Artes Demoníacas

Todos los Kuei-jin llevan la mancha del P'o, una condición que se refleja en sus Artes Demoníacas. Estas Disciplinas se originan en el Demonio y extraen de él su fuerza. No se puede aumentar un Arte Demoníaco por encima de la puntuación de P'o. Todos los personajes aprenden al menos una de estas Artes tras el Segundo Aliento, y los chih-mei las emplean de forma instintiva. Algunos personajes podrían preferir no cultivar estos aspectos de su personalidad, pero por desgracia, el P'o suele insistir en lo contrario.

Mientras el personaje emplee las Artes Demoníacas no podrá usar ningún Arte del Alma, salvo Chi'iu Muh. Por lo general, la invocación de un Arte Demoníaco permite al P'o manifestarse en la conciencia del Kuei-jin. Será necesario realizar un gran esfuerzo para evitar un frenesí o una toma de control por parte del Demonio mientras se empleen estas Disciplinas. Cada vez que se invoquen estos poderes, el personaje deberá hacer una tirada de Naturaleza de la Sombra para evitar perder el control.

Poderes Sobre Nivel 5

El P'o es poderoso; a veces, demasiado. Aquellos que están dispuestos a liberar las energías de la bestia de su interior, ya sea voluntariamente o no, pueden obtener poderes asombrosos con su Chi Demoníaco. A medida que su yo más bajo crece en poder, también lo hace su potencia.

En la Cuarta Edad

Las Artes Demoníacas también son iguales. El Viento Negro, el Dios-Cuerpo del Demonio (o Shintai Demonio), Tejer el Infierno, Montaña de Hierro y Kiai funcionan como siempre. Se pueden adquirir puntos en cualquiera de las Artes Demoníacas, excepto Tejer el Infierno, que se reserva para los temidos akuma, servidores de los Reyes Yama. El Kiai es una Disciplina de reciente aparición, una síntesis del tormento interior del los Wan Kuei con nociones budistas de poder espiritual, pero goza de una gran popularidad. "Dios-Cuerpo del Demonio" significa lo mismo que "Shintai Demonio", y el cambio es más de estilo que de contenido. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque el Yomi es formidable en la Cuarta Edad, no se han perdido todavía todos los vestigios de la idea original de purificación divina. Las formas demoníacas de la Cuarta Edad reflejan una mezcla de los elementos monstruosos comunes de la Quinta Edad y una corriente anterior de furia justiciera. Invocan al miedo al descenso de un poder celestial, así como a una amenaza infernal creciente.