Tlacique: Sirvientes del Sol

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Cuando los conquistadores llegaron a México, los Vástagos de Europa llegaron con ellos. Descubrieron ciudades tan grandes y prósperas como cualquiera en el Viejo Mundo. Los Vástagos también descubrieron vampiros ya viviendo allí: Nosferatu, Gangrel… y un linaje completamente nuevo no insinuado en el conocimiento más antiguo. ¿El Nuevo Mundo también presentaba un nuevo clan? Estos “Tlacique” afirmaban descender de Tezcatlipoca, uno dios de la noche y la magia negra, y muchos de ellos eran muy viejos y muy poderosos. Los Vástagos supusieron que Tezcatlipoca debía ser un Matusalén y los Tlacique una línea de sangre muy vieja, quizás de los Gangrel o de los Seguidores de Set. Cualquiera que fuera el origen, los Tlacique no tan solo influenciaban a las civilizaciones nativas. Gobernaban como dioses. Los Tlacique moldearon toda la civilización de los mortales alrededor de cultos de sacrificio de sangre. Los Tlacique intrigaron a los Vástagos, por decirlo finamente.

Los vampiros del Viejo Mundo no habían ostentado tal dominio abierto desde Cartago. Cada grupo autónomo de Tlacique, que consistía tan solo en un vampiro antiguo y su progenie, gobernaban una ciudad. A medida que las fortunas de la ciudad aumentaban o descendían, así hacía el prestigio de su grupo gobernante. El Impero Azteca surgió de una triple alianza de tres ciudades y sus grupos, quienes dominaban a la mayoría de otras ciudades y grupos de México. Al principio los aztecas mortales trataron a los españoles como invitados de honor (aunque peligrosos). Los Tlacique comenzaron negociaciones prudentes con los Vástagos. La Camarilla podría haber obtenido un octavo clan, sino fuera por la codicia mortal. Algunos grupos percibieron a los españoles como una forma para destruir el poder azteca y liberar a sus ciudades. Como registra la historia, varias tribus y ciudades se rebelaron contra los aztecas y se unieron a la causa española. Ellos, y los Tlacique, juzgaron terriblemente mal el poder y las intenciones de los españoles.

Los mexicanos vivos y no muertos tampoco esperaban la masacre indiscriminada por la viruela, una enfermedad nunca antes vista en el Nuevo Mundo. El Imperio Azteca se derrumbó y los españoles se apropiaron de todo. Los mexicanos mortales se convirtieron en siervos, trabajando hasta caer muertos para alimentar el apetito insaciable de los españoles por el oro. Correctamente o no, los Tlacique culparon a los Vástagos de la debacle. Puede que los españoles hubieran aplastado a los mexicanos mortales, pero entre los no muertos la guerra continuaba. Entonces llego el Sabbat y los Tlacique cometieron su mayor error. Los Tlacique decidieron que los enemigos de sus enemigos eran sus amigos; se aliaron con el Sabbat contra la Camarilla. Sin embargo, cuando finalizó la Jyhad, los Tlacique y el Sabbat por fin se miraron detenidamente uno a otro. Sus aliados antiguos rechazaron a los Tlacique. El Sabbat había copiado con entusiasmo muchos de los rituales Tlacique de sangre y muerte, pero olvidaron completamente su significado.

El Sabbat profundizó en el asesinato como un ritual de celebración, en lugar de como una ceremonia de fe. Los Tlacique vigilaban un orden divino; los ideales del Sabbat se oponían a ese mismo orden. A la inversa, los líderes Lasombra del Sabbat aún se consideraban católicos (de una forma retorcida y perversa) y apoyaron completamente la conquista mortal de los españoles y sus intentos por cristianizar a los nativos. Los Tlacique podían servir como aliados de conveniencia, pero aún seguían siendo paganos. A su vez los Tlacique lucharon contra el Sabbat, pero habían perdido demasiado poder y no podían cambiar con los tiempos. El Sabbat virtualmente destruyó al clan y diabolizó a sus antiguos. Los sacerdotes Lasombra bautizaban a conciencia a cada antiguo estacado antes de la diablerie, para que así el vampiro pudiera encontrar la Muerte Definitiva en un estado de gracia. Los Tlacique sobrevivieron en pueblos remotos, o por huir las insondables junglas de Sur América. Siglos después, existen menos de 200 Tlacique, dispersos desde Baja a Tierra del Fuego. A regañadientes, los Tlacique restantes comenzaron a juntarse en aras de la unidad. Esperan reconstruir su poder, localizar a antiguos dormidos olvidados para el Sabbat y finalmente retomar sus patrias. La guerra acaba de empezar.

