Parte 04: Las Argucias de la Bestia

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—iDe modo que intenta volver locos a esos chavales, para que sus amigos puedan poseer sus cuerpos? —pregunta Hannah. Asiento con la cabeza.

—A menos que pueda detenerlo.

Exorcismos

—¿Cómo? ¿Vas a buscar un curo que lo exorcice? Al principio creo que está bromeando, hasta que la miro a la cara.

—No es como en el cine, Hannah. Pronunciar unas oraciones y enseñarnos la Biblia no es suficiente ni por asomo. Para serte sincero, no hacen falta enseres sagrados para expulsar un demonio. Si consigues atrapar al demonio en un lugar y derrotarlo con fuerza de voluntad y fe, podrás ahuyentarlo. Lo que, ya puestos, es mucho más complicado de lo que parece.

—¿Qué hay del suelo sagrado, o de tirarle agua bendita a la cara?

—La tierra o el agua será tan poderosa como la fe que depositen en ella los mortales. ¿Cuánta gente sigue asistiendo a la iglesia y adora de verdad a Dios? Hace mil años, habría estado de acuerdo contigo, pero ahora encontrar un suelo verdaderamente sagrado o una pila llena de agua bendita de verdad es, por desgracia, muy difícil. No, ningún argumento de película de miedo va a acabar con Golgohasht. Tengo una idea, y como dijiste antes... tú eres mi red de seguridad. Le entrego un papel cubierto por un diagrama y unas líneas minuciosamente redactadas.

—Ya sé que no es así como realizarías la invocación normalmente, pero es la única manera de asegurar mi regreso del Abismo en caso de que Golgohasht me mate. Necesito que comprendas quién y qué era yo antes de darte el ritual. De ese modo, tendrás más posibilidades de traerme de vuelta. Hannah esboza una sonrisa melancólica.

—Ya veo. Vale, ¿cómo funciona esto?

La Invocación

Me estoy arriesgando con Hannah, pero confío en que me traiga de vuelta. El ritual de invocación es lo bastante exacto para rescatarme. También contiene la suficiente información errónea para evitar que un ritual de vinculación me convierta en su esclavo. Estoy casi convencido de que Hannah no me traicionaría, pero no puedo confiar en nadie tanto como para revelar nuestra mayor debilidad.

—El ritual de invocación es un hechizo típico entre los miles que abundan ahí fuera. Todo el mundo utiliza sus propios métodos, desde wiccanos como tú que invitáis a los espíritus hasta los paganos que emplean La Goetia, los numerólogos de la Cábala, los caballos la Loa... no hay una verdad absoluta. No importa una mierda. Lo importante en un ritual es la intención y la voluntad del convocante.

“Todas las cosas del universo tienen una resonancia armónica, una clave vibratoria a la que responden. ¿Has visto alguna vez esas imágenes de un punte en suspensión retorciéndose al viento? Quizá el viento sea de acero, pero el viento pulsa la resonancia adecuada y lo convierte en melcocha. El mismo principio se aplica a los rituales de invocación.”

—¿Cómo?

—El ritual en sí es un objetivo que enfoca a un ser o un grupo de seres en concreto. Quemar incienso, dibujar un círculo, entonar un cántico... todo esto ayuda a expandir la voluntad del convocante y a capturar al demonio en cuestión, además de proporcionarnos un lugar seguro en que manifestarnos.

—¿Un lugar seguro?

—Es muy importante. Los caídos estamos vinculados al Abismo, lo que significa que cuando estamos fuera de nuestro recipiente, sea éste un huésped mortal o un objeto, el Pozo intenta arrastrarnos de nuevo. El círculo ritual, no obstante, es una zona intermedia, un lugar seguro donde el Abismo no puede alcanzarnos y nosotros podemos interactuar con el convocante a su antojo.

