Singapur, uno de los dragones financieros del Reino Medio, está comenzando a recuperar parte de la gloria nostálgica anterior a la Segunda Guerra Mundial. A este puerto al sur de Malasia llegan bienes y servicios de todo tipo, tanto legales como ilegales. Aunque la ciudad hace todo lo posible por presentar un aspecto limpio y sofisticado, muchas zonas muestran el claro sello de la dictadura.
La ley en Singapur es absolutista; los castigos son rápidos y eficientes y los delitos van desde mascar chicle (es ilegal y se puede saldar con una paliza en la comisaría) hasta la venta de drogas ilegales (penado con una paliza en la comisaría, varios años de prisión pudriéndose y una bala en la cabeza al final del camino). Los Vástagos occidentales que llegan hasta este refugio con conscientes de que ni el gobierno ni las embajadas son de ayuda alguna, por mucho que Dominen a todos los oficiales consulares. La ciudad es una mezcla de gentes de todas partes de Asia y Europa, por lo que los Kuei-jin no tienen muchos problemas para mezclarse entre los dos millones de habitantes. Aunque la población es pequeña si se la compara con otras ciudades del Reino Medio, el ajetreo y el movimiento compensan de sobra esta relativa carencia.
La Carretera de la Arboleada
La vida nocturna de Singapur se centra en la Carretera de la Arboleada, donde se pueden encontrar bares, salones de tatuaje y burdeles totalmente secretos, siempre atentos a los agentes de la ley. El Mono de Plata, un establecimiento en el cruce de las Carretera de la Arboleada y Scotts, recuerda el escenario de una película de Indiana Jones con caoba, mimbre, ventiladores en los techos y plafones con pergamino amarillo. En la década de los 30, antes de la invasión japonesa, el Mono de Plata era un punto de reunión para los pilotos y aventureros que viajaban con frecuencia a la región. Evoca gran parte del encanto de aquellas noches con un piano, una cantante y un pequeño casino trasero. El wu de la Corte Dorada que gobierna la ciudad permite al local funcionar sin molestias, ya que se le considera una valiosa fuente de información y de víctimas.
El Barrio Chino y la Pequeña India
Estos dos barrios étnicos parecen recién sacados de un museo. Los proyectos de "restauración" se extralimitaron con a pintura brillante y el toque hortera, por lo que muy pocos turistas visitan estos barrios por su falta de "autenticidad". Por supuesto, eso es durante el día. Al caer la noche las dos zonas se llenan de Kuei-jin del continente y de las Cortes Doradas. Camuflados por la atmósfera "cutre asiática" de estos barrios, los refugiados de las Cortes Doradas, de Hueso y de la Llama operan sus tríadas y sociedades secretas. El Distrito Histórico del Barrio Chino está junto a la zona financiera de Singapur, por lo que los Kuei-jin con puestos importantes en la jungla empresarial suelen tener despachos en este barrio. Desde ellos canalizan el contrabando y las operaciones de blanqueo de dinero mediante una red de bancos y casas de inversión.
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