Doctrinas 

Los Tlacique creían que su descendencia de Tezcatlipoca les daba derecho a destacar sobre los demás vampiros así como sobre los mortales. En México, tuvieron éxito; la rama peruana de la línea de sangre tuvo que transigir más con los Nosferatu y los Gangrel. Sin embargo, en cada cultura en la que los Tlacique ostentaban el poder, empujaban a la religión nativa hacia mayores sacrificios humanos. Los aztecas, por ejemplo, sacrificaban rutinariamente decenas de miles de víctimas cada año, arrancándoles sus corazones para alimentar al Sol, mientras estos Tlacique que podían permanecer despiertos durante las ceremonias a lo largo del día esperaban en cámaras ocultas bajo los altares, y disfrutaban de banquetes de sangre de proporciones épicas. Los aztecas, los incas, los mayas y otros pueblos creían sinceramente que sin estas ofrendas de corazones, el Sol moriría.

Los Tlacique creían que también jugaban un papel en este drama cósmico. Sus rituales y consumo de sangre preservaban al Sol a través de su muerte nocturna. A diferencia de los Seguidores de Set, su progenitor divino nunca expulsado. Tezcatlipoca era un dios turbulento que destruyó dos veces el mundo en accesos de resentimiento, pero ese es el tipo de cosas que hacían los dioses. De la misma forma, los Tlacique se permitían utilizar sus poderes divinos para fines vengativos, destruyendo cruelmente a cualquiera que les ofendiese, porque los dioses tenían ese privilegio. Antes de la llegada de los europeos, los Tlacique seguían una Senda de la Iluminación con ciertos aspectos que recordaban a la Senda de la Noche, de la Sangre y del Poder y la Voz Interior. Sin embargo, la destrucción de su medio ambiente cultura hizo que seguir esta Senda fuera imposible, así que ahora todos los Tlacique utilizan Humanidad. Como sus enemigos Sabbat, rara vez logran altas puntuaciones.

Organización 

La línea de sangre todavía no adaptado al nuevo orden social. Esto angustia a los antiguos, que recuerdan con cariño la altamente jerarquizada vida y no vida de las ciudades precolombinas. Los jóvenes deben veneran a sus antiguos, aunque sea solo por su experiencia en sobrevivir en territorio Sabbat. Por otro lado, los antiguos están lamentablemente fuera de lugar en el mundo moderno; incluso aquellos que no han pasado siglos en letargo ocultos en regiones rurales donde el cambio llegaba muy lentamente. La autoridad real en la línea de sangre pasó a los ancillae, vampiros lo suficientemente antiguos para obtener cierto poder y demostrar su aptitud, pero que todavía no están completamente atontados por el mundo rápidamente cambiante. Los ancillae deciden la política; los neonatos manejan los detalles que tienen que ver con asuntos en verdad contemporáneos; y los antiguos conceden su bendición, enseñan Disciplinas a sus jóvenes y realizan tareas que requieren gran poder mágico.

Originalmente todo los Tlacique provenían a la casta sacerdotal de la sociedad precolombina, la crema de su élite intelectual. Eso no ha sido factible durante algunos siglos. En su lugar, los Tlacique restantes Abrazaron a gente de los pueblos que continuaban las tradiciones nativas de la magia popular, como hechiceros, chamanes y hacedores de lluvias campesinos. Menos de una docena de Tlacique de la casta sacerdotal precolombina, los verdaderos antiguos de su línea de sangre, siguen activos (aunque incluyen algunos hechiceros de sangre desalentadoramente poderosos). Los ancillae y los neonatos son también principalmente gente nativa, con unos pocos mestizos.

En los últimos 20 años, los Tlacique expandieron su gama de reclutas para incluir guerrilleros por los derechos de los nativos y cualquier otro que piensen que podría ayudar a su causa. Los Tlacique rurales habitan en casas (o chozas) con sótanos bien construidos. Aquellos que dominan Fusión con la Tierra no necesitan en absoluto ningún refugio. Los antiguos animan a los miembros más jóvenes del clan a mantener productos de artesanía nativa en sus refugios si es posible. Aprender su forma de Taumaturgia automáticamente eleva la posición del Tlacique en el clan. Un Tlacique que carece de Taumaturgia nunca podrá ganar más de un punto en Posición. Infligir un golpe al Sabbat acarrea prestigio. Recuperar interés en el arte, las costumbres o la religión tradicional en la sociedad mortal también merece mérito, pero la verdadera Posición sólo llega a través de antigüedad, demostrar poder divino (Disciplinas y Taumaturgia) y éxito en la guerra.