“Los verdaderos rituales de invocación son raros porque se precisa tiempo y esfuerzo para localizar a quien quieres encontrar. Es como intentar encontrar a una Hannah al azar al otro lado del teléfono sin ayuda de un listín o una operadora. Los rituales requieren una búsqueda intensiva para desentrañar el protocolo adecuado para establecer contacto. Algunos lanzadores realizan someros trabajos de investigación, localizando una Casa infernal al completo en una especie de acercamiento al azar. Como disparar la escopeta contra una bandada de aves; alguna tendrá que caer, ¿no? También es la mejor manera de meterse en problemas. Si no seleccionas a tus invitados, quizá recibas una visita no deseada... o indeseable.”

—Vale. Ya lo he pillado.

—Sin embargo, a menudo, los lanzadores que se centran en toda una Casa lo hacen porque carecen de la información necesaria para seleccionar un blanco específico. Les falta un nombre.

“Los invocadores de verdad dedican un tiempo extra a encontrar el Nombre Celestial del demonio. De esa forma, suelen saber dónde se meten. Verás, los nombres resultan cruciales para un ritual, lo que divide los rituales en dos categorías principales y tantas menores que ni siquiera merece la enumerarlas. La primera categoría es la más amplia porque comprende Casas enteras. El segundo tipo de ritual utiliza el título de un demonio. Éste es el nombre a conjurar, porque es también el que emplean la mayoría de invocadores cuando buscan un demonio en concreto.”

Hannah asiente. Me siento culpable por no revelarle el tercer tipo de ritual, pero no puedo. El tercer ritual es generalmente exclusivo de ocultistas serios que se han pasado décadas estudiando nuestros Nombres Verdaderos. Los Nombres Verdaderos son la secuencia vibratoria exacta de todo nuestro ser. Es nuestra resonancia, nuestra frecuencia. Pulsarla significa que el convocante tiene acceso directo a nuestra psique y puede manejarnos como a marionetas, pudiendo convertirnos en sus esclavos.

El Segundo Gran Secreto

Hannah ha vuelto a casa y yo me encuentro en el tejado del edificio de apartamentos Siedlung Neutempelhof, frente al hospital donde atienden a Michael. Supongo que él es el que corre más peligro ahora porque es el que más cerca está de la muerte. Podría equivocarme, pero si Golgohasht necesita aliados y rápido, Michael será el primero de la lista. Si Golgohasht aparece, estaré preparado. Se podría decir que tengo su número, o al menos una parte. Todo lo que ha hecho hasta ahora ha dejado una serie de pistas que sólo los caídos podemos percibir. Cada pista es una huella dactilar vibratoria, una consonante de los numerosos segmentos que constituyen el Nombre Verdadero de Golgohasht. En términos simples, cada una de nuestras acciones delata nuestra naturaleza y estado. Casi todo el mundo se fija en los rasgos de la personalidad, pero nosotros somos más sensibles a las frecuencias que se comprenden entre sí.

En este sentido, el Nombre Verdadero es un término erróneo porque implica un título. No es así. Es literalmente lo que somos. Nuestro Nombre Verdadero es un conjunto de palabras que coinciden con las vibraciones que resuenan por todas nuestras formas. Pronunciar ese nombre activa el mecanismo de una caja psíquica que se abre automáticamente. Eso significa que para conocer el Nombre Verdadero de alguien, debes comprenderlo antes, y eso implica aprender todo lo que puedas sobre él. Todo lo que manipule, toque, hable o afecte con sus poderes sus poderes dejará tras de sí una pista de su mismo ser. Las manifestaciones de poder y violencia dejan un eco vibratorio en el aire que resuena con una parte de su nombre. Ése es el principal motivo por el que los demonios debemos andarnos con cuidado. Todas nuestras acciones delatan nuestra naturaleza y potencial debilidad. Afortunadamente, Golgohasht no esperaba llamar la atención de otro caído, por lo que no ha sido precavido. Ha dejado un auténtico rastro de pistas útiles.

