólo de dónde vendrá su siguiente impulso de satisfacción sensual. Los Ishtarri apenas consiguen mantenerse a flote debido a que constantemente son distraídos por sus deseos, pero los Glotones que consiguen mantener el control son poderosos guerreros, líderes tribales y políticos, mediante el poder de su personalidad o su tremendo poder físico. Aunque un Ishtarri puede haber engordado por la glotonería, sigue teniendo el potencial para moverse como el rayo a través del cielo; aunque un Ishtarri puede parecer infectado por una enfermedad venérea, sigue siendo tan duro como el cayado de Cagn. Aunque los Ishtarri se llevan bastante bien con los demás Legados, esto ocurre porque los demás Laibon no son verdaderamente conscientes del verdadero potencial de los Ishtarri, considerándolos como frívolos, irrelevantes o perdidos en sus propios deseos.

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