Las Seis Tradiciones

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Las Seis Tradiciones forman el marco fundamental para el gobierno de los Vástagos. Aunque se interpretan de maneras muy distintas y reciben diversa atención por Príncipes y Concejos, son costumbres ancestrales que ningún Vástago iniciado de la Camarilla desconoce. Incluso si lo fueran, la ignorancia no es excusa para romperlas.

La Primera Tradición: La Mascarada 

No revelarás tu verdadera naturaleza a quienes no sean de la Sangre. Si lo hicieres, renunciarás a tus derechos de Sangre. 

La Primera Tradición es la única universalmente respetada, pero también la que se rompe más a menudo. Una alimentación descuidada con testigos, una exhibición vulgar de poder no-muerto, una confesión a un mortal amado. Estas cosas suceden, pero se espera que los Vástagos lo arreglen o sufrirán un infierno. El código del mundo del crimen “el que la hace, la paga” ni siquiera se acerca a describir cuán seriamente la Camarilla y los Anarquistas se toman la Mascarada. En la era de desafíos de YouTube, el clickbait y las fake news, las masas ignoran fácilmente una violación de la Mascarada, pero cualquier transgresión puede terminar con un equipo de operaciones encubiertas pateando la puerta de un refugio. Sólo los más fanáticos de la superioridad Cainita sueñan con una época en la que puedan gobernar abiertamente; el resto se ha enfrentado a la realidad: los no-muertos se comportan mejor como poderes parásitos tras el trono que como grandes depredadores o señores infernales de los dominios humanos.

La Segunda Tradición: El Dominio

Tu Dominio es tu responsabilidad. Todos los demás te deben respeto en él. Nadie puede desafiar tu palabra cuando esté en tu Dominio.

El dominio de un Príncipe es toda la ciudad, pero éste puede conceder derechos a quienes lo han servido, lo que permite a otros gobernar un distrito o una ciudad en su lugar. Esto crea una elaborada jerarquía de señores y vasallos que recuerda al feudalismo de la Baja Edad Media. Conocer la disposición de la tierra y quién tiene derecho a utilizarla es vital para navegar por los laberintos urbanos de la noche.

La Tercera Tradición: La Progenie

Sólo serás el Sire de otro con el permiso de tu Antiguo. Si creares otro sin el consentimiento de tu Antiguo, tú y tu Progenie seréis eliminados.

La superpoblación puede convertirse rápidamente en una seria amenaza para la Mascarada y tener que pedirle permiso al Príncipe para crear un Chiquillo es la mejor manera de evitarlo que se le ha ocurrido a nadie. Un compañero de tu propia Sangre es una de las cosas más deseadas por los Vástagos y algo que no pueden tener libremente. Por ello, es un regalo codiciado y una herramienta poderosa para asegurar alianzas. Las poblaciones de vampiros solían rondar uno por cada 100.000 mortales, pero estas noches, ¿quién puede decirlo? Algunas ciudades, como Londres, están casi vacías tras la aparición de la Segunda Inquisición y otras son colmenas de actividad de Sangre Débil.

La Cuarta Tradición: La Responsabilidad


Quienes creares serán tus propios hijos. Hasta que tu Progenie fuere Liberada, deberás gobernarlos en todas las cosas. Sus pecados son también los tuyos.

Estas noches, la liberación en la Camarilla es más una cuestión de iniciación que cualquier otra cosa. Si un Chiquillo no tiene lo que se necesita para unirse a la élite, es arrojado a los Anarquistas, para ser Cazado y pisoteado como el resto de los libres, si no es destruido por completo. Los Chiquillos aceptados, pero que escapan de Sires opresivos, siguen siendo su responsabilidad, por lo que el creador debe encontrar rápidamente a su Progenie rebelde. Y castigarla.

La Quinta Tradición: La Hospitalidad

Honra el dominio de otro. Cuando llegares a una ciudad extranjera, deberás presentarte a quien gobernare allí. Sin su palabra de aceptación, nada eres. 

En una era de juegos de espías y dominios urbanos aislados, la forma de aplicar esta Tradición se está polarizando. Hacer un seguimiento de quién está en tu ciudad es una tarea desalentadora en la era de los refugiados y ciudadanos globales, y algunos Príncipes respaldan activamente duras políticas de inmigración, construyen muros o se infiltran en los controles fronterizos sólo para estar al tanto. En general, los Príncipes renuncian a hacer cumplir esta ley o lo hacen de forma draconiana con ayuda mortal.

La Sexta Tradición: La Destrucción

Te está prohibido destruir a otro de tu especie. El derecho de destrucción pertenece sólo a tu Antiguo. Sólo el más Antiguo de entre vosotros podrá invocar la Caza de Sangre.

La Caza de Sangre es el castigo máximo en la sociedad vampírica. Normalmente la destrucción de otros Vástagos se ve como un pecado capital, pero cualquiera puede cazar y matar a los nombrados como objetivos de la Lex Talionis, la ley de la represalia. Hasta los Sangre Débil, los Anarquistas y los Independientes están invitados a la fiesta asesina. Todo vale en la Caza de Sangre y, si el que mata al objetivo lo drena hasta vaciarlo y reclama una parte de su poder (el terrible crimen de la Diablerie) que así sea. Ayudar a una Caza de Sangre es una buena forma de congraciarse con la Camarilla, por lo que unirse a una suele estar mal visto por los Anarquistas.
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