La forma en que asesinó a los List dejó fuertes vibraciones allí donde utilizó sus poderes. Cuando supe que me las veía con un demonio, las busqué. También el modo en que forjó pactos con Michael y Richard, al igual que la manera en que segó su fe, me reveló más información acerca de su identidad. Lo mejor de todo fue que Ingrid me dio una pista muy importante sobre Golgohasht al revelar cuál era su propósito aquí. Más que eso, me dio dos sílabas del Nombre Verdadero de Golgohasht, percibidos durante los años que pasó junto a él en el campo de batalla. Por desgracia, aunque tenía una impresionante colección de palabras, no bastaba para pedir a Hannah que invocara o atara a Golgohasht. Casi todos los rituales de invocación son sólo la mitad de la ecuación, puesto que pocos lanzadores llaman a un demonio sólo para conversar.

La mayoría anhela secretos o poder, mientras que otros quieren sojuzgar al demonio. En cualquier caso, todos ellos incorporan un ritual de sumisión en el proceso por si acaso el demonio se niega a ayudar o a someterse a la esclavitud. Al utilizar solo el Nombre Celestial de Golgohasht, podría haber puesto en peligro la vida de Hannah durante el ritual, pero si fracasaba la sumisión, se habría liberado y habría ido a por ella. Peor aún, me habría descubierto, y la próxima vez me resultaría mucho más difícil localizarlo. No, mi mejor apuesta consistía en esperar hasta tener el nombre completo de ese cabrón antes de emplearlo contra él. Siento en ese momento una alteración en el tejido del tiempo y el espacio, radiando en ondas que confluyen en el hospital al otro lado de la calle. Golgohasht ha llegado.

Juegos de Poder

Golgohasht está en la habitación de Michael, probablemente intentando volverle loco de miedo. Puedo sentirlo... es otro aspecto de nuestras habilidades naturales. Todos los demonios pueden sentir a sus semejantes cuando empleamos nuestro saber o cuando nos mostramos en nuestra forma infernal. En este caso, Golgohasht destaca como una ola en el agua. Capto algunas vibraciones debido al uso de su poder, pero no es suficiente para añadir otra sílaba a su Nombre. Reviso rápidamente mis opciones, intentando decidir qué hacer. Estoy improvisando porque no quiero pelear en el hospital. Tengo que conducir a Golgohasht hasta el tejado, donde será más difícil que hiera a alguien. Lamentablemente, sus habilidades naturales son iguales a las mías, por lo que mis opciones son limitadas. Si revelo mi forma apocalíptica, se dará cuenta de inmediato. Somos criaturas territoriales por naturaleza, y más ahora debido al esfuerzo que tenemos que invertir en nuestras posesiones mortales, y creo que Golgohasht es más territorial que la mayoría. Irá a por mí primero porque me considerará una amenaza, y luego volverá a por Michael.

El problema es que así descubriré mi tapadera... como si tuviera elección. Busco en mi interior, un momento atemporal donde las órbitas excéntricas de las estrellas se dispersan por el firmamento. Abro los ojos a la miríada de permutaciones del Gran Designio para asomarme al futuro fragmentado. Se despliega ante mí sincopadamente, como reflejos atisbados en un espejo roto. Lo que veo es desalentador. Golgohasht es un Rabisu, temible incluso para una Casa de poderosos guerreros. Si llegáramos a las manos, me haría trizas en un momento. Así que si quiero derrotarlo, tendré que valerme de mi ingenio. Los Rabisu son valientes pero pecan de impetuosos. Tengo que provocarlo, obligarle a reaccionar sin pensar. Me muestro, como soy realmente, a este mundo devastado. Mis alas índigo surgen de mi espalda y me rodea un nimbo de luz de baja potencia. El reflejo repleto de cráteres de la luna aparece en mis sombras y, a semejanza de una antigua carta marítima, mi cuerpo se cubre de líneas y meridianos de luz amarilla. Golgohasht tiene que fijarse en eso. No tardará en llegar aquí. Doblego la luz a mi antojo, convirtiendo el aire en una quimera. He de ser sutil. No puedo combatirlo y desconcertarlo con meras pesadillas. Parte de nuestra habilidad natural nos hace inmunes a los efectos enajenadores. Es obra de Dios.

