La Ciudad Subterránea es precisamente eso: una ciudad. Puede albergar a 70.000 personas en caso de ataque aéreo y dispone de unas noventa entradas repartidas por todo Qianmen, la mayoría olvidadas o escondidas en los almacenes de la superficie o en callejones oscuros. La Ciudad Subterránea es una mezcla de la arquitectura de defensa civil de la Guerra Fría (existen varios centros de comunicación por todo el complejo) y el naciente capitalismo chino. Para los pocos Vástagos que residen en Pekín, este lugar es el paraíso. El Giovanni que dirige el mercado negro de la ciudad, della Passaglia, suele recorrer por la noche el lugar, en el que hay gente a todas horas. Un hotel de 100 habitaciones sirve como escala para los Vástagos que llegan a la ciudad y los restaurantes y teatros seducen a los nativos y a los turistas, proporcionando a los Cainitas un banquete de vitae.
La Ciudad Subterránea es un reino de facto para della Passaglia, aunque solo lo conserva gracias a la aprobación del Ancestro Ch'ang. Esta tolerancia se ha visto amenazada en los últimos años, especialmente tras las demostraciones democráticas de 1989. Della Passaglia podrá tener en sus manos la economía sumergida de Pekín, pero Ch'ang tiene en las suyas la base del poder Giovanni. La Ciudad Subterránea solo ha sido edificada en parte, siendo el resto cavernas excavadas desde hace treinta años; los Kuei-jin de Pekín conocen sus giros y recovecos tan bien como della Passaglia, si no mejor. Como el lugar está conectado con el metro de la ciudad, que se adapta a las viejas murallas de Pekín, teóricamente es posible para los Catayanos infiltrarse en el lugar en grandes cantidades.
Algunos wu ambiciosos ya lo han hecho, empleando las cavernas sin transformar para atacar a los desafortunados Cainitas. Della Passaglia se ha quejado al Ancestro en numerosas ocasiones, con resultados no siempre satisfactorios. Como no puede arriesgarse a ofender a Ch'ang, el Giovanni a redoblado su protección, temiendo una invasión a gran escala de un momento a otro.
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