Los Arimateos

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Fundación: 30 A.D.

La historia de los Arimateos se remonta a las primeras noches terribles después de la crucifixión de Cristo. Sus sirvientes miraron mientras José de Arimatea, apresurándose a causa del Sabbath, bajó el cuerpo y lo puso en su tumba; ellos mismos montaron guardia la noche siguiente después del Sabbath, aunque tuvieron que huir heridos por el poder de cualquiera que fuese la fuerza divina liberada dentro. O así lo afirman. Alguna Vástagos que habitaban en Tierra Santa en aquella época sintieron interés en las historias de la resurrección. Después de todo, si este Yeshua fue tan poderoso como para derrotar a la muerte, podría ser capaz de impartir gran sabiduría a los vampiros, especialmente el secreto para romper la maldición de Dios. Sin embargo, a pesar de los muchos informes de las apariciones divinas en los días, semanas y meses siguientes a la Crucifixión (incluso después de la Ascensión del Monte de los Olivos), ningún vampiro podía afirmar haber presenciado una.

Muy poco tiempo después, la mayoría de los Vástagos atribuyeron todo el asunto a la invención de los humanos. Sin embargo, unos pocos todavía creían y tenían esperanza. Esos pocos se dispersaron a los cuatro vientos, siguiendo en secreto a los apóstoles y mandando informes de todo lo que ocurrió. Mientras espiaban en las crecientes congregaciones de Roma, Lyón y Colonia, llegaron a oír habar de milagros adscritos a una copa llevada hacia el lejano norte por José de Arimatea. La misma copa que el Señor había usado en Su última cena, decían algunos; otros sostenían que era la sangre que había recibido Su sangre cuando Su costado fue perforado en la cruz. En cualquier caso, la esperanza de los vampiros se renovó. Una copa que había contenido la sangre sacrificada de Cristo, incluso en un sentido meramente ritual, sería una reliquia poderosa para los bebedores de sangre. Querían encontrarla y descubrir sus secretos. Desafortunadamente, no eran los únicos interesados. Mientras se movían para reclamar su premio, éste desapareció en las manos de misteriosos guardianes, cuya identidad y propósito todavía permanecen desconocidos. Pero los Arimateos no desistían con facilidad.

Han pasado el milenio intermedio persiguiendo todas y cada una de las pistas que pretendan llevar a esta copa sagrada, o el Grial, como ahora se le llama. También intentan localizar otras reliquias de la Pasión, por varias razones: primero, para estar mejor armados contra el mal; segundo, para ganar un mayor conocimiento de Su sufrimiento y sacrificio; y tercero, para beneficiarse de cualquier atracción mística que pudiese existir entre tales objetos y su hermano más sagrado. Sin embargo, ésta es en gran medida una búsqueda secundaria. Los Arimateos atribuyen al Grial tremendos poderes, la mayoría de los cuales pueden remontarse a la leyenda humana del asunto. El Grial es el último vehículo de redención y transfiguración. La sangre sagrada dentro de él puede limpiar cualquier mancha de pecado, desde marcas de diablerie hasta la maldición Nosferatu o el Abrazo mismo. Quizá incluso pueda conferir verdadera inmortalidad o poderes angélicos... pero todos estos regalos pueden ser concedidos sólo si el que los busca es puro de corazón y propósito. Los miembros del culto desprecian casi universalmente su estado de no-muertos y buscan reconciliarse con Dios. No sólo esperan ganar la salvación para sus propias almas: se atreven a creer que si el Padre Caín bebiese del Grial, toda la raza de vampiros podría ser redimida. A causa de esto, persiguen rumores de avistamientos de Caín casi tan ávidamente como la tradición del Grial.

Como muchos Arimateos rehúsan a crear progenie (ya que es un grave pecado poner otra alma en peligro de tal modo), deben aumentar su numero por medio de proselitismo. El resultado es una mezcla extraña. Algunos adeptos irradian santidad y un propósito leal, mientras que otros son agónicos penitentes, simplemente dedicados a su búsqueda de visiones. Muchos se adhieren a leyes de pureza muy raras y estrictas, las cuales prescriben oraciones, mortificaciones, la mera precisa en que la vitae debe ser tomada y cosas por el estilo. Incluso se susurra que uno de los temidos Serafines de la Mano Negra del Sabbat es un miembro de los Arimateos. Una oportunidad para pasar un año entre los Arimateos sería una delicia para un historiador de lo religioso, ya que sus prácticas son consecuencia de los más primitivos días de la iglesia cristiana. No sólo eso sino que uno de los líderes del culto afirma haber residido en Jerusalén en la época de la Pasión. El ritual más sagrado de los Arimateos es una versión de la Eucaristía en la cual el vino sacramental es reemplazado con la sangre de un cordero; los practicantes afirman que el gusto de su cáliz en comunión es más dulce que el Beso mismo.

Hace relativamente poco (esto es, hace unos pocos siglos), los Arimateos han comenzado a intercambiar conocimientos con otro grupo, mucho más pequeño, que también estudia la tradición del Grial, pero sólo la que desciende de los mitos celtas. Aunque naturalmente, los Arimateos descartan cualquier idea de que el Grial es de origen pre-cristiano, reconocen que estos estudiosos Vástagos están buscando la misma iluminación y curación definitiva. Las relaciones entre estos grupos hermanos ha sido hasta ahora extraordinariamente amistosa, no obstante, todavía debe verse si la inminente Gehena la final les separará o los unirá más.
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