Otras Notas 

Apariencia: Todos los Tlacique Antiguos son nativos centroamericanos. Los ancillae podrían ser mestizos. Recientemente los antiguos autorizaron mirar más allá de Centro América hacia las comunidades inmigrantes de Centro y Sur América en los Estados Unidos.

Creación del personaje: Los Tlacique buscan gente independiente, ya sea en su Conducta o en sus Atributos. Los neonatos deben sobrevivir en una región muy hostil. A este clan conservador no le gustan los rebeldes o los problemáticos, y las Naturalezas y Conductas reflejan esto. Los Atributos principales de un neonato Tlacique depende de por que el sire le escogió. Antiguos chamanes, hechiceros y gente así poseen principalmente Atributos Sociales o Mentales (y notablemente alto Carisma, ya que sus “poderes mágicos” son en verdad el poder de la sugestión y el conocimiento de la psicología, las hierbas medicinales, el tiempo y otros campos parecidos). Sin embargo, un guerrillero Abrazado como un mero soldado probablemente sobresalga en los Atributos Físicos. Los Tlacique conocen su propia versión de la magia de la sangre llamada Nahuallotl. Esta es su Disciplina ajena de clan más popular. La mayoría de Tlacique aprenden magia de sangre, así que es bastante aceptable para un personaje inicial obtener un punto de Taumaturgia a través de Puntos Gratuitos.

Disciplinas del clan: Ofuscación, Presencia, Protean. Serpentis es desconocido entre los Tlacique.

Debilidades: Aunque su linaje no puede ser trazado, los Tlacique en verdad son una línea de sangre Setita, ya que comparte la debilidad Setita. La luz del sol inflige dos niveles de daño adicionales a un Tlacique, y otras fuente se luz brillante (como bengalas de magnesio o focos) restan un dado a todas las tiradas de dados.

Tlacique (20 Aniversario) 

Contempla a los sirvientes del Sol. Los Vástagos conquistadores vinieron al Nuevo Mundo hambrientos de tierra y sangre frescas. Imagínate la sorpresa de sus corazones mohosos cuando descubrieron que ya había vampiros allí: Nosferatu, Gangrel y una Línea de Sangre que se hacía llamar Tlacique. ¿Era un nuevo Clan? No se hablaba nada de ellos, nada en absoluto en ninguno de los antiguos textos, y estos vampiros nativos ya eran antiguos y poderosos. Los Tlacique afirmaban descender del dios azteca de la noche y la magia negra. Los Vástagos europeos asumieron que este Tezcatlipoca debía ser el Matusalén Fundador de una Línea de Sangre muy antigua, tal vez Gangrel o incluso Setita. Lo que impresionó a los Vástagos del Viejo Mundo fue cómo vivían los Tlacique. No sólo influían a los mortales que había allí, sino que gobernaban abiertamente como dioses de un modo que no se conocía desde Cartago. Los cultos de sacrificios. Los ríos de sangre extática. ¡Imagínatelo! Son los hijos de un dios, reflejos del Espejo Humeante. Creían que esto los ponía por encima de mortales y vampiros. Creían que sus rituales y consumir sangre mantenían al Sol vivo y en movimiento. Tenían un lugar en el drama cósmico.

A diferencia de los Seguidores de Set, su progenitor divino jamás fue expulsado. Esos Antiguos dioses de Sangre negociaron cuidadosamente con los recién llegados. La Camarilla podría haber ganado un octavo Clan de no ser por su avaricia. Ya sabemos lo que los conquistadores hicieron a los nativos. Por ello, los Tlacique se acostaron con el Sabbat. No funcionó. Al Sabbat le encantan los rituales de Sangre, pero no comprenden su significado espiritual. Los Tlacique protegen un orden divino y justamente el Sabbat se opone a ese orden. La Espada de Caín diezmó a los hijos de Tezcatlipoca. Aunque muy dispersos, aún quedan algunos. Ocultos, se unen y renuevan su poder. Se extienden desde Centroamérica hacia América del Sur y del Norte. Desentierran a los Antiguos en Letargo a los que no devoró el Sabbat y Abrazan a nuevos Chiquillos. Nos hacemos sus amigos siempre que podemos. Compartimos un amor por los secretos oscuros y la hechicería primordial. Los ayudamos y los incitamos a vengarse. El Sabbat tiene algo feo en su garganta y ni siquiera lo sabe. Ciertamente, no se lo diremos.

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