No podía permitir que nos afectaran los mismos juegos de luces que utilizada para amedrentar a los mortales, por eso nos dio la facultad de ver lo que hay en la chistera del ilusionista. Somos inmunes al miedo inducido, pero eso se debe a que hemos visto y vivido terrores que ninguna ilusión podría igualar. Golgohasht probablemente ignore mis intentos por asustarlo y se lance directamente a mi cuello. Sea. Verá a través de mis espejismos y creerá que me ha derrotado, y así bajará la guardia. Siento otra llamada de poder procedente del hospital... Golgohasht debe de haber recurrido a su control sobre la carne y el hueso para moverse más deprisa. No me queda mucho tiempo, pero no puedo permitir que planifique su ataque. Debo espolearlo para que se precipite. Lleno mis pulmones de aire y exclamo la primera sílaba del Nombre Verdadero de Golgohasht. En algún lugar del hospital, un chillido de pánico estremece las paredes. Golgohasht no tiene otra opción que venir a por mí. Cree que su misma naturaleza depende de ello. Entono la segunda sílaba. El demonio se abalanzará sobre mí, lo que significa que Golgohasht utilizará su forma apocalíptica para alterar el cuerpo de Jeremy y transformarlo en una máquina asesina de músculos, dientes y garras. Cada Casa tiene un semblante distinto que altera la forma de nuestros cuerpos mortales.

Es una sombra de su auténtica forma antes de que Dios nos despojara de gran parte de nuestro ser. Es también a lo que me refería cuando le conté a Hannah que el cuerpo humano puede manifestar casi cualquier cosa si dispone de fe suficiente. Estas mejoras físicas son aspectos de nuestra esencia que podemos destilar en la carne y el hueso, insuflando en los tendones y los músculos poder suficiente para moldearlos a voluntad. Golgohasht trepa como una araña hasta el tejado del edificio. Refulge en un nimbo de luz negra, con martillos de carne y dedos afilados donde deberían estar sus puños, con dientes de sable flanqueando sus distendidas fauces de insecto. Sus ojos afacetados son ascuas al rojo blanco. También yo me sé algunos trucos. Para cuando Golgohasht me ve mis alas se han transformado en cuchillas. Salta, pero leo la madeja del destino y me aparto un instante antes de que golpee con ambas manos. Se pone de pie enseguida. Mis alas baten el aire vacío cuando se agacha para esquivar mi ataque. Gira e impacta con un antebrazo enorme en mi torso. Vuelo de espaldas, consciente de que piensa abalanzarse sobre mí en cuanto aterrice. Como era de esperar, aterrizo sin control y tengo a Golgohasht en mi pecho, vociferando igual que una bestia enloquecida, desgarrándome con sus zarpas.

Doblego las fuerzas restringentes del cosmos, imprimiendo aceleración mediante mi fuerza de voluntad para lanzarlo a treinta metros de distancia. Queda suspendido momentáneamente en el aire, manipulando a su vez las fuerzas fundamentales, antes de estrellarse contra el tejado. Dispongo de un segundo para planear mi siguiente movimiento. Sin embargo, vacilo. Estudiar el Gran Designio me permite atisbar el futuro, ver los numerosos resultados posibles de este encuentro. Cuesta cribar el torrente de información en el mejor de los casos, con tiempo de sobra para reflexionar, pero ahora... Debo tomar la decisión adecuada, elegir el único curso de acción que devolverá a Golgohasht al Pozo. La única forma de encontrar esa fina aguja de esperanza en este inmenso pajar de posibilidades consiste en recurrir a la oscuridad alojada en el fondo de mi cerebro. Es increíble cuánto ayuda a concentrarse el antiguo odio. Si me abro a las tinieblas, sabiendo que me dejará marcas, perderé parte de la humanidad que tanto me ha costado conseguir. Todo por el bien de un puñado de críos mortales que de todas maneras no serán más que polvo dentro de cien años. Claro que, si permito que Golgohasht los devore, ¿en cuánto se reducirá mí alma? Se diría que estamos abocados a sacrificarnos por la humanidad. Sólo puedo rezar para que merezca la pena. La oscuridad es dulce, inunda mi cerebro mientras mis labios forman palabras de poder y las líneas de la casualidad se extienden ante mis ojos.

