La mayor facción de las Gárgolas está
constituida por las Esclavas que sirven a los Tremere.
Entre sus filas también se encuentran las más antiguas del
linaje y el mayor número de Gárgolas creadas
artificialmente.
Tras la rebelión de 1476, los Tremere realizaron
un intenso escrutinio entre sus servidores, eliminando a
las Gárgolas que mostraban más posibilidades de
desarrollar un pensamiento autónomo y rebelarse a largo
plazo. A continuación tomaron medidas para asegurarse
de que no se produciría una nueva rebelión,
incrementando las medidas de vigilancia y control.
Contrariamente a una creencia extendida entre la
Estirpe, los Tremere no suelen Vincular por Sangre a las
Gárgolas a su servicio. La razón es que en una Gárgola,
sobre todo si ha sido recién Abrazada o Construida, el
Vínculo de Sangre tiene efectos imprevisibles y
peligrosos que reducen su capacidad de servicio. Es
cierto que la Esclava desarrolla un intenso afecto por su
amo, sí, pero debido a sus instintos bestiales si no es
correspondida, de forma progresiva se sentirá frustrada y
entrará en un frenesí asesino.
Por otra parte, con una
mente primaria, la Gárgola comenzará a sentirse celosa y
a desconfiar de todo aquél que se acerque a su amo,
llegando incluso a atacar y destruir a todas las personas
que entren en contacto con su Regente. Cuando una
Gárgola Vinculada se encuentra sola sin la compañía de
su amo comenzará a ponerse nerviosa y a la mínima
oportunidad tratará de huir para reencontrarse con él. Por
estos motivos, aunque los Tremere pueden alimentar a
sus Esclavos con algo de su sangre para asegurarse una
mínima lealtad, no establecerán un Vínculo de Sangre
completo a menos que crean que la mente de la Gárgola
se encuentra lo suficientemente desarrollada como para
moderar sus impulsos bestiales y simplemente sabe
cuándo debe obedecer.
Los Brujos en cambio utilizan con frecuencia la
Dominación y otras formas de control mental para
mantener la obediencia de las Gárgolas, aprovechando la
desprotección de sus mentes. Algunos simplemente
introducen órdenes para evitar comportamientos
agresivos contra ellos o que desobedezcan, pero los más
hábiles son capaces de esculpir con maestría la mente de
sus esclavos, condicionándolos con órdenes
subconscientes y sutiles que se activan en momentos
inesperados.
Algunas Gárgolas que huyen de los Tremere
siguen sirviendo sus intereses sin saberlo y algunas
incluso han sido convertidas en auténticas “bombas de
relojería” que pueden activarse incluso varios años
después para cumplir el cometido que se les ordenó y
golpear en el lugar preciso. Tras varios incidentes, sin
duda exagerados, no es de extrañar que los Vástagos que
adquieren los servicios de las Gárgolas o quienes se alíen
con ellas se lo piensen dos veces, o tomen contramedidas
por si la fuerza de las Cabezas de Piedra se vuelve contra
ellos.
Las capillas Tremere siguen protocolos estrictos
en lo que se refiere a las Gárgolas: su número siempre es
menor al de los Brujos y el responsable oficioso suele
recibir el arcaico título de Señor de las Gárgolas o Señor
de los Perros. Suele ser una posición bastante ingrata y en
ocasiones peligrosa, ya que las Gárgolas suelen pasar
primero sobre su Señor cuando llega el momento de
rebelarse. Sin embargo, un buen Señor de las Gárgolas es
un Brujo experimentado y curtido, aprende a predecir las
acciones de sus subordinados y sabe sacar provecho de su
posición. Dependiendo del número de Cabezas de Piedra,
el Señor de las Gárgolas puede disponer de un ayudante o
de más o menos recursos.
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