Veo que Golgohasht se pone de pie, con sus largas garras negras tendidas hacia mí. Cientos de posibilidades centellean ante mí, pero las sorteo con seguridad, impulsado por mi rabia, buscando la única ocasión de derrotar a mi adversario. Cuando la encuentro, mis labios se retraen para dibujar un rictus asesino. Más palabras de poder crepitan en el aire cuando doy forma a la luz que nos separa, y un simulacro perfecto de mi ser corre por el tejado al encuentro de Golgohasht, blandiendo una espada de fuego elemental. Al mismo tiempo yo corro por la cornisa del tejado, extendiendo mis alas para alzar el vuelo. Se ríe, un sonido espantoso semejante al de huesos quebrándose. Distingue el espejismo de inmediato y salta sobre mí como un león, con las largas garras apuntadas a mi garganta. Veo cómo se desarrolla la escena en mi cabeza. Si me mueve un instante demasiado pronto o demasiado tarde, Golgohasht me arrancará la cabeza. Me descubro rezando al Lucero del Alba cuando me giro, arrojándome de espaldas lejos del tejado.

Golgohasht choca conmigo. Sus colmillos amarillos están a meros centímetros de mis ojos, su aliento pestilente penetra en mi nariz. Caemos, pero el Rabisu está poseído por la sed de sangre, lacerándome los costados y los brazos con sus garras aserradas. La agonía es indescriptible y siento lo cerca que estoy de la muerte. Golgohasht también, pero el sórdido placer que siente lo ciega ante el peligro. Despliego las alas y giramos en el aire, hasta que Golgohasht se sitúa entre el suelo que se aproxima y yo. Cuando cambiamos de posición, sondeo de nuevo las fuerzas fundamentales y caemos más deprisa, a una velocidad mortal y más. Los ojos leoninos de Golgohasht se abren desorbitados y comienza a comprender que ha sido engañado, pero es entonces cuando abro las alas de nuevo y el Rabisu, más pesado, cae en picado, desgarrándome los brazos y el torso hasta el hueso. El muro alto que rodea el apartamento de edificios está rematado por púas de acero forjado, más decorativas que otra cosa, pero servirán a mis propósitos. Golgohasht se estrella contra ellas con tal violencia que resquebraja la piedra que las sostiene en su sitio y desaparece en medio de una nube de mampostería pulverizada. No aterrizo sino que me desplomo.

Los demonios podemos recurrir a la fe para curar casi cualquier herida, pero el daño que me ha infligido Golgohasht es extraordinario. Veo una lluvia de gotas escarlatas que mojan las piedras del pavimento y me pregunto si me desangraré hasta morir antes de convertirme de nuevo en Liebner y trastabillar los escasos pasos que me separan del hospital. Golgohasht no yace entre los escombros al pie del muro. Sólo el cuerpo destrozado y ensangrentado de Jeremy List, asaeteado por media docena de lanzas de hierro. Ni siquiera el temible Rabisu podía reparar el daño masivo provocado por la caída. Una parte de mí esperaba que siguiera cayendo, chillando de rabia y dolor mientras se precipita al Abismo que lo aguarda. Me desembarazo de mi forma apocalíptica cuando salen los primeros ordenanzas del hospital y corren hacia mí.

El dolor es inmenso, ocupa el mundo entero, y lo recibo complacido, rezando para que su calor cauterizador elimine la negrura que he vuelto a alojar en mi corazón. Sé que no voy a tener tanta suerte, como también sé que la batalla con Golgohasht no ha terminado del todo. Escapó del Pozo una vez y volverá a hacerlo. Es sólo cuestión de tiempo hasta que consiga atravesar la Vorágine y regrese a este mundo maltrecho y magullado. Quizá para cuando llegue ese momento haya conseguido borrar la mácula de mi alma, pero si tengo que volver a entregarme a las tinieblas para evitar un mal mayor, lo haré. Hemos perdido el Cielo para siempre, y el Infierno ya no puede retenernos. Lo único que nos queda es este mundo, y lo que decidamos hacer de él. Personalmente, pienso que merece la pena pagar cualquier